miércoles, 21 de diciembre de 2011

La encina

Jamás pudo entenderte
el viejo Walt, encina solitaria.

Nunca pudo entender
cómo hay almas que pueden
vivir sin un amigo,
vivir en la oquedad
de una tierra sin nada, sin espejos,
¿cómo?

Pero es así
como resistes,
el corazón guardado, sola
bajo el punzón del cielo, tal vez huraña.

Igual y como
resiste mi canción.

Vive. Que tu inacción
no envidie mi cansancio.
Que las hormigas velen tu corteza.
.

4 comentarios:

Jesús Aparicio González dijo...

Y siempre habrá un solitario gorrión en lo alto de esa encina.
Un abrazo

Felices fiestas

fcaro dijo...

Siempre habrá, Jesús.
Además hay gorriones y hormigas que la visitan con frecuencia. Que nos acarician.

Isolda Wagner dijo...

Un poema estupendo. "Que tu inacción no envidie mi cansancio. Que las hormigas velen tu corteza."
Precioso, no necesita nada más. Cuando de vez en cuando me topo con una encina como esta en mitad de la nada, es cuando de siente la vida.
Felicidades en forma de besos.

fcaro dijo...

Gracias Isolda. Siempre son misterio estas encinas solas. Cómo pueden vivir tanto sin hablar con nadie. Ya le sorprendían al viejo de las barbas blancas. Y a cualquier poeta. Mis mejores deseos.