Hay como un ruido sordo (Mercadoma)
Ser comprado y comprar,
lo sé (conozco esa certeza).
Ser sólo multitud y vigilado, metamorfosis,
un soldado de ruinas
en el instante en ruinas de la Historia.
¿Se cegaron las sábanas carmines
de mis altos desvanes veinteañeros,
territorios en armas, escenarios
donde a veces logré ––barbado Carlos Marx––
enfrentar a conciencia y existencia?
¿Me resigno
a saberme en lo anónimo, oculto viejo topo
que evita las batallas?
¿un domado inocente en procesión
que recorre pasillos, mercancías?
Miro bien cuánto cuesta lo que el amo me ofrece,
soy tan solo un disfraz
empujando el carrito.
¿Qué me queda
de los sueños morados, de ser otro con otros?
¿tal vez sólo ese gesto
en los días de feria y en las redes
de exhibir colgaduras, los púrpuras colores,
banderolas,
los antiguos tesones derrotados?
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