domingo, 13 de junio de 2021
Un poema: Más sabio es el silencio por esperar su turno (Dejar Cuenca)
Todo pasa, todo quema,
martes, 8 de junio de 2021
Carta Pública a y dos poemas de: Alfredo J. Sánchez Rodríguez
Querido Alfredo, entre tú y el mar está la pasión de
la poesía. Cuando hace tres años saludábamos tu Cuaderno de Campoamor
ya advertimos esa triple tensión: la del amor recompensado, la que esplende el mar a tu mirada, y la más reciente, la de la entrega al descubrimiento de
la poesía. Sé, lo has confesado, que escribes desde siempre, que compones
canciones desde siempre, letra y música y que las interpretas con enorme,
merecido, éxito. Bien ganado. Me encantaron gran parte de tus poemas de Como
el felino ansía la gacela, ya sé que no fueron concebidos pretendiendo unidad
de libro, pero en muchos de ellos el pulso firme y la cadencia equilibrada
hablan alto del poeta que te ocupa. Y sé que dentro de unos días presentas Territorios,
editado por la BAM. Pero quiero hablarte de la entrega de Lastura: Entre
tú y el mar. Sorprendido primero por lo arriesgado de la puntuación: a
las tres comas que han logrado colarse, añadamos la ausencia de puntos y
mayúsculas. Gracias al diablo se han salvado los suspensivos, los dos puntos,
los guiones. La decisión no es gratuita, y el prologuista FJ Carretero
ha sabido captarlo; no es sino el intento de hacer de todo el libro un solo
poema en estancias, porque todo él, y eso es evidente, respira la misma
voluntad de asombro. Un asombro sorprendido ante el mar y un asombro deleitoso
ante el cuerpo y el alma de la amada. Y lo consigues. Hay armonía y decir claro
a lo largo de toda tu propuesta. Hay una emoción que respira a flor de piel,
hay un discurso transitivo que contagia. Es difícil al lector interesado no
sentirse en la voz del poeta rendido a sus dos tentaciones. O no sentirse interpelado
cuando acudes a ese tú autorreferencial que te desdobla en los poemas del mar.
Has querido el libro separado en dos secciones, en dos, pero yo me atrevo a
intuir que ambas nacen del mismo gen y que su simultaneidad las refuerza, que
en ellas no hay nada de alternativo. Amor y mar forman parte paralela de tu sentir
y tu existencia. Y el libro habla, y bien, de esa verdad manifiesta. Habita en
él un lenguaje sin estridencias ni fugaces riegos, pero sí con el atrevimiento
de la búsqueda, y casi siempre el hallazgo, de la imagen sorprendente y
novedosa, del subrayado que ilumina. Bien sabes tú que no es un libro de
ruptura, no estás en esa etapa, pero sí de consolidación. Vendrán otros –Territorios
ya está aquí– en donde se desparramen las novedades en temas y provocaciones
que constituyen tu identidad poética.
He escogido estos dos poemas, uno de cada parte del
libro, por resguardar la simetría que has pretendido y logrado a lo largo de
todo él. Y lo hago desde la conciencia de que tu aparición, tan profunda, tan
decidida, en el ambiente poético de nuestra tierra, es una de las cosas más
refrescantes que nos han sucedido. Sin hablar de la generosidad de tu voz que a
tantos y en tantos sitios acompaña.
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