En esta época de tanto descreído del hacer poético, dos
llenos han restablecido el equilibrio en el ambiente madrileño. La temporada
había comenzado con un septiembre vacilante, pero octubre sin lluvias vocea su
pujanza. Poco a poco han ido despareciendo del cielo y las terrazas madrileñas ciclos
y salas de lecturas. O viven mortecinas. Las presentaciones y las jam´s dominan
el escenario. El bar Aleatorio, de la mano de Marcus Versus, referente, procura
hacer real el viejo adagio: ni un día sin poesía (o música). Hay nuevos aires. que parece no soplan para sacralizar la poesía ni hacerla templo de iniciados, como tampoco para reducirla al
ámbito de lo masturbatorio y/o sectario. Parece que los poetas, abandonados al contagio de las calles, intentaran que sus textos dejen de ser en
exclusiva actos de lenguaje para, sin perder conciencia, infiltrarse en el
hacer y los afanes de la inmensa mayoría. Y digo bien mayoría. Otra cosa es que
lo sepan conseguir.
Primer lleno
Rafael Soler y José María Merino Foto: Pablo Méndez |
Ocurrió el lunes, 3. Tiene por costumbre Rafael Soler presentar los lunes y en
el local de la Asociación de la Prensa. Y tiene por costumbre reventar sus
costuras, hacerlo diminuto. Casi 150 asistentes para su cuarto vitruvio: No
eres nadie hasta que te disparan. Llenazo. Casi 150 para escuchar al
gran José María Merino acercarse y
penetrar la poesía de Rafael. No es fácil. Nunca lo ha sido. No es poeta de
muleta y acomodo, de toreo de pico. Pero nuestro novelista lo intentó. Más que
otros. Y dio claves suficientes. Otra cosa fue su decisión de ilustrar en
demasía con lectura completa de poemas. No es fácil internarse en una poesía
que ama el riesgo, la tensión lingüística, la concentración de significados. En
una poesía a la que en esta ocasión se añade una negra y ligera trama narrativa
que ahorma el conjunto sin enturbiar. A las lecturas de Merino se añadieron, claro
está, las del poeta. Justas, potentes. Así supimos que hay damas, niñas
swarovski, que ven crecer y mermar la pasión en sus riberas, muertos reflexivos
que aceptan su derrota, pero que esperan turno. Que hay vengadores a sueldo con
mal final y árboles de buen corazón que pagan sus impuestos. También guionistas
de atrezzo y versos flahsback, de ida y retorno, que no ceden. Un silencio
respirable, transitivo, a lo largo de toda la sala. Un texto que lo afirma en
un hacer poderoso, original, exploratorio, sorprendente, joven, decidido. Humor
y sarcasmo. Poesía al ras de la vida, a roce de lo canalla. Para contarla, nunca
para la explicación. Un libro Soler en toda su pureza. Un libro que dispara. (Vean aquí el video si lo desean.)
Otro sí. Porque es normal que los libros se agoten en las
presentaciones de este poeta, es
cuestión que precisa ser prevenida.
Segundo lleno
Ana Galán y Tulia Guisado Foto: Carmen Fabre |
Ocurrió el martes, 4. en la Casa de Fieras, ahora biblioteca,
del Retiro madrileño. La editorial Lastura había convocado para la presentación
de Detrás
de la sonrisa, el nuevo libro de Ana
Galán. Público de pie, lleno, público de pie. Casi 100 contadas personas. Abrió
Lidia, la editora, con palabras acostumbradas a la ocasión. Tulia Guisado, que presentó, centró
pronto el dilema. El libro basa su hacer en la experiencia docente de la
autora, en los problemas acuciantes de los adolescentes, alrededor de los
cuales se construyen los poemas. Señaló cómo la autora, orientadora en un
insti, se acerca a la angustia, al grito de los adolescente, sin superioridad
moral, sin consejos de carril. Cómo todo el libro destila una mano tendida, una
silla al lado, el respeto a la libertad de los que se enfrentan al aullido de
la vida. Que los poemas, en general, se estructuran a dos voces, la del joven
y la de la autora, Declaró luego Ana que se pensó mucho su escritura, pero que
siguen vivos en ella los rostros de los mordidos, sus caminos cerrados. Cada poema
viene introducido por una petición de auxilio: el maltrato familiar, el
desprecio por el color de la piel, la gordura juvenil, la homosexualidad, las
drogas… los precipicios estudiantiles de la emoción. La lectura de cada poema
se introducía por la autora con explicación del contexto. Pero no. El libro es
algo más. Algo más que un escaparate de angustias y desvelos, el libro es un
libro de poesía. Y de nivel. Poemas que sin perder lo descriptivo no se
embarran sino que se alzan serenos en busca de tensión propia. No son meras
ilustraciones. Ana Galán es una poeta que recuerda y que decide volar sobre un
mundo de sensaciones permanentes. Clara y alta en su voz. Poesía contagiada del
dolor. Poesía que sabe su manantial. Poesía impura, sí, y por lo mismo necesaria.
Dos premios
Antonio Daganzo, José Elgarresta y Nieves Herrero Foto: FB |
Dos buenos poetas, dos buenos amigos de Mientras la luz, terminan
de ser distinguidos con sendos premios. Antonio
Daganzo, por su Juventud todavía publicado en Vitruvio, ha obtenido el llamado Premio de la Crítica de Madrid 2015, que
concede la Asociación Madrileña de Escritores y Críticos Literarios presidida
por José Elgarresta. Por otra parte,
El
sueño de la vida, del manchego Manuel
Juliá, publicada en Hiperión, ha sido señalada como Mejor obra de poesía de habla hispana 2015. Premio que concede, según la nota de prensa, la Asociación de Editores de Poesía.presidida al parecer por Javier Pérez Ayala, en cuyo domicilio
social tienen su sede las asociaciones que conceden ambas distinciones. Nuestra felicitación a los dos poetas.
(Aquí entrevista a Manuel Juliá)
(Aquí entrevista a Manuel Juliá)
4 comentarios:
Leido...y disfrutado, por vivido. Abrazo
Compañero de sala fuiste. Y algo más.
Una mágica tarde de versos y encuentros. Un abrazo
Cierto Soraya, que compartimos.
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