Isabel Bono: Málaga - Bilbao
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Isabel y Aloma . (Foto McBarri) |
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F. Aramburu, JL Morales e I Bono (Foto McBarri) |
Es poeta Cardinal y puede vivir donde desee, en cualquier
lugar de la Rosa de los Vientos, pero prefiere Málaga, donde nació. Cosas de la
fortuna. Volvió a Madrid. a la Alberti para presentar el que dice ser su mejor
libro de poemas.
Pepo Paz, su
editor, advirtió que lo tenía desde años en un cajón hasta que se decidió a
leerlo. Avisó que
Isabel Bono es de
las que no insisten sobre cómo está lo mío, es decir, sobre lo suyo. Lo de Isabel,
ganadora del penúltimo premio Café Gijón de novela, busca ser poeta de currículo
menguante. Es curioso, cada solapa dice menos de su historial que la anterior. Ella
lo justifica así:
Quien quiera saber de
mí que mire en las redes. Y lo dice alguien que no está en ninguna, salvo
en el polvo añejo de los blogs, ella que tiene un móvil paleolítico o paralítico.
No recuerdo bien el adjetivo. Se excusó de todo diciendo que habla escribiendo. Quiso entrevistarla
Aloma Rodríguez, una ardiente promesa, lista,
pero apenas si lo consiguió porque Isabel le tomó la delantera y, feliz, no dejó
el hilo ni el camino.
Lo seco, tal es el título de Bartleby
para sus últimos éditos. Habla en ellos de la infancia, de los padres, de los amigos,
del no mar, de las calles atravesadas, del tiempo ido y el ganado, de la ambición
y el desconcierto, de lo oscuro, del gozo y del secreto. De lo enjuto, de lo
seco. Y de todo con la distancia mínima que las palabras permiten. Sus poemas
se levantan escasos de muros y tabiques, por sus habitaciones circula el viento
como por un fiesta de sugerentes. Disfrutaba contando y leyendo, disfrutábamos.
Y en esto llegó la sorpresa
. ¡Qué bien
lees! dijo el barbado y cubierto. Y ella:
Qué poemas deseas.
El de la pagina
33, dijo el vasco. Y lo leyó.
Fernando
Aramburu, el de
Patria, es un amante de su obra, y aunque tarde, cuando las firmas
se lo permitieron, se presentó a escucharla. Sur-Norte. Luego vinieron los
vinos, las cervezas dobles, la conversación. Con
José Luis Morales por testigo. Martes y 21.
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Enrique, Javier y Sabina de la Cruz entre concejalas (Foto McBarri) |
Javier Bozalongo: Granada - Bilbao
Y desde el sur llegó, en autobús, porque el ave sigue en obras,
Javier Bozalongo, el poeta. Y el
editor de Valparaíso, sí, el mismo. Jueves y 23. Y vino para una fiesta gozosa,
la de recibir el premio Blas de Otero que se convoca, falla, otorga y entrega
en Majadahonda. El premio está en fase creciente. Atención a él. Este año se
encargó la edición a la madrileña Amargord, lo que es una garantía. Y curiosamente
ha premiado a alguien que está en el ajo editorial. Javier Bozalongo, a quien acompañó
su hija Paula, también del oficio versal,
ha escrito Todas las lluvias son la misma tormenta. Un poemario que glosó
en público Sabina de la Cruz, viuda de Blas, que bajó desde Bilbao para la
ocasión, lúcida y alegre a sus ochenta y tantos años. También lo hizo Enrique Gracia Trinidad, presentador
que tiene como lema no aburrir. Y lo consigue. El libro halla senderos a través
de vivencias sobre las que se levantan reflexiones. A lo Joan Margarit. Con buen trazo se dibuja en él la inconsistencia, el
desconsuelo, la fugacidad, los nocturnos de hotel y los gin-tónics, las ciudades
postizas, los accidentes y abrazos. En fin, los palos del andamiaje con los que
construimos afanes y días. Hay, por lo que pudimos advertir, algo de escepticismo
militante y algo de esperanzas detenidas. A voluntad. Otra cosa no es posible
cuando la edad cerca susurrando el cuento eterno. Pero bien. Leyó apenas dos poemas,
los dedicados a sus hijas, antes de que la concejala reclamase urgente la foto
de grupo. La edición tiene el sello inconfundible de Amargord. Si logran un ejemplar
lo advertirán.
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