domingo, 30 de noviembre de 2008

EL PAISAJE DE LOS POETAS CIUDARREALEÑOS

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Un grupo de poetas y un aspecto de la sala


Por Eugenio Arce Lérida
(Publicado en Lanza el 29/11/08)





La Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha, una Asociación poco conocida en nuestra tierra, convocó a todos los poetas de esta provincia el pasado día 22 de noviembre.
La cita era en el Hotel “Palacio de la Serna”, de Ballesteros de Calatrava (Ciudad Real). Los convocados todos los que tenían obra conocida y de cuya dirección tuviera conocimiento dicha Asociación. Se nos citaba a este evento con el tema: “Poetas con paisaje” (Nuestra tierra en la voz de los poetas). Las intenciones eran varias. La propia invitación ya decía: “se pretende el intercambio de pareceres y experiencias entre los poetas de Ciudad Real”.

Creo que el acto servía –y sirvió- para relacionarnos y conocernos un poco más. En el caso de los compañeros ya conocidos para profundizar las relaciones con esa complicidad positiva que se establece entre dos personas que tienen el mismo afán por esta parcela –la más desconocida- de la literatura. En cuanto a aquellos compañeros cuyo nombre nos revoloteaba a través de sus poemas, pero no habíamos tenido la oportunidad de conocerlos, el acto fue un acierto total.

Además, hay otro aspecto positivo. Este tipo de eventos contribuye a reforzar el papel que esta Asociación debe tener. La Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha puede y debe darse más a conocer y no solamente en el ámbito de la poesía, sino también en el de la prosa, respondiendo así a su realidad asociativa.Alguien de los presentes calificó aquel acto de “milagro cultural” y creo que lo fue: nunca antes se había hecho nada igual. Se dio la feliz circunstancia de que Eugenio Bermejo, el propietario del Hotel “Palacio de la Serna” es un firme defensor de la cultura en todas sus variantes –él mismo es un artista como diseñador interiorista y como pintor- y cedió gratuitamente el espacio donde nos reunimos.

Los poetas ciudadrealeños acudieron con generosidad –algunos desde puntos lejanos, incluso fuera de la Península- a la llamada de Nicolás del Hierro, Vicepresidente primero de la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha y Nicolás se buscó un magnífico colaborador: Francisco Caro, poeta de Piedrabuena como él. También hubo otros poetas felizmente implicados en este asunto que no nombraré por temor a dejarme alguno. La gran participación que hubo fue el resultado de esa impresión comentada antes: nunca nadie, ni en el ámbito privado ni en el institucional, había hecho una convocatoria de este tipo.


Dicen que estos eventos no deben durar más de una hora. La realidad del otro día demostró que pueden extenderse mucho más sin aburrir. El secreto estuvo no sólo en las distintas voces, sentimientos y enfoques poéticos sobre el paisaje manchego, sino en la sabia dosificación de la música a lo largo del acto, que estuvo a cargo del dúo de guitarras “Ítaca”, de Madrid.
El acto, sin representación institucional de ningún tipo, tuvo vuelo propio, se desarrolló sin ataduras, libre como la creatividad de los que allí estaban. Fue, además, sobrio sin ser austero, elegante sin afectación, auténtico y sin imposturas: una gozada para el espíritu. El silencio, sólo roto por el rumor de la fuente en el patio, era un altar donde se oficiaba el íntimo ritual de los sentimientos a través de la palabra.

Esa tarde otoñal, propicia para la poesía y el reencuentro –superado lo que de diáspora tiene el verano- debe ser el primer peldaño de una escalera que nos lleve a otras cimas más benévolas para los poetas de esta tierra que, a veces, se sienten preteridos y olvidados.
Damos la enhorabuena a la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha y a todos los poetas que han hecho posible este magnífico encuentro.




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