viernes, 14 de noviembre de 2014

Hay un día de luz y otro de sombra

   El jefe se presentó a las 10 de la mañana con este texto, que leyó despacio.

 Si amas la poesía, amas la claridad. / El objeto de la literatura / no es inventar enigmas para iniciados cursis. / Su meta es reflejar anhelos, angustias / y emociones reales de la especie / en un espejo imaginario. / Y hacerlo de la forma más nítida posible.

Aunque intentó recabar opiniones a favor y en contra, nadie se definió antes que lo hiciera él. Algo hemos aprendido en tantos años. Por las insinuaciones nos pareció que era partidario y que quería conocer el nombre del autor. Recuerden que comenzamos el curso con lo de Sánchez Rosillo, lo que da una pista de sus actuales inclinaciones.  Preguntó ¿van por ahí los tiros en la poética actual? Y se contestó, lo que haya de pensamiento en lo lírico ha de ir ligado a los asuntos diarios, palpables, algo así como se gustan y buscan la pared y la yedra. Los poetas deben escribir para aguijonear con temas cercanos y que no duelan a la comprensión, que se resuelvan bien, con sorpresa y deleite si puede ser. Y sin evitar la crítica a costumbres, mandamases o situaciones, eso gusta, las gentes desean ver que los poetas habitan el mundo de lo real. La otra poesía, insistió, es un estorbo, lo prescindible. Tal como están las cosas, a la redacción todo lo que él diga le parece bien. Estad, continuó, atentos al nuevo premio Blas de Otero, se titula Mala letra y va por esos caminos de la complicidad con el lector. Quiero vuestras próximas crónicas atentas a este concepto. No debemos perder el hilo de los tiempos  Habló la becaria, que no cobra, ni perderlos ni marcarlos, propongo que sean los lectores quienes marquen el hilo de los tiempos, porque se mojen también, y nosotros informemos sin sectarismos.  El jefe, sea, pero si encontráis al autor de la cita me gustaría saludarlo.

1. Martes

Luis A. de Cuenca

   Siempre hay una primera vez: Mientras luz estuvo en el Centro Riojano de Serrano 25. Excelente cocina. Vino excelso. Entre las actividades culturales que mantienen hay un ciclo de poesía, segundos martes de mes, que dirige Rosaura de la Cueva. Día 11 de noviembre y Luis A. de Cuenca. Quiso leer. Tal vez cansado de verse expuesto para otros en tantas presentaciones. Y leyó puntualísimo. Repitieron una, varias veces, que a las 8 debía partir hacia Cáceres para fallar un premio. Leyó sin prisas. Antes escuchó, en la salutación inicial, a un representante del Centro Riojano decir que eran hermanos “pilaristas”. Qué cruz. Leyó con la elegancia habitual y limpia de su estilo. De Cuaderno de vacaciones, que ha editado la pasta dura de Visor. Es su segundo pasta dura, tras El reino blanco. Luis A. escribe en verano, en la Costa Brava, de ahí se entiende el nombre. Escribe instalado ya en la poesía como juego, desprovista de transcendencia, sobre todo en el lenguaje. Parece odiar lo ampuloso, lo impostado en el decir. Lo cursi, dice él, de los poetas que se sienten importantes, voces de futuro. Leyó seguido, sosteniendo el libro, sin apenas comentarios situacionales. Hubo una primera parte más oscura de intenciones, por reflexiva. Se excusó diciendo que como había poetas en la sala, igual entendían. Y una segunda en donde la claridad y la ironía se impusieron contundentemente. Poemas como el del diálogo del amo y el esclavo, el de sus vivencias por la movida madrileña o el de la basura genética logran lo que pretende, que el poema sea un dardo sencillo que conmueva y/o excite. Que convierta al lector en diana. Y que el lector lo sepa. Como leyó bien y pronto, hubo tiempo para un coloquio que, comenzado con timidez, nos permitió escuchar aquello de quien piensa claro escribe claro o un primer intento de definir la poesía objetivista, y el reto al poeta José Luis Morales, allí presente, de que lo concretara. También para aclarar que el verdadero juego poético elude lo confesional, y que la situación socio-política de España le produce una inmensa tristeza. Como trajo unos cuantos ejemplares, pocos y a 20 euros, que dijo haberle entregado su editor, se celebró ceremonia de firmas mientras el Centro Riojano servía un vino a los 57 asistentes. A las ocho, la hora convenida, con prenda de abrigo en una mano, acarreando el trolley con la otra, partió a las tierras extremeñas.  El premio Cáceres Patrimonio de la Humanidad recayó al día siguiente en Marisol Huertas.   

2. Jueves
Pedro Provencio en Favorables

 Vuelve Favorables, vuelve Suñén, Juan Carlos a CentroCentro de Cibeles. Tercera temporada. Vuelve con una programación libre de ligazones generacionales ¿más a su gusto? Algo provocativa también por salirse de lo ya trillado. Pero con mucho riesgo. Quedó claro el 13 de noviembre, segunda sesión con Pedro Provencio, antólogo que fue, poeta todavía. Su último libro intentó darles voz a las víctimas de los trenes de Atocha. Despachó la tarde con un poema de 19 folios que leyó de un tirón sin apenas levantar la vista. Libro poema, dijo, complementado con notas explicativas que, preparadas para edición escrita, pueden constituir poemas independientes. Algo así, pensábamos como lo de TS Eliot y su tierra baldía, por remitirnos a lo más conocido. Su propuesta puso a prueba a los 17 asistentes. Y es que la cosa va de conflicto identitario entre el yo, el tú, el él, el nosotros, el ellos… y otros pronombres. En especial el tú y el yo a los que designó con la letra A y el él al que designó con la letra B, por aclararnos o aclararse, creo. Anotamos, de oído, algún verso “Si A vemos que nunca es B” / “Vértigo del tú mirando al exterior del yo” / “A se ramifica gracias a la sabia elaborada en B” / “Quise ayudarte pero mi yo no avanzaba” / “Nunca descansan los culpables”. Este último me gustó especialmente. Escrito desde la pulcritud en los modos, no édito aún, leído con humildad y sabiduría, el ríopoema está concebido, según pudimos apreciar, desde un tono conversacional intenso y cercano con el hombre que le sostiene y acompaña. Y aunque fue arropado con la lectura de algunas de sus anunciadas notas explicativas, debo reconocer cierta dificultad para una asimilación inmediata. Juan Carlos Suñén prefirió en esta ocasión dejar la entrevista para el tiempo posterior. Calificó el texto de impresionante, dijo que le sonaba a Juan Ramón y por la intención a Espacio. Pedro dijo que le tienta el libro poema. A todo estuvo atento, en primera fila, el crítico y poeta Miguel Casado. Y hasta aquí podemos informar porque debimos ausentarnos, con pesar, antes de que la cosa terminase. El jefe nos esperaba en un bar cercano. A donde pronto llegó Maxi Rey con la cámara. Juntos fuimos a La Siega, era jueves, a escuchar la poesía flamenca de David Morello. Contrapunto.    


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