Del blog de José Luis Martín |
Está el ambiente madrileño de homenajes poéticos. Y Gloria
Fuertes arrasa. Tiene pinta de ser tan popular y tan extendido como el de
Miguel Hernandez de hace siete años. No es fácil ser un poeta extendido, una
poeta extendida. Pero Gloria y Miguel lo son. En esa alegría estamos todos. Público y lectores. Como
está por Madrid, de paso y vuelta a/de Sevilla, el vasco Karmelo C. Iribarren y no nos fue
posible ir a escucharle. Su poesía en distensión está muy de moda. Dice El País. Y eso ha cabreado a muchos. Y ha enervado los ánimos. José Luis Martín incluido. Público versus lectores. El reportaje a toda página del diario de Cebrián duele a quien no lo tiene. Pero los poemas de Karmelo, tan amables, tan casi sin esfuerzo, no son mejores que antes tras el desparrame. Tampoco peores, no sean malos.
Foto de José Luis Torrego |
Nosotros estuvimos
escuchando a Miguel Ángel Curiel, un poeta fértil, que a veces baja desde su
retiro lucense. La cita fue en Enclave, marzo y 15. Hasta él, que es español
nacido en Alemania hijo de extremeños, llega la generosidad inclusiva de la
Editora Regional de Extremadura que ahora maneja Eduardo Moga. Allí le han
impreso El nadador. Y vino a presentarlo a Madrid. Siempre lo hace. De forma simultánea Amargord
daba a luz sus Luminarias II, conjunto de apuntes a modo de dietario en donde
el poeta coquetea con la sugerencia del poema, sin atreverse a fijarlo. O tal
vez sí. Porque la poesía, si es conciencia del mundo, habita donde encuentra
calor, independiente siempre del habitáculo que le preparemos. Cuántos poemas
canónicos han escuchado sus pasos -los de la poesía, digo- alejándose. Me lo recordaba, ya en la calle y
con los fumadores, el poeta Raúl Nieto de la Torre, que pronto presenta. Allí, en la calle Relatores, voceaba José
Luis Reina Palazón su traducción de la poesía suiza contemporánea, que pronto tendrá lanzamiento. Antes, en el interior, Paloma Corrales, un puntito azorada,
pero tremenda en su decir, leía un texto de presentación que enaltece esta
actividad. Restallante. Un fulgor. Un texto cuidado que venía a jugar, cartas
contra cartas, con la poesía de Curiel. Un reto de pisadas complementarias. Un
elogio a la locura de ser poeta.
Foto de MCBarri |
Poekas quiere decir poetas de/en Vallekas. Así, sin más. A
sus tertulias habituales suelen invitar a un poeta de referencia. El
jueves 16 estuvo allí Elvira Daudet. Qué distinta la lectura cuando se realiza
sin escenarios rigodones sino a la misma altura, cara a cara y sin micrófono. Encerrados todos
con un único juguete, el del temblor que la palabra pueda convocar. Elvira es
frágil de cuerpo y de acero su decir. Se ha ganado pulso a pulso el
reconocimiento presente. Leyó poco, no suele leer más de seis o siete poemas,
largos, de los suyos. Esta vez evitó el desamor como pretexto. Eso da muestra
de su alegría actual, y de su belleza. Los oyentes colaboraron con lecturas alternativas y/o
dramatizadas. Pronto será nombrada de forma pública poeta de referencia en el barrio y se
editarán, por Bartleby, 1500 ejemplares de la antología que le preparó Lastura
hace unos años. Porque se difunda. Porque el lector se convierta en público. Y viceversa. Que nunca viene mal en este oficio con voluntad -a veces- de secta exclusiva.