jueves, 23 de junio de 2011

La camisa de Federico Gallego Ripoll

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Cubiertos, cuerpo y palabra, por la albura del lino, por la blanca pasión del verbo. Juntos en Valdepeñas, al mediodía del domingo 19. Sucedió. Lo habíamos anunciado. Cuerpo y palabra por fin en la luz, en la tierra, en la proximidad de lo querido.

María José Maeso en la presentación
 Prevenida por los pronombres, María José Maeso, poeta en voz alzada, habló, nos habló con belleza de la belleza de las geografías de Federico, de tantos territorios como le buscan, de tantos otros con los que huye. De cómo le gusta a Federico llevar a las palabras de la mano. De cómo gusta pasearlas por playas o jarales. De cómo juega a abandonarlas, apenas un instante, para así poder volver a consolar su miedo. Habló María José de cómo las conforta con su claridad. ¿O dijo, tal vez, ternura?


Federico en la lectura
Porque era la camisa de Federico tierna claridad sobre el empotro. Y era su voz pregonera. Y él pregonero que aún no sabe -sigue en la búsqueda- si es el hombre o es la tierra. El hombre que se fue o la tierra que ahora le encuentra. Dijo que a veces halla luces, aromas, sonidos que fueron de su infancia cuando recorre la frontera de Manzanares con la llanura, o cuando pasea la voz de los poetas que caminan con él. Porque de la camisa, del corazón de Federico, salieron nombres, los nombres de tantas personas con quienes ha bebido el dulce licor del verso.

Luego una lectura de poemas, creo que cinco, suficiente, emocionada, emocionada. No eligió poemas que ligan a la tierra, sino al gozo de la palabra, al gozo de escribir. Nada de elegía, sino esplendor, sino futuro visible, sino abrazo presente. De su camisa, de su hilo tintado de pureza, surgía la convocatoria, a todos, para hacer de la poesía un bien útil, una tela de araña capaz de atrapar, capaz de retener, a cualquier insecto-lector, a cualquier insecto-oyente que pase por su cercanía. No la poesía para todos, no, no, sino con todos. Todos cuerpo, todos palabra, todos lino blanco.


Federico Gallego Ripoll rodeado
 Estuvieron conmigo, testigos de todo: Mari Carmen Matute, Elisabeth Porrero, José María González Ortega, Eugenio Arce Lérida, Esteban Rodríguez Ruiz, Teo Serna, Manuel Cortijo Rodríguez, José Luis Morales, Carmen Bermejo, Maxi Rey, Pedro A. González Moreno, Miguel Galanes, Joaquín Brotons, Cristóbal López de la Manzanara, Vicente Martín... También, claro, Agustín Gil, atinado como anfitrión. Como Julián Creis. Como Matías Barchino, que fue, siempre lo es, buen regidor. Parece que tendrán nueva compañía, nuevos apoyos, en los próximos años, que vendrán, de A/7.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

qurido federico sigues teniendo la
cara de nuestra infancia i me gusta mucho
comprobar que sigues manteniendo la misma ternura de antes cuando de niños paseabamos por el rio de manzanarestu lellendome tus primeros poemas yo encontrando mi fantasia en tus palabrasnunca te e olvidado nunca te olvidarese feliz querido amigo

Marian Raméntol dijo...

Cómo me hubiera gustado poder estar, aunque fuera desde un ángulo, allí.
Emocionante crónica, Paco.

Un fuerte abrazo
Marian