Si estuvieran los límites precisos, trazados con acero,
entre belleza y vida, yo podría escribir
entre belleza y vida, yo podría escribir
tersura, miel, infancia, el oro de las nubes…
sin que nada pasara,
sin que la voz doliera ni supiese.
Si estuvieran los tiempos repartidos,
separados por muros de hormigón,
podría en la mañana
extender en silencio endecasílabos,
y ordenarlos solaz, festivamente,
para imprentas y juicios de lectores
reservaría luego
las desusadas horas de la avena, de la
tarde,
a la necesidad de ser piadoso
(o al menos parecérmelo).
Pero es largo este invierno y el dolor
inmenso de vivir y la armonía
de la palabra duermen
en una misma cama y enlazados,
y son muchas las gentes,
mientras se extiende el frío, la hoz
del hielo,
que solamente encuentran la nada al
despertarse
por eso ocurre que
sobre el mismo tablero
en el que me dedico a prometer poemas -éste que miran-,
no cesan los rumores de manteles
desiertos y extendidos, donde gritan
calladas
de hambre las bocas, donde proclaman
su vacío los platos, estos que lleno
solamente de pétalos estériles de
rosas.
9 comentarios:
Pan y poesía,
sin que nada falte.
(En tu mesa y en la de todos)
Hermoso poema Paco.
¿Qué hago yo ahora con el montón de palabras que tenía ya escritas?
Porque antes de leerte, yo las había llamado "poema". Y ahora solo son candidatas para ocupar un rincón en el cubo de la basura.
La buena noticia es que hoy te he leído de nuevo y eso siempre es alimento que me nutre mucho tiempo.
Gracias, Paco.
Eso es lo que pasa, Manuel. Que a una se le quitan las ganas de escribir ¡Y parece tan fácil, así leído!
Besos a los dos
La misma sensación que Manuel, tengo yo. Además que se me atascó un poema y lo recluí al rincón de "lo sin resolver".
Muy bueno y bien resuelto el tuyo. Un placer leerte. Por cierto, este tiene que ser actual.
Un abrazo.
Leídos los comentarios anteriores y siguiendo en la misma línea, creo que lo mejor sería no volver a leerte, así podría seguir escribiendo con tranquilidad (ojos que no ven...) pero... ¿cómo renunciar a leer tu "alimento" tan necesario para un aprendiz?
Felicidades Paco, y no es hoy San Francisco.
Ya lo dijo Celaya: "Poesía necesaria".
Un abrazo desde la incertidumbre. "Estamos tocando el fondo".
Ya sé que no se parece en nada, pero me recuerda "La cena miserable" y en especial, estos versos:
'Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunados todos...'
Pero no sé por qué.
Escribir con sentimientos de dolor, propio y compartido, no es tarea fácil. Salen las palabras sí,
pero igual no son las que el público o las máquinas de hacer papel quieren; parece que los versos maquillados con la falsa esperanza de tiempos mejores y felices, de abundancia y fraternidad sientan mejor al lector (al menos, se le engaña, se le alimenta de porvenir)Entonces es cuando nos preguntamos si realmente merece la pena dejar nuestra sangre en versos cargados de realidades tristes y desesperadas. Pues bien, a mí me gusta escribir desde la sangre, con todo lo que ello implica. Un abrazo.
Difíciles están los tiempos, Francisco, para hacer poesía de la belleza. Excelente el poema en su planteamiento y modernidad.
J. J.A.
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