Neoloquismos
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Jaime Alejandre |
Adquirimos el libro en la Plaza
del Ayuntamiento de Toledo. Instante que aprovechó
Charo Fierro para hacer una fotografía que inmortalizase el singular acto de la compra. Runrún de editores en sus
puestos. Paseantes que tardan en ser compradores. Me avisaron de cómo su autor,
Jaime Alejandre, había sido uno de los
más aplaudidos en las rondas de lecturas públicas (Festival
Voix vives) y el líder en las listas de ventas:
Diccionario de Neoloquismos es su título. Lo ha editado Huerga&Fierro.
Jaime es
un ser de finísima daga, sagaz en cuanto explora, astuto escribidor y de inquietante nobleza. Ha
ido recolectando a lo largo de los últimos tiempos el temblor de palabras
indefensas que se encuentran de frente sin lograr esquivarse. Con ellas ha
fundado novedosos calambures, físicos o de intención. Todo consiste en alterar permutando alguna de sus
letras o provocar fundidos para que todo cambie y agite nuestra tristeza. En 9
de septiembre y en Libertad 8 lo presentó
Ángel Guinda con palabras
negras, situación idónea para el alborozo que después se levantó. Aforismos,
sentencias, greguerías, agudezas, máximas y/o proverbios se entrecruzan y
disputan sus modos y maneras para resolver la definición de lo creado. De las
que leyó, y de las que hemos elegido, hago relación azarosa y
escasa: LABABAJILLA: Ducha para mujeres con acondroplasia. HEZCRITOR: El redacta
best-seller / Dícese también del miembro del realismo sucio. OTOMAÑO: Turco de
Zaragoza. DESPECHO: Oficina donde se trabaja sin sujetador. VIEJAR: Hacerse
mayor a golpe de periplos. GUAPÉSIMA: Mujer fatal. ESCRIBAR: Pulir lo
redactado. ESCROTOR: El que redacta como le sale de los güevos, con perdón.
DILETONTO: Estulto aficionado / Úsase para incitar al insulto. Y
más… hasta casi 600. Prometió seguir hasta que los neoloquismo calen en el
habla popular. Digamos para finalizar que el libro se presentó como si fuera de
Poesía. Y es posible que no se equivocaran. Nota:
Rafa Soler, en su línea, aprovechó el encuentro para regalarnos un ejemplar de
Fugu (1994), la primera novela de Jaime.
(13 euros)
El Monaguillo
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Jesús Urceloy |
Están los cafés de la calle Segovia
intentándolo: El Monaguillo, El Nuncio, El Rincón del Arte Nuevo… quieren
aprovechar este filón de poetas-asistentes-consumidores para provocar en las primeras horas de la tarde actuaciones de monologuistas, lectores poéticos, cantautores,
conferenciantes, relatores, saltimbanquis variados y otras chucherías . Todo con el noble afán de crear clientela. El hecho de que se piense en la Poesía como algo económicamente rentable puede salvar el
oficio. El suyo y el nuestro. Será cuestión de estar atentos a la apuesta. Tras
el enorme éxito de
Carmen Fabre y su lectura de microrelatos, que tanto
trascendió, el Jefe quiso organizar una razzia por la zona. Allí estuvimos, en
El Monaguillo el jueves 16. Junto a otros 13. Todos frente a la mole poética y
carnal de
Jesús Urceloy. Poeta reconocido y de amplio espectro, profesor de
éxito en los tránsitos a la escritura. Jesús leyó, con alegría cercana al
desenfado, poemas serios y de ocasión. Todos, o casi, excelentes. Comenzó con un poema por él traducido de
Seamus Heaney en donde se habla de la pluma y el azadón como herramientas similares (escribir es cavar, tenemos dicho). Dueño de una voz
prodigiosa en potencia y modulación, su realismo mágico se extendió como
reguero por el auditorio. Aplaudidísimo. Osado, se atrevió a anunciar la
lectura de una sextina ha poco redactada, y de la cual dijo sentirse especialmente
complacido. Nos duele no poder opinar al efecto, aprovechamos el instante para
salir a celar el móvil. Me explico: estamos tomando un antiinflamatorio que resulta incompatible, más que con el
gin-tónic, con la citada estrofa medieval. Es una enfermedad antigua de la que
no sé si sanaremos en el futuro.
