lunes, 13 de diciembre de 2010

Un poema: Como la playa...

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Como la playa ociosa
a final de septiembre, allí
donde la luz asume
que su vigor caduca
ajeno a la existencia de los otros,
así contempla el hombre
mansa y leve su mano, la herramienta
con la que atesorara
el esplendor azul de cada instante.
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5 comentarios:

Anónimo dijo...

No se puede decir más, con menos palabras. Y de fondo (siempre en el corazón), Pepe Hierro. Gracias, "caro" poeta. Carmina

fcaro dijo...

A ti, Carmina, a ti. Y cuánto siento no poder estar en Libertad,8 en ese macrofestival poético que se avecina. Tengo faena en Alcorcón. Paco.

Anónimo dijo...

Desde la Universidad Popular de San Sebastián de los Reyes me ha venido como último escalón, como primero, un libro este treinta de diciembre. No es un libro al uso, una recopilación resumida del catálogo de sucesos y decesos del año en derrota, no, es un nuevo poemario de Francisco Caro, caro amigo, extraordinario poeta y mentor de lances que al verso ponen en tempero.

“Paisaje (en tercera persona)”, como ha dado en llamarle a este último adviento de su quehacer, es un paso más hacia la radicalización total con que se enfrenta a la Poesía, un nuevo desvestir interior, una nueva prospección del mineral poético que tierradentro atesora su experiencia vital y lírica.

A grandes rasgos y en una primera lectura, el poemario está de alguna manera concebido alrededor de un andariego viaje por una exterior e interior geografía del autor. En él, en ella, los paisajes pasan desde el lugar-piedra al lugar-hombre en una transición apenas perceptible, el ser exterior y el ser interior se suman en una total comunión panteísta, la naturaleza envuelve y a su vez es parte del sentir, del ser en una búsqueda continua de la esencialidad.

La nostalgia, la contemplación, la ternura, y ese atisbo de ciudadano del ayer, traspasan a todos y cada uno de los sujetos con que se plantea la obra, omniscientes o no, agentes o no, profundamente humanos y poéticos siempre.
Decir, para finalizar esta pequeña reseña, que el adelgazamientos formal, la economía casi absoluta del adjetivos, y una concepción entre cínica (en el filosófico sentido de la palabra) y epicúrea de la vida y de la poesía van trufando esta nueva y exquisita aportación de un gran poeta manchego que empezó ya hace mucho tiempo a romper fronteras.
Vaya pues mi enhorabuena en esta transición anual a Francisco Caro, y espero y deseo que el naciente año nos procure más poema de su inagotable manantial.

Juan José Alcolea

Anónimo dijo...

Decir que Francisco Caro es un poeta sobrio es quedarse muy corto. Sobrio es, por supuesto, este "Paisaje (En tercera persona)", sobrio pero también decididamente arriesgado. Los versos se adelgazan, se desnudan de cualquier ropaje que pueda estorbar la expresión, la crudeza con la que el autor se mira desde fuera de sí mismo en un estudiado juego de espejos. Los poemas van dando noticia de un viaje interior, de una mirada absolutamente lúcida, absolutamente decidora, y llegan, con todo lo que la luz tiene de esperanza, desde toda la piel, desde todas las horas, desde todo el recuerdo. Porque no es este un libro fácil, no es una obra más adicta a modas o a peajes; bien al contrario, se perfila por momentos como un personalísimo edificio que, a manera de enroque, va envolviendo al lector hasta llevarle a un camino sin retorno, a una búsqueda que sólo tiene un encuentro posible, un desenlace. Y al final, como siempre, "la obligada, la obediente pereza/ y adulta de vivir”.

Gracias, Paco, por tantas cosas.

Ana Garrido

fcaro dijo...

Gracias a Vosotros, Juanjo y Ana, lectores fieles y continuados, que sabéis -y queréis- soportar mis esqueletos líricos. Geografías, espejos, naturaleza, interior-exterior, edificio escueto... cosas que veis. Mi abrazo.