Querida Chelo, la verdad es que apenas si nos hemos tratado personalmente, pero me atrevo al tratamiento. Con tu permiso. Sé de ti que las matemáticas y su enseñanza han ocupado gran parte de tus intenciones y tiempos, hay rastros evidentes en el libro que apremia estas líneas; y que la poesía, que siempre te rondó, ha encontrado en ti pública escritura en estos últimos años. Podemos encontrar muchos viajeros con el mismo itinerario, lo importante es cómo lo recorremos, con la voluntad y la destreza que lo caminemos y resolvamos. He tenido y tengo en mis ojos y manos tu Tiempo de memoria, libro a cuya presentación madrileña asistí. Libro que, abierto con un animoso prólogo de Enrique G. Trinidad, clausura un analítico epílogo de Arancha Martín. Entre medias de ambos, el pálpito humano a través de tu decir. No sé quien busca a quien: si la poesía a ti o tú a la poesía. Sí sé que has tardado tiempo en afirmar el maridaje más allá de pudores y/o fortalezas. Como sé que ahora vives volcada alrededor del hecho poético. De su vigilancia, de su difusión. Y se agradece. Qué bien has repartido los poemas en el libro. Una primera parte, “Este silencio gris”, escrita al ritmo de los estados emocionales donde tu yo poético y vivencial juegan a esconderse y encontrarse; juegan. Tanto como tus dudas ante poema, dudas que resuelves pensándolos más como medio que como fin. Habla por sí mismo el título de segunda parte “Polvo de tiza”, en donde sus textos vocean los dramas de la encrucijada adolescente que tan de cerca viviste y que no te resistes a contar, a gritar: ese abismo ante la edad adulta que a veces resulta irresoluble. Chelo, escribes para decir, y eso salva. Te salva y salva unos poemas escritos desde la humildad y la elegancia para ser entregados. Para hacerse comunión sensible con otros. Tu mirada se extiende desde la misericordia y hacia el dolor de todos, en especial las mujeres, en el tercer apartado “Cada vez que pienso”, poemas al hilo de situaciones, de imágenes, de sucesos, que a nadie pueden dejar indiferentes, y menos a una poeta como tú. Nadie está preparado, y empleo tus palabras, para ver morir un niño. Las bombas sobre Siria, sobre Ucrania, nos recuerdan este universal de la injusticia y el dolor que el consumismo pretende alejar de nuestra conciencia. Y ese final magnífico, ese “Tiempo de memoria”, que reflexiona , sobre la certeza de lo ido, al tiempo que canta y cuenta de su feracidad, pero también de su laboreo: nada nos ha sido dado gratis. Permíteme que me detenga en el poema “Ya no hablamos de mañana” en donde defines el presente, el hoy que nos cuestiona, como el agua que resbala entre los dedos, que resbala y no la detiene ni la concavidad de las verdades. Tu libro es poesía y testimonio, de ti y de tu tiempo, de lo vivido y de aquello desde lo que aún cabe esperar. Tu Tiempo de memoria denuncia tanto como consuela.
He escogido, como muestra, estos dos poemas, a mi modo de ver significativos de tu posición ante lo que el mundo nos ofrece. Queda decir que el libro ha sido editado por la editorial Nuevos Ekos.
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Ángulos
Hoy les he enseñado que los círculos
no siempre son perfectos
Marisol Huerta
4 comentarios:
Muchas gracias Francisco por la lectura de mi libro y por tu comentario.
Es todo un detalle por tu parte el haber asistido a la presentación y hablar de él en tu blog . Gracias.
Dentro de unos días me lo llevaré a mi blog de poesía.
Gracias a ti, Chelo, por escribir con tanta verdad de cuanto importa. Un placer tu poesía.
Estupendos poemas!
Estoy contigo, José Luis.
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