(4 euros consumición)
108 con Daganzo
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Foto: Ediciones Vitruvio |
Llenísimo, 108 apretados en la Casa de
Fieras. Entre ellos, áureos representantes de la mesocracia poética madrileña. Viernes 18. Los empleados no cesaban en el acarreo de sillas. Y la mesa de ventas en
llamas, de tan caliente. Jóvenes aves con negras alas de papel ocupaban el aire del crepúsculo.
Era la inauguración del ciclo PRESENTACIONES VITRUVIO, según decía la pantalla, producción que
ninguna otra editorial ejecuta con tanta rutina como rigor. Y en la ceremonia
inaugural, un hombre de la casa, un creador entregado a su obra como pocos:
Antonio
Daganzo, el poeta autor de
Juventud todavía. En la mesa y con él,
Pablo
Méndez, el editor. Guardados ambos por el alma poética de uno de los grandes,
de uno de los primeros garantes de la editorial, de
Miguel Galanes, encargado
de presentar la quinta entrega del poeta de Arganda. 108 espectadores
expectantes ocupaban el espacio. Habló Pablo. Dijo de su sorpresa por el cierre
del café Comercial, sede hasta ayer, y de su contento por la solución hallada. La Casa de Fieras, en el Retiro madrileño, será la nueva sede de Presentaciones Vitruvio.
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Antonio Daganzo y Miguel Galanes
Foto: Ediciones Vitruvio |
Habló Miguel: Dijo que se centraría en el libro, no en el
poeta y casi lo cumplió. Miguel, sabio siempre sin papeles, recorrió con
sinuosa destreza los rincones significativos del libro y supo dar precisas
pistas al oyente atento para que, si lo desea, los visite con provecho. Advirtió
sobre la calidad del libro
Juventud todavía, que supera con creces a los
anteriores del autor, y sobre la paradoja de que su aparente negatividad en
realidad sostiene un canto a las posibilidades, un himno al compromiso con la belleza,
con el esfuerzo que demanda. Habló Antonio, Y señaló que el libro viene de una génesis ya lustral, y que ha mantenido a lo largo del tiempo su vigencia. Tras los
agradecimientos, leyó con el énfasis más contenido que nunca y con la dicción
subrayadora que lo caracteriza. Seguí la lectura con el libro en las manos,
con el pálpito en las manos, mientras las poemas aventaban la decisión del
joven que se sabe llamado a la creación como un regalo de la vida: una oferta
que no puede ni desea rechazar. Si en
Mientras viva el doliente hablaban de los obstáculos vencidos, si en
Llamarse por encima de la noche hacían pública su voluntad de amor, estos 29 poemas hablan de superaciones y presentimientos,
del autor que le habita, del juvenil gusto por todo lo que vendrá, de las sensaciones de aquel que, tras penosos vericuetos, se presiente ante las puertas y decidido, todavía en juventud. El largo
aplauso final dio paso a la marea de seguros lectores en busca de la firma que singularizase su ejemplar. El éxito de la sinceridad creadora. Las puertas del futuro.
(10 euros)
4 comentarios:
Muchísimas gracias por tus palabras sobre mi lectura. Es muy agradable y generoso por tu parte y un lujo leerlas en tu blog.
Mañana te veo y escucho.
Un abrazo y beso.
Carmen
Me fue imposible estar, Carmen, pero hasta aquí llegaron las noticias. Nos vemos.
Caro amigo Caro, tu generosidad es impagable. Gracias!!
Si te quieres escaquear de apoquinar por una cerveza, no lo conseguirás.
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