martes, 25 de junio de 2019

Un poema de Rafa Mora: Defensa de la poesía



      Lo dicen los expertos: es peligroso viajar en trenes de cercanías con asiduidad. Se termina padeciendo enfermedades envenenadas por la rutina. Sólo la inteligencia de algunos de los individuos así transportados puede hallar antídotos ocurrentes. Es el caso de Rafa Mora. Que halló pronto, como agarradero de salvación, el gilbiedmaniano y solitario vicio del poema. Bien en forma de aforismo (cuando la pereza acucia), bien en su forma clásica de extensión mediada. Cosa que sucede cuando uno le toma cariño al verso que se ofrece para inicio. Rafa Mora ha publicado en Huerga&Fierro Diario de cercanías, y dice haberlo hecho, no sin forcejear, a iniciativa de Charo Fierro, el ángel de la casa. Rafa Mora tiene la fortuna de ser un poeta contingente, quiero decir libre de la impostada trascendencia con que los poetas hispano suelen, solemos, emplear como disfraz para nuestras probables frivolidades y naderías. Rafa se acerca a la escritura con la humildad que importa, que es la manera exacta de hallar las cercanías de cualquier lector. Entiendo así la otra dimensión de su título. La diaria cercanía del vivir, la de sabernos de la misma altura y en parecidos pasos. Yo sé que le importa, y mucho, el hecho poético. A él y a sus alrededores dedica gran parte de lo escrito en este libro. Y le importan los otros, los seres que le acompañan y se sientan junto a él tanto a la ida como al regreso. Yo creo que escribe para conversar o desde lo conversado. Además canta bien, con esmero; muchos de nosotros lo hemos comprobado. Canta los domingos de la temporada en Libertad 8, en dúo con Moncho Otero. Y cantan a dos en lugares donde la amistad lo solicita (en Santa Inés, verbigracia). Y en ocasiones donde los contratan, algo que también les gusta, qué caray. Rafa Mora y Moncho Otero son madera de boj en el entramado poético y musical de la villa excarmenita. Interpretan con fruición a Gloria Fuertes, a López Azorín, a Jesús Hilario, a Rafael Morales, a Guiomar Entre canción y canción, Rafa suele deslizar, sin abuso, alguno de sus poemas. Los que hoy componen este libro. Poesía goliárdica. Quiero decir desenfadada, dotada de suave ironía, de salinidad crítica, de humanísima comprensión. Es un libro para leer a la manera que ha sido escrito. A ratos y rotos. Viajando en trenes de cercanías, entre mirada y mirada al móvil, o entre caña y tapa en este verano que ya nos rezuma. Frente al mar o frente al valle. Prueben a hacerlo en alguna terraza, a la sombra. Os refrescará. Los clientes cercanos, los camareros, los paseantes, os verán sonreír.

Ofrecemos este poema de barniz benedittiano. O de cariz benedittino, que uno nunca sabe.

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DEFENSA DE LA POESÍA

Defender la poesía.
Como la alegría que sugiere el poeta. 
Defenderla del gurú. 
Del extremista rancio. 
Defender la poesía de la beligerancia intolerante. 
Del temor hacia nuevas formas, 
hacia nuevas voces. 
Rescatarla del pecado editorial. 
Del cheque antológico. 
Del postureo intelectualoide. 
Del premio anticipado. 
Defender la poesía de las sectas poéticas. 
De la misoginia. De mesías con pañuelos. 
Defender la poesía. 
Una y otra vez. A dentelladas. 
Con conocimiento. 
Con respeto. 
Con criterio.
 Salvarla de codazos, puñaladas, 
fariseísmos y egosincrasias.  
Defenderla del academicidio.
Defenderla de sus poetas. 
Defenderla de las trincheras de la lectura. 
Devolverla a su origen. A la tierra. 
A la emoción. Al íntimo reducto. 
Defenderla de dioses y títeres. 
De prejuicios y géneros. 
De carne de institución. 
Defender la poesía, 
incluso de ella misma para sentirla libre. 
Defender la poesía 
y no traicionarla, jamás, 
por un verso de amor.

2 comentarios:

blog del poeta Manuel López Azorín dijo...

Gracias, amigo Caro, por estos comentarios sobre Rafa Mora y su "Diario de cercanías" Gracias porque Rafa Mora, al igual que Moncho Otero, canta la poesía, vive la poesía, ama la poesía y la fomenta y la difunde y la defiende, incluso de los poetas y de la propia poesía.
Y gracias por ilustrar tus comentarios con este poema suyo, que pertenece a este libro y que todos deberíamos de leer.
Gracias.

fcaro dijo...

Sé lo que significan para ti, Manuel. Pero es que han logrado extender entre todos nosotros esa misma cercana franqueza. El libro de Rafa es ideal para alegrarnos el verano. Y volver a él. Un abrazo y buen estío, poeta.