viernes, 13 de mayo de 2011

Casi un mundo

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López Azorín en mitad de los aplausos, en el Casino
Hace ya casi un mundo, pero no hay olvido. Hace mucho, mucho tiempo que no llegan noticias de amigos y lecturas a este blog. Sin duda que hay algo de desidia, sin duda que algo de alejamiento, pero es el caso que el blogero ha estado distraído con otros menesteres, también de interés para él y para sus convecinos.

Casi un un mundo para la inmediatez en que vivimos, pero el blogero se recuerda en el Casino ecléctico-modernista de Madrid (el de calle Alcalá, no el de Torrelodones) escuchando en la Sala del Torito a Manuel López Azorín. Le recuerda leyendo machadianamente, claro y hondo quiero decir, sus poemas de Solo la luz alumbra, antología que le ha editado Basilio Sial. Manolo es un poeta de lo meridianamente humano, del temblor de lo sencillo. Estuvo el blogero, se recuerda a sí mismo, arrebujado en los sillones con Carmina Casala y su Jesús, con Julián Creis y Jesús Hilario, con Pedro A., con Juan Pedro Carrasco. Estos dos últimos toman partido por la poesía de Manolo en sendos artículos incluidos en el libro. Y con Rodríguez Búrdalo. Manuel lucía como un novio joven aquella tarde del martes 26 de abril.

En el estudio de Radio Vallekas
También se recuerda en Vallekas, en Radio Vallekas el miércoles 27 de abril, momentos antes del tercer partido del siglo. Mientras Mou ensayaba sus porqués ante el espejo, en la emisora se celebraban los 100 programas de “Poetas en el aire” que mantiene Sebastián Galán con inteligencia, voluntad y coraje. Jugaba Messí, descansaba Ronaldo, mientras Enrique Gracia y quien esto escribe desgranaban poemas entre canciones flamencas. Fue una hora mágica que pueden escuchar en este enlace http://www.poetasenelaire.com/2011/04/27/programa-n%c2%ba-100/ . Luego, tras el partido y su rebotica, llegaron varios autobuses de poetas y cantautores amigos dispuestos a permanecer hasta las tantas. Leía Alfredo Piquer y entraba Teo Rubio cuando, tras el trocito de tarta, abandonábamos el recinto. Ánimo a Sebastián. Puede llegar a 1000 programas sin repetir poeta. O más. Sé que los hay en las cercanías.

Elvira leyendo su Laberinto
Una semana después, mudo ya el futbolero portugués, presentó Elvira Daudet un nuevo libro suyo, Laberinto Carnal, tan vital, tan elegantemente triste y tan reivindicativo de la emoción y de la soledad como todo lo que escribe. Sin antifaces, comprometidamente carnal con su persona y con el mundo con que la castigamos. Alejandre la presentó con la misma calidad que cariño. Elvira leyó con ansiedad, intranquila con la verdad que pregonaba. Inquieta y feliz como una mujer sin papeles. Por allí otra vez Carmina y Jesús lleno de zéjeles. Por allí Rafael Soler y Lucía. Por allí Elgarresta. Conmigo Antolín y María González y un amigo cordobés, Jorge Díaz, de línea clara. Por allí Maxí Rey y su ojo, vueltos ambos de León. Compramos el libro. Nos fuimos pronto, Ricardo, el de Libertad8, tan sólo ofrecía insípidas palomitas con la cerveza. Al final apareció Porta, Emilio, anunciando el inscrito número 2000 en su NetWriters. Y animándome. Que la Poesía lo ampare.

Luego ocurrió lo de Mayo de Versos. Tal vez merezca terner un momento para contarlo. Hubo muchos amigos. Mucho calor y primavera. Todo pasa y todo queda, que dijo el de la ceniza en las solapas.
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Sospecha

Siento que me abandona, que me huye,
cada día la encuentro más distante, más fría,
ya nunca me sonríe ni me dice que me ama;
se oculta en el periódico y me ignora.
Y cuando le pregunto ¿qué te pasa?,
responde distraída que no es nada,
pero ya no me asalta en los rincones,
ni me enciende la piel con sus caricias.
Las noches son de escarcha sin su abrazo
-dormimos hace tiempo en camas separadas-.
Y relecosa me ha dado por pensar
si será que la vida se me escapa.

Elvira Daudet

2 comentarios:

Amando Carabias dijo...

Bueno, comento en la de aquí arriba, que parece que con el follón de blogger todo anda un poco liado...
Esta entrada me empuja a decir que tuve la suerte de asistir a la presentación del libro de Manuel López Azorín, aquí en Segovia, donde le conocí. Me gustó, sí, su verbo, su verso, su modo de leer, su modo de decir...
Y qué decir de lo de Elvira, salvo que no estuve, pero su libro me tiene enganchado.

fcaro dijo...

Gracias Amando, me parece que tenemos gustos parejos. Manolo es un gran poeta y un grana amigo, ya lo he dicho en alguna ocasión, pero no me importa repetirlo. De Elvira no sé qué elegir si su persona o su poesís.

Un abrazo. paco.