jueves, 7 de noviembre de 2013

"Leve es la parte..." seguido de "Las cosas empeoran en Cibeles"

Leve es la parte...

Estas cosas son así. Se sabe, 5 de noviembre de 2013, Pero tan así es demasiado. Ateneo de Madrid a los 50 años de que Luis Cernuda muriera, se presenta el libro-homenaje que soñó un día de junio Miguel Losada. Necesario. Poemas para Luis Cernuda aparece escrito bajo el sugerente título prestado Leve es la parte de la vida que como dioses rescatan los poetas. Salón sin escaños vacantes. Miguel conduce el acto con sobriedad sin costumbre. Perfecto. El libro, objeto impecable del genio de Juanjo Ramos, se vende a 10 euros. Vale más. Pero es gentileza de quien organiza y sostiene. Agrupa a 71 poetas españoles vivos. Juan Luis Panero murió mientras. Nueve de otras lenguas. Por cortesía ahorro nombres. El libro incluye como novedad el manuscrito del poema Soliloquio del farero y una fotografía inédita del poeta en el agua junto a Concha Méndez, documentos que conserva Alejandro Sanz. Magnífico gesto. Hubo en el acto otros apuntes sonoros y cinematográficos sobre el poeta recordado. Pero tan así es demasiado. Pasaron por el micro 31 voces, ahorro nombres: a leer su poema de aportación al libro (muchos), a leer algún poema de La realidad y el deseo  (menos). Muy pocos trajeron a la sala la generosidad de algún sucedido en torno el sevillano.
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El libro está editado por la Revista Áurea, de poesía.

Dos notas
Nota 1. Tan así quiere decir un poco largo.
Nota 2. El jefe ha visto el libro y ha leído. Se asombra de la abundancia de nombres sonoros y afamados. Se asombra con ciertas páginas. Se asombra menos con ciertas páginas. Le digo: Estas cosas son así. Lo entiende.

Las cosas empeoran en Cibeles


Juan Carlos Sunén y el camarero.
Sí, porque Juan Carlos Suñén ha vuelto crecido, reafirmado. Ha organizado un ciclo Favorables 2013-14, con poetas nacidos en los sesenta: valores y promesas, pavones y zidanes. El jueves 7 estuvo Jordi Doce. No avisado. Casi indefenso. Tras el lento leer de su currículo, 35 minutos de un diálogo en el que Jordi terminó acorralado. O regañado por decir línea clara cuando intentaba definir su prosodia como de un hacer sin sorpresas. Apostrofado cuando insinuó lo de recitar sin leer. En el momento exacto en que Suñén sintió clara su victoria sobre el entrevistado, le dejó leer.  Habían pasado 42 minutos de reloj. No hubo clima después porque la poesía de Jordi no es excitante sino reflexiva. Paisaje y sensaciones teñidas de moralismo. Sin altibajos. Un pacífico rodar. No sé si anglosajona. Todos dicen que sí por eso de las traducciones, lo que tiene algo de cuño difícil de levantar. Leyó vencido. Al primero que no le interesó fue a Juan Carlos, que se dedicó a buscar las lentes, preparar cigarritos de papel, recolocar el sombrero y similares. Memorable fue cuando interrumpió la lectura para saludar “ostentóreamente” -que diría Gil y Gil-, a un amigo que llegó tardísimo. Luego inauguró el coloquio, puesto en pie, con algo así: Ahora pregunten de lo que quieran, de geografía o mecánica cuántica, no importa que no sea de poesía… Cuando alguien al fondo comenzó diciendo: Mi problema es que nunca entendí las ecuaciones de tercer grado…(sic), abandoné la sala sin mirar la cara de Jordi.  Pero prometo no perderme ni una. Es algo maravillosamente nuevo, distinto. Ya saben, cuanto peor, mejor. Un espectáculo.   

2 comentarios:

JOSÉ LUIS MORANTE dijo...

Pues entre la poesía de Jordi Doce y la poesía de Juan Carlos Suñén hay la misma distancia que entre Cibeles y las Galápagos. Me encanta el sosegado decir de Jordi, su aspecto anglosajón de profesor visitante y sobre todo su paciencia para soportar encerronas. De Suñen descifro... cuando acabe con la tarea comento resultados. Abrazos

fcaro dijo...

No creo que termines pronto con tu intento de descifre, José Luis. De cualquier manera no deja indiferente.
Estoy de acuerdo con tu visión de la persona y el decir de Jordi.