sábado, 7 de febrero de 2009

Rafael González Serrano: la tentación de la poesía


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Rafael González Serrano (Madrid, 1955) ha irrumpido con enorme fortaleza en el panorama lírico madrileño de este principio de siglo XXI. Poeta, como tantos actuales, de vocación callada y edición tardía, ha encontrado su sitio editorial en la matriz de Pablo Méndez. Ha sido Ediciones Vitruvio quien ha puesto en tinta su dos poemarios (que ustedes pueden encontrar en la Casa del Libro) Presencias figuradas y Manual de fingimientos.

La poesía de Rafael tiene una raíz eminentemente reflexiva y melancólica. Hay en toda ella el presentimiento de que nada es como la realidad nos muestra, por lo que es necesario instalarse en la indagación, tanto desde la confianza como desde el desaliento, para intentar aproximarnos a la verdad como equilbrio, al consuelo de la belleza. Sin olvidar la tensión del deseo, del amor, como bagaje con el que subistir en el sendero emprendido.

Sus poemas suelen ser de largo aliento, de cuidado vocabulario, de agudas intenciones. Y, siguiendo la opinión de otro gran poeta, Juan Pedro Carrasco, ajenos al engaño de la cadencia.


Mantiene un blog DE TURBIO EN CLARO shttp://rafaelgonzalezserrano.blogspot.com/ en donde se pueden encontrar una selección de sus poemas.

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Poema XXIV (último de Manual de fingimientos)


Descubres en el ojo del abismo
una nube de trampas desatando
los miedo de la espera nocturna.
Lo incierto de la hora te aproxima
a la frontera de la luz, donde
desnudarse de raíces y cubrirse
con los trajes de la impostura.
Transitar escenarios donde engañarles
con sueños inventados en los días
carentes de sentidos, tutelados por
la espada gélida del alma vacía.
Caminar por galería de representaciones,
reconociéndose en cada espejo de sombras,
instigando a ts cofrades a descubrir
la ciega rueda de círculos que
ensalza los rostros del espectáculo.
Acabar embozado en la túnica
del disimulo, no queriendo reconocer
otro maestro que el artificio
ni otra virtud que la mentira, adorando
la certera imagen sin fe aprendida
en la lectura de un manual de fingimientos.

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