jueves, 19 de abril de 2012

Astenia primaveral


Anda estas semanas el blogero algo sin alas. Alejado de la trifulca madrileña, ha pasado y pasa días respirando astenia. Aquella enfermedad adolescente, aquella desgana primorosa, aquella languidez de miel y cera. Casi sin fuerzas, espabilaba sus pasos sin destinos entusiastas. Hasta que llegó Aurora, la jovencita que juega con él.

Viernes 13. Llegó Aurora al Rincón de Machado, que suele decir Pablo Méndez para darse y darnos prestigio. Llegó Aurora a la planta primera del Café Comercial, el de toda la vida. Llegó Aurora Auñón, conquense de Albalate, con un libro primero, negro y grande bajo el brazo. Techo y raíces lo llama. Porque es el caso que ha logrado engañar a sus años de nieve con una poesía abierta y clara, elegíaca y gozosa, amante del temblor y presa de la Naturaleza. Aurora ama cuanto se le acerca y es auténtico. Dice que una vez intentó matricularse en la Autónoma para aprender aquello de los ritmos, tropos y medidas y salió cargada de nuevos amigos. Uno de ellos Raúl Nieto de la Torre, amigo de estos rincones, la presentó en sociedad poética. Poesía libre, dijo, de la que vuela y vuelve a recogerse en un rincón del vientre, poesía repartida que busca y halla. Es su primer libro. Aurora era poeta y ella apenas lo sabía. Fueron testigos también José María Prieto, Pepe Elgarresta, Antonio Daganzo, Eduardo Merino. Y Carmen Valcárcel. 

(Si durante el fin de semana todo acudía a su derrumbe real, hacia el choque y rotura más repetido que conocerse pueda, afortunadamente sin cristal por medio, cuando todo buscaba, con qué empeño, su final, allá en el África, la poesía y las redacciones que a ella se dedican, suspendieron el ánimo. Pero no la agenda. )

Lunes 16. David Coll espera a este blogero en el Gijón. (Chupito zumotetra de naranja: 4,80 euromerkels). Durante una hora se discutió de la necesidad de cambio en el hacer poético, del abuso de estilo, del poeta momia. Me pareció consciente. Ha editado ya tres libros con Basilio Sial. Este Coll, poeta ubérrimo, debe ser presa fácil. El blog colaboró, por última vez, en la medida de sus posibilidades. David es un magnífico.

Del Gijón a Libertad8. (Cervezaplena&palomitas: 3 euromerkels). Afanados estaban los marineros preparando la nueva Odisea. Alfredo Piquer, es Ulises redivivo. Nuevo viaje, nueva etapa en la que no pude embarcar. 

De allí al Hogar de Ávila, donde esperaba un poeta guerrillero, un truhán campesino, un nuevo arcipreste que vive del sarcasmo. Vino desde su molino atraído por el aroma erótico de la cueva del Hogar de Ávila. La verdad es que me sentí adolescente entre el público. Leyó alcarreño Paco García Marquina. Leyó unos pocos poemas antiguos y muchos nuevos. Y leyó, raramente, bien. Entonado. Subrayando con gestos lo menos evidente. Poemas abocados al verso final, lugar donde el poeta gira su muñeca. Gira, sorprende y enamora. Odia lo trascendente. Matiza lo emotivo. Provoca relatando. Fue después, e injustamente, sometido a pena de coloquio. Una poetapúblico, nueva y rubia, aprovechó para buscar sus lecciones. Vigilado, mantuvo la distancia con esmero, con salero incluso. Y le quedó tiempo para recordar la provocativa estancia en Paraguay de su amigo Rafa Soler. Hubo vino final. Al comenzar, habló Agapito. ¡Ay de los asténicos!

3 comentarios:

omar enletrasarte dijo...

muy buena nota,
saludos

Anónimo dijo...

¡Menos mal que estás tú para traer hasta mi triste mesa de despacho, un poco de luz! Siempre tan atento y oportuno. ¡Que las musas te abracen, carísimo! Carmina

La Solateras dijo...

Inigualable mi Paco. Estuvo a la altura esperada y bastante más. La pena de coloquio, innecesaria y cruel; la nueva y rubia, escasamente interesante. Pero Paco, siempre Paco; irónico, sabio y un hombre de palabra.