Durante la lectura |
Con el símbolo del premio Y Joaquín Benito de Lucas |
Hubo en el acto de
entrega sobriedad y algo de poca ambición. No tanto porque el premio haya
reducido la plata de su cuantía, que también, sino porque los organizadores desconfían
de su capacidad de convocatoria. Gran parte de los asistentes lo siguieron de
pie ante la escasez de asientos preparados. Eficaz la conducción de Óscar Martín
Centeno. Mar Escudero, concejala, fue la imagen del municipio que sostiene el
premio. Joaquín Benito de Lucas hizo lectura atenta del texto premiado. Acudieron
a la presidencia Ángel García López y
Antonio Hernández, miembros del jurado. Numerosos otros poetas se repartían
por la sala. Y los amigos.
Con otros poetas |
Si el acto se abrió con
este acertado vídeo sobre el Jurado del Hierro, halló su centro cuando el
premiado, tras los agradecimientos rituales, quiso hacer comunión de intenciones
con las gentes que esperaban, que le esperaban. Supo el poeta contener en el momento exacto su
verbo fácil. Supo el poeta situar cada poema antes de su lectura. Procuró que esta fuera generosa y pausada, lo que unido a la perfección formal de su verso hizo
que el recinto adquiriera el color del origen, verdor de higuera. Logró el poeta extender
por la sala el frescor oloroso de los patios manchego cuando a final de agosto
ven sus piedras regadas. La poesía sobre todo. Siempre.
:::::::::::::::::
Con otra tinta
Escribiré con savia
cuando se haya secado la tinta
de los recuerdos.
Será difícil traducir su ruido
pero será su voz la que te nombre
y te hable en cada sílaba.
Exprimiré una hoja, su verde rumoroso,
sobre el papel en blanco
y en su leve goteo
verás crecer los trazos de una extraña escritura.
Tal vez no tendrá bordes ni brillos de poema
pero habrá en esas gotas
algo vivo,
y tu cuerpo (o al menos su memoria)
continuarán creciendo
en cada nuevo nombre,
en cada rama.
Verás crecer las letras
de una amarga escritura
que hablará de nosotros, de todo lo que pudo
ser (y no fue) la vida.
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Con otra tinta
Escribiré con savia
cuando se haya secado la tinta
de los recuerdos.
Será difícil traducir su ruido
pero será su voz la que te nombre
y te hable en cada sílaba.
Exprimiré una hoja, su verde rumoroso,
sobre el papel en blanco
y en su leve goteo
verás crecer los trazos de una extraña escritura.
Tal vez no tendrá bordes ni brillos de poema
pero habrá en esas gotas
algo vivo,
y tu cuerpo (o al menos su memoria)
continuarán creciendo
en cada nuevo nombre,
en cada rama.
Verás crecer las letras
de una amarga escritura
que hablará de nosotros, de todo lo que pudo
ser (y no fue) la vida.
1 comentario:
Acertado resumen de un acto que en verdad debería haber tenido mayor trascendencia. Pedro Antonio es un gran poeta pero discreto, austero y comedido en los eventos. Es como esa higuera de su tierra, lenta y fecunda, sujeta a la tierra por raíces profundas. Un placer haber asistido y también haber conocido y saludado a Francisco Caro, poetas en Madrid pero siempre manchegos. Rafael Toledo
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