¿Qué haces, me
pregunto, diecisiete
años después
–años que han
ido
metódicos,
furiosos, quemándonos a todos–
volviendo a
tus papeles,
los de tantos?
¿qué haces releyendo?
¿Piensas que
aún,
y entre los
automóviles,
talud sobre el
asfalto,
sigue tu
cuerpo, tu miseria?
¿que no hay
otras maneras de escribirse?
Recuerda que
el dolor nunca es antiguo
y que sigue
extendiéndose,
que no es
ajeno,
porque somos
nosotros
que otras
gentes procuran
hoy también,
sí, también, decirse:
simplemente
decirse,
sin que a su
voz perturbe ni distraiga
que es nueva
la violencia,
y el escenario del dolor es nuevo.
Mas lo que extraño,
hoy por
entonces, es que no queden,
José Agustín,
pobres que
pidan
en las
esquinas pan a los poetas.
(De Locus Poetarum)
.
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