Jesús Díaz y Magdalena Casala (Fotografía de MC Barri) |
Decían los clásicos que la poesía es siempre primavera (vale alterar el orden). Alberto Infante, inquieto y amigo, ha querido ser amable con ellos. Lleva años organizando lo encuentros de Poesía en Primavera. Serie que organiza en colaboración con Jesús Ayuso, el responsable de Fuentetaja, librería con respiración asistida, pero abierta, necesaria. Antes celebraban sesiones en los locales de cercano Icade, ahora en su madrileñísima cueva, de rojos y felices ladrillos, que ocupa los sótanos de la librería, Nueve poetas, tres por tres días, 6, 7 y 8 de mayo, han leído, preferentemente inéditos, a un público menguante. De Pablo Méndez y Miguel Galanes, dos largos poemas han dejado recuerdo, el de Pablo de mágica cotidianeidad dramática, el de Galanes de una decidida tensión metafísica. Ana Montojo, reclamadísima para lecturas, mostró su porqué. Como Montse Cano, que termina de reeditar su Arqueología. Magdalena Lasala, fugaz, vino desde Zaragoza: leyó poemas a caja, la última moda. Abrió el lunes José Félix Olalla, sin novedades en su poemas conocidos y cerró el miércoles Jesús Díaz Hernández, con sanos inéditos. Entre todos ellos, dos mujeres de Amargord: una, Laura Labajo, poeta de un solo libro, de lenguaje tan descarado como tierno, perseguidos sus poemas por la sensación de culpa y de daño, y anhelante de la fugacidad del placer, de las razones de su posibilidad. Otra, Eva Chichilla, es poeta que pretende escapar de la definición, de sus límites y vivir en un disturbio consentido: no ser reparada, tantear, pervertir, asomarse, escapar siempre después de haber nombrado.. Para Eva, el poema reside donde no se le busca.
Marina Tapia y Agustín Ostos (Fotografía de Ángeles Fernangómez) |
Pocos agitadores de la poesía madrileña con el pasión de Rosa Jimena y de Manuel Martínez-Carrasco. Van cerrando su tercera temporada de sidecares. Recitales a dos que procuran la agitación provocadora. Nunca sabemos quien conduce, quien es transportado. Para el del jueves 9, Marina Tapia, clara salinidad chilena, vino desde Granada a leer poemas comprometidos con la carne y con el viaje. Frente a ella, devolviéndole los ojos, Agustín Ostos, nuevo en la plaza, pero con buenos informes de Jaime Alejandre. Ella más sólida, él en construcción, pero con buen andamio. Distrajo al personal con relatos de viajes –qué más da si ficticios o ciertos- que introducían los poemas. Tan bien tramados, que pasaron por más poemas que los poemas normativos. El público de Libertad 8 lo vivió en grande. Aquí siempre se potencia la gestación, lo por nacer. Poesía en Sidecar aprovechó para anunciar su bien compuesta antología anual. No paran. Magnífica. 10 euros. Están todos los que han bebido la temporada, incluido el sorbo de la exitosa María García Zambrano.
Chema de la Quintana, Manuel Martínez-Carrasco, Emilio Porta y Enrique Gracia Trinidad (Fotografía de FB) |
4 comentarios:
Eres total, Paco. Me encanta leerte, en líneas y entre líneas.
Besos
buena nota, saludos
Justo en el clavo, Solateras, justo en el clavo. Ese es Paco, una mirada inteligente sobre las cosas.
Un abrazo para los dos.
Como siempre con retraso, esgrimiendo despiste, pero agradecido, muy agradecido por cuantos espacios me dedicas en tu blog.
Eres de una generosidad incontestable.
Sólo cabe ponerme a tu entera y absoluta disposición, amigo. Un abrazo de los mejores.
Enrique Gracia
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