jueves, 28 de diciembre de 2017

Poema: Esta mano













Tejera de los Sierra. Piedrabuena. 1923
El del centro es mi bisabuelo Críspulo, el de la derecha, mi abuelo José, la niña mi madre, Teresa.





Esta mano
   
                   Para mi familia

Esta mano que ahora,
veinticuatro y diciembre,
se ocupa en escribir nubes, renglones,
es la misma que usaba
José el tejero
para domar la greda,
para decirle al barro que somos uno,
sin que el agua y la paja osaran nunca
contradecirle.

La misma mano
con la que el otro abuelo,
por el cual llevo el nombre,
guiara mulas yuntas a conocer auroras
y al que no conocí, porque dicen que tuvo
necesidad urgente de morirse
veintisiete
años antes de que yo conociera.

La misma, sin dudar, con que mi padre,
sastre por el destino, extendiera las telas
que con tiza y con mimo remarcaba
para el dolor del corte;
sé que entonces
madrugaba el invierno
y yo era compañía
aprendiendo lecciones de memoria,
el libro bajo el arco
de una máquina singer de coser.

Sí, esta mano
que amasa, guía, corta, que se atreve
en los días de niebla
al oficio sutil de las palabras,
sabe que su saber
es un saber prestado, siempre lo supo,
por el sudor y el sueño de los míos.


                         (24 de diciembre de 2017)

La primera lectura pública de este poema (Libertad8 y 27 de diciembre) estuvo dedicada a mi amigo Manuel López Azorín

9 comentarios:

miguel ángel dijo...

¿Y quiénes dicen que dijo que la emoción no es fundamental en un poema?

Federico Gallego Ripoll dijo...

Estamos en que es el temblor lo que nos da noción de la Poesía que nos acoge. Y son, éstas, fechas que nos suelen sorprender desprevenidos. Gracias por tu vigilia.
(Acabo de sorprender entre mis manos la caja de los botones del costurero de mi madre, y me he puesto a jugar con ellos como entonces.)

fcaro dijo...

La emoción suele estar en la génesis del poema, bien lo sbes tú. Lo difícil es saber conservarla. Mi abrazo.

fcaro dijo...

En las cosas pequeñas, como dice nuestra cardinal Isabel Bono, en las que el temblor se refugia, allí. Mi abrazo de vientos, Federico.

Javier Díaz Gil dijo...

Qué grande es este poema, Paco. Me encanta. Esa imagen que lo ilustra es una maravilla. Siento perderme tu lectura de ayer, una pequeña indisposición me tuvo recluido en casa. Te mando el mayor de los abrazo y enhorabuena otra vez por este poema.
Feliz Año, que 2018 siga regalándote la palabra.
Javier

fcaro dijo...

Mi tío Alejandro, Javier, con cinco sños y un teja en los brazos. Fue tejero también hasta que l industrialización terminó con su hacer manual. Esa imagen, Javier.

Javier Díaz Gil dijo...

Qué evocador. Poesía pura. Un abrazo y una alegría compartir y tenerte cerca, Paco. Un abrazo
Javier

Anónimo dijo...

Paco, hace tanto que no te leo tu poesía que ahora me he emocionado. Mi madre y su hermana, mi tía, ellas modistas de siempre.
Algo por dentro el corazón se ennoblece. Cristina.

fcaro dijo...

Gracias, Cristina. Me compensa que el poema te despierte esos sentimientos de recuerdo y pertenencia. Si por un instante te ha conmovido me doy por bien pagado.