Esta puerta sellada que antes fue
juventud y galante,
que todavía guarda
por los mustios tableros el roce de las manos
sabias del carpintero que la hizo,
ya no custodia nada,
nada abre, vive presa
de muros que con ella envejecieron.
En su fortuna, el sol –mañana, tardes–
dora sus dos costados, mas callada se aferra
a un gris dudoso,
a un gris que es el color de su agonía.
Con frecuencia nos vemos, no concedas,
le dije ayer,
al tiempo tu derrota fácil:
resiste, permanece,
tu ruina sabe bien por qué te miro
sin desesperación, sin esperanza.
23 de agosto 2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario