Lo he dicho alguna vez, no sé si en público, en privado o
si de forma tan rotunda: Jesús Aparicio es el único poeta español capaz de ser
un haiku. Porque vive y escribe a flor abierta las sensaciones que el
instante y el entorno le provocan. No es su afán tanto el de construir poemas como la necesidad de contarse y contar a cuanto le rodea las emociones que las
cosas le sugieren. Poco, mínimo, pequeño. Es un poeta sin ojos para lo mayúsculo.
Una silla, un hoyo en el patio, el color de las hojas, una gota de lluvia, las
abejas (que son, dice, el reloj del mundo). Sabe que la vida se resuelve muy
cerca de él. Cuando no pasa nada –escribe– es que algo sucede sin nosotros. Es
un poeta en alma. Arqueología de un milagro, que ha publicado el sello Ruleta Rusa,
es un libro levantado a pasitos. Para no molestar. Dispuesto como un arroyo que
fluye continuo y delgado, sin capítulos, sin apartados. Todo es uno, todo es común en esta
poesía de verde y viento. Aquí no hay elegía, sino música del presente y
esperanza. Hay mucho de oriental, de rumor zen que niega la impostura. La
piedra es tan fugaz como la nube. Y el poeta que es Jesús Aparicio escribe con las
manos del alfarero que espera el alba. Se renace del barro, se vuelve de la
muerte, porque el mundo no es sino una constante recreación. Un ser es otro. Poesía
de ojos limpios, apenas sin metáforas, que procura el concilio con su propia
forma. Tanto así, que el poeta busca descansar de cuando en vez, sin abuso, en
la arquitectura convenida del haiku. Se
va la araña/ sobre la tela muerta/ brota otra flor. Todos los poemas respiran momento y Naturaleza, y en pocos asoma la superioridad moral que los humanos
acostumbramos a exhibir, más bien al contrario. Hay en el poeta Jesús Aparicio
un hombre que teme el grito, pero que anhela ser con, la tentación de fusionarse
y la voluntad de andar al unísono con cuanto vive sin ruido. Los gorriones,
como lugar de lo débil, de lo humilde, de lo diminuto, son el símbolo del gozo
que su poesía aventa. Tanto en aquel donde se engendra como en aquellos que la
reciben, que la esperan, con el pecho en saja.
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Predicciones
Anteayer, hoy nevaba.
Ayer decía lluvia.
Ahora el sol nos deja fríamente
su última palabra
y tú no sabes nada del mañana.
….
Justicia
De la rama del árbol que sustenta
a gorriones y avispas
arranco un manzana y la reparto
con las hormigas de jardín.
….
Memoria de un
inquilino
En mi casa hay un nido
de golondrina
que sobrevive
a todos los inviernos;
cuando ella vuelve
y me mira a los ojos
se extraña y duda y no
me reconoce.
1 comentario:
Qué gran poeta es Jesús Aparicio, le admiro mucho. Un poeta profundo y trascendente, que en silencio construye un paisaje poético, libro a libro, imprescindible y propio.
Poeta necesario.
Gracias por compartir esta crónica, querido Paco.
Javier
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