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Es aquí donde espero
a que nadie me nombre, a que se calle
la prosa para siempre.
Yo nací en
estas calles interiores,
por aquí
cruzan nubes, casi polvo,
que desoye la
mar,
y sin embargo
la lluvia hizo
caer sobre mi cuerpo
una gota que
tuvo
forma y sonido
de corazón, de
llaga.
Preciso
todavía su rumor,
la bondad de
sus piedras,
yo guardo
todavía aquella luz
sorda, de
jaras, yo cobijo
aquí mi
soledad, mi voz oculta
entre su
indiferencia.
Aquí escucho
al otoño
abrazarse a
los montes, aquí ordeno
cada noche
palabras
que el día no
endurece, aquí leo sus horas,
mis
veinticuatro
pájaros
aliados y enemigos.
Nadie sabe si es pronto
aún para el metal,
para lo más oscuro por las venas,
o si es vivir asunto necesario,
para lo más oscuro por las venas,
o si es vivir asunto necesario,
pero es aquí –lo escribo—
donde espero la nieve,
la verdad de lo incierto.
6 comentarios:
Magnífico poema querido Paco.
Un abrazo grande
Javier
Y además es verdad, Javier. Un abrazo.
Precisamente por eso es magnifico Paco, porque es verdad...
Luis, a veces ocurre que la encontramos. Un abrazo.
Qué bonito poema, Paco, y cómo emociona.
Un abrazo.
Gracias Nines por tu lectura, por tus palabras.
Mi abrazo
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