Como el que observa
que apunta con pistola el calor a su sien,
y amenazado acude
a cerrar con presteza las ventanas,
la del blog, la de face,
y encuentra en la penumbra que sucede
la quietud y el refugio,
y agradece el frescor de los silencios
mientras la luz recorre
con sus carros de lumbre
los altos territorios
de Leo, del estío, olvidada de él,
libre en otros quehaceres
así intento burlar con poco daño
los profundos agobios y los días
mesidores de julio,
lo extenso de un agosto
que vendrá irremediable,
armado con sus hoces, sahariano...
que así escondido yo,
así secreto,
aguardará mi afán, sosegado en callada
conjura con las siestas y la sombra,
lo benigno y la dicha
del regreso que trae
cada septiembre.
6 comentarios:
Bello poema, Paco Caro
Ingeniosa despedida, vive dios, y bien llevada.
Descansa, que lo mereces.
Seguiremos hablando.
Se agradece
Es preciso esconderse en el frescor, José Luis, no hay que exponerse con exceso a los soles. Seguiremos.
Muy buen poema, compañero.
Gracias, poeta
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