viernes, 4 de octubre de 2013

Gentes en torno al fuego


No es David Morello Castell poeta de juegos. Ni florales ni líricos. No busca los arreglos ni los deslumbramientos. Ni métricos ni fónicos. Hay demasiados poetas que se dedican a adornar las calles, los salones, los escaparates. Y son necesarios. Hay ya demasiados poetas que se dedican al poetiqueo y a las felices crónicas de sociedad. Otros a la denuncia urgente. Y todos son necesarios. Tampoco es poeta de hallazgo fácil, de la ironía chocarrona, del contentar el gusto de los oyentes con alusiones a lo actual, con el guiño.  No lo tiene fácil entre sus contemporáneos. Tal vez porque es un poeta.

Tal vez porque es un poeta a la antigua usanza, de los que piensan en el hombre, de aquellos que le toman como objeto y sujeto de su preocupación. Del hombre como individuo, del hombre único y no necesariamente solo, del hombre como proyecto siempre inacabado. David Morello es poeta radical tras el tono educado de su gesto y su verso. Hay algo –mucho- del Otero existencialista, de José Luis Hidalgo, aunque tras ellos, después de ellos, haya descorrido la cortina engañosa de Dios, ese visillo que oculta con promesas la cegadora luz del dolor humano en las ventanas. Del dolor físico a veces. Y siempre del dolor que producen los otros, advertida o inadvertidamente. Los otros, esos que existen, pululan, ciegan caminos, cortan alas. Conspiran. Los otros: simplemente los hombres que rodean al hombre. Al autor sí, pero a cualquiera que desde la conciencia indemne desea ser hombre. Único y hombre. No es David Morello poeta que levante escaparates, no. Tampoco hay moraleja, ni monserga vacía, su verbo atiende sólo al fuego del existir. A lo que quema.

 Lo confirmé el pasado viernes -27 y septiembre-. Tal vez se dieran cuenta también de ello las casi 100 personas - ¡cuántas mujeres, cuántas!- que acudieron a escucharle al Comercial. Gentes en torno al fuego. Todo era evidente. En Retorno de la voz, su anterior libro, la memoria y la vida de su padre parecía centrar su preocupación, aunque dejó sospechas. Confirmé que no se trata solamente de eso, sino del padre como paradigma. Del padre como hombre ante los hombres. Requiem por un hombre cualquiera fue presentado por Manuel Lacarta, poeta de estilo y escritor queridísimo en Vitruvio, casa matriz también de David Morello. Pablo Méndez estuvo en la mesa. Leyó David con la emoción serena de quien sabe lo que lee, cuanto lee. De quien sabe que escribir duele, y que es necesario escribir lo que duele.  Leyó. Voz por sabia mano manejada. Perfecta en la intención. Demorada y cortante. Subrayadora. Un aliento que respiraba dignidad. David, cantaor abrazado al flamenco, quiso terminar levantando el martinete que proclama uno de los poemas del libro. Melancolía de la vida que nos amarra. Yugo – dice él- del mundo florecido.  David Morello Castell es un poeta.
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VIII

Me falta oxígeno 
para construir la teoría de un hombre cabal 
para ponderar con acierto el valor de las cosas 
más allá de la ardorosa sierpe 
del látigo de la emoción. 
Mientras las estadisticas tienen sus librerías 
repletas de reflexiones, los desgaciados 
vestimos las paredes con el recuerdo 
el color del tiempo vivido, 
sacamos la dignidad de los cajones 
y pisamos cuando podemos las calles 
con la desnudez y el miedo de los animales 
que han deshabitado el hombre.


4 comentarios:

Manuel dijo...

Una vez más, Paco, gracias por traerme una lectura que me hace albergar esperanzas en este mundo tan lleno de cosas zafias.

Aunque breve la muestra, suficiente para creerte cuando dices "No es David Morello poeta que levante escaparates, no. Tampoco hay moraleja, ni monserga vacía, su verbo atiende sólo al fuego del existir. A lo que quema."

Lástima no haber llegado aún a la facultad de ser ubicuo.

Un abrazo.

fcaro dijo...

Lamento, Manuel que no pudieras asistir. David es un gran tipo, un gran poeta también en opinión de Mientras la luz. No se puede ser ubicuo, pero hay que intentarlo. Mi mejor abrazo.

Verbo Azul dijo...

Aunque ya parezca reiterativo el asunto de la ubicuidad, tenía tres opciones,Rivas, David y Poetas en la calle con la gente del 15M de Alcorcón. Tuve que decantarme por lo último que era el primer compromiso. He tenido el placer de conocer al poeta y su paisaje hace poco tiempo, pero su seriedad poética y vital me parecen profundamente necesarias.
Mis respetos

MTeresa dijo...

Muy interesante,
es importante la génesis poética,
siempre se agradece la luz que brilla
entre el gris cotidiano.