martes, 23 de marzo de 2010

De la defensa del poeta

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No halagan a los necios,
no son falsos
filósofos sartrianos de la nada,
ni gente de pereza,
ninguno es tan humilde
que no sueñe la gloria,
no han de ser ignorados
en la ciudad de Plato,
no viven del embuste
amanuense
sino en la virgen fábula
-Boccaccio de Certaldo se dolía-
de la exacta verdad.



De Cuaderno de Boccaccio
Alcalá Poesía 2010

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jueves, 18 de marzo de 2010

Joaquín Benito de Lucas, doble noticia.

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No por su río, ni por sus peces, ni por su infancia contada. Conocí a Joaquín cuando en la Plaza Elíptica abrió la puerta de su coche para que yo subiera. Nicolás del Hierro nos había unido en el jurado de su premio y viajábamos a Piedrabuena. 1997 y un habano. Françoise, su mujer, me recuerda siempre aquellos días. Después su palabra de poeta honrado. Después supe su temblor sincero y amplio, su emoción levantada. Después una relación sembrada de chispazos, incapaz para charlas continuadas, repleta de lecturas indelebles, de un mundo que pregona. Lo veo en Valdepeñas, oscuras gafas y traje blanco, sombrero. Siempre poeta de desnuda línea y clara. Serenamente elegíaco. Cadencioso en sus ritmos.

Vengo a esto por dos razones. Una. Domingo Nicolás (poeta almeriense ganador del Rafael Morales 2008) que dirige la revista Buxia, dedica a su verso un monográfico. La revista, impecable formato, recupera el material crítico que supone los numerosos comentarios que a las apariciones de sus libros le han dedicado destacadas figuras de las letras españolas, cuántas desaparecidas ya. Hay abundantísimo e inédito material gráfico que habla de su generosidad. Hay una entrevista en donde Joaquín advierte de su mirada de niño sobre las cosas, de desafíos vitales y de superaciones. Hay incompletos apuntes biográficos, aproximaciones, búsqueda de clasificación generacional vía amistades: cuestión compleja esta, la de una generación real y amagada entre 50 y novísimos. Una magnífica y bienintencionada iniciativa. Allí en Almería. Sabor a homenaje.

Dos. Es Joaquín un hombre, un poeta, prendido a Talavera, al Tajo de Talavera, a su infancia en Talavera, al poeta de Talavera que le precedió, Rafael Morales cuya memoria cuida. Talavera lo ha reconocido como hijo predilecto. Pergamino y algo más, el mejor regalo, publicar su obra. Con el mimo de Calambur. Con educada decencia. Con pensado prologuista. Con sus 18 libros editados. Con seis poemas inéditos. Un minucioso Pedro J. de la Peña, una a una, analiza las huellas (las formas, los temas) complejas y espirales de la poesía de Joaquín, la sencillez final que su mano consigue, sus cotidianas fuentes, su creíble verdad. Bien ayudado por lupas, por citas ajenas.

Yo digo aquí: lo principal es la voz, el agua por su voz, las casas pobres de su voz, el pecho triste, rojo, contra su voz, los anzuelos clavados en su voz, los tres nocturnos golpes a su voz, las portuguesas tardes con su voz, los álamos de olvido, de memoria y orillas, las pequeñas alacenas de entonces, las palabras de ahora. Lo principal de Joaquín Benito de Lucas es la voz. Cuanto deja su voz. Conocí a Joaquín cuando en la Plaza Elíptica abrió la puerta de su voz para que yo subiera.

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Inédito


La poesía es un viento que te empuja
hacia la vida, rumoroso río,
hasta tocar lo oscuro de su fondo sonoro.

Allí te reconoces, y ese viento
te enseña lo más triste,
también lo más hermoso
de tu destino. Faro de inocencia
que alumbra con sus ráfagas todo cuanto creías
perdido u olvidado, pero que como espuma,
tabla de salvación en el naufragio,
te redime y perdona
para seguir viviendo.

jueves, 11 de marzo de 2010

Vicente, Maxi: dos amigos (en escena)

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Los de A-7, el grupo de presión vinipoético de Valdepeñas, tienen por lema escrito esta la leyenda: vino y poesía son la base de la amistad. El empedrado del patio de su bodega bien conoce la verdad de tal enunciado. Como lo saben Vicente Martín y Maxi Rey, dos amigos sin apuros. Yo también estoy de acuerdo. Lo que no sé es si la poesía es el peaje para llegar al vino, a los amigos, o si han sido los amigos y el vino quienes me han llevado a la poesía. Vale.

El lunes Vicente Martín, tan renuente a presentar libros, y tiene veintena, aceptó la invitación de los del Tomelloso para presentar “Como piel desnuda” el poemario ganador del último premio “Eladio Cabañero”. Su poesía llena de guiños a la fugacidad y la monotonía del vivir, al amor, a los destrozos de la infancia, llena de imágenes potentes, tensadas por el surrealismo, repletas de sorpresas envolventes, de lenguaje que busca, no se vio bien acompañada por las palabras que la precedieron. Lástima de la tinta de la impresora de Pepe López, lástima de los comunes lugares de la representante del Ayuntamiento, de su propaganda final. El libro, editado por Renacimiento, se vendió como a manos llenas. Como lleno está el libro. Como llena estaba la sala de poetas amigos. Después hubo vino. En colectividad primero y en petit tribunal tras la tormenta. Carlos Valverde hizo la foto antes de irse, con otros, a cenar a Mundi.


De modo igual terminó la aventura marciana de Maxi Rey en el solar de los Montesinos. Maxi, el ojo que mira, demostró su memoria. Anoréxica por la incapacidad de los megas para ocupar debidamente el interior de los cedés. Maxi, en una introducción primaveral, por irónica y tierna al mismo tiempo, habló de su trayectoria como filmador penitente de actos poéticos. Quiso, final de los setenta dijo y es verdad, que sus alumnos conocieran el rostro de sus poetas igual que renovaban el de sus futbolistas. Grababa. Y proyectaba después en el instituto. Superochos de 3 minutos, tiempo, pelas, VHS, cariño, euros, decisión, digital, dudas ¿por qué hago lo que hago? Para que los poetas se conozcan a sí mismos. Para que quede. Para que sea. Los presentes quieren ser ahora viendo. Comienzan las imágenes, el gozo en blancoynegro de un Rafael entre sonrisas, un García Nieto planchado, homenajeado, Rosales cardial, cordial. El comando Max actuando por las calles de Madrid. Sólo es posible ofrecer tres lecturas, disculpas de Maxi, los megas dice. Lee Rafael Morales, sus hijos y Concha en la sala, lee de más a menos, nombra a Concha, envolviendo, sembrando profundo. Lee Bