Dijiste ciego faro
de ruinas y espirales, relato de argonautas.
Y la nieve te dijo: Son pájaros helados.
Quisiste pronunciar imán, arquero,
saeta transeúnte, maldecir a las tórtolas.
Mas pronunció la nieve: Son pájaros helados.
Callaste que venían
en procesión contigo cien murmullos de abejas.
Y la nieve, callando: Son pájaros helados.
Hablaste de horizontes sin orillas,
de gargantas cortadas por los curvos aceros.
Pero la nieve hablaba: Son pájaros helados.
Gritaste con gramáticas soeces
que tu abandono quiso volverse orden.
Y la nieve secreta te gritaba: Son pájaros helados.
Repetiste son rastros de derrotas
de estrellas en contagio, son estelas augures.
Mas un eco de nieve repetía: Son pájaros helados.
Preguntaste: ¿Atravesar las aguas,
llegar y sin moneda que entregarle?
Y te advirtió la nieve: Son
tus labios
los dos pájaros helados.
Foto: Aníbal BC (fragmento)
13 comentarios:
Formidable y tremendo. ¿De dónde sacas ese fuego de creatividad que nunca se apaga?
El poema, amigo Pedro, tiene un cierto tiempo, pero no encontró sitio. No se deja acariciar por otros, es algo arisco y por eso está solo.
Estupendo poema Paco. El ritmo te lleva y hace de lo poético una estancia necesaria. Da gusto leerlo en voz alta. Gracias amigo
Sí, Luis, suelo escribir en voz alta, no sé de otra manera. Gracias por estar cerca, poeta.
Grande y sigues creciendo... Un abrazo.
Amigo M Ángel, llamas crecer a remar y no llegar a la orilla. Te lo agradezco.
La nieve, tan blanca, tan lúcida ella... Muchas gracias, Paco, por rescatar de ese rincón de soledades en el que habitan algunos poemas y compartirlo.
Isabel FBQ
Sí Isabel, es un poema rescatado, indómito y solo. No ha querido rendirse y me ha pedido sitio y tiempo. La nieve como conciencia, como advertencia.
Los poemas tienen su tiempo, que a veces no es el nuestro. También su lugar, y su naturaleza, y su forma de afrontar las dudas, el pormenor de una existencia que sin duda llegará a prolongarse más que la mano de donde proceden.
Pero el lector se embarca en el poema como un niño en un juego, esperando ese instante que profetiza cada final de estrofa. Y cuando llega, desanda el camino para andarlo de nuevo y volver a encandilarse con su música y su intención y su acierto.
Qué lástima que llegue el poema a un mundo tan feo, en un momento tan feo. A mejor mundo merecerían llegar tus poemas, Francisco Caro, poeta, amigo. Esperémoslo, por si acaso se diera la necesaria circunstancia, y aún estuviéramos a tiempo.
He vuelto a entrar a leerlo de nuevo. Es un gran poema y en los tiempos que estamos se agradece.
Un abrazo.
Si, Federico,creo contigo que el poema necesita andarse y desandarse. Volver sobre sí. Y que a veces es el tiempo quien le da sentido. Ya he dicho que ha estado esperando hasta vocear, exigir, su presencia. Sigo con la pregunta sobre el valor de la palabra como escudo; y no digo para vencer ¿qué? ¿a quién?
Los tiempos que estamos dan sentido a muchas cosas, Chelo. Tal vez también a este poema que pretende transitar por los esfuerzos inútiles (aparentemente) de la palabra. Gracias por estar cerca.
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