Desde los sótanos,
sin ser notada,
por una densa cuerda
de esparto asciende
sin freno la memoria,
muy despacio
notas
–por la melancolía
que te acude– cómo acerca
la tensión aferrada
de sus garfios
busca sitio,
cuerpo donde alojarse,
donde activar
sus turbios aguijones, donde
confundir: llama
tesoros a sus daños.
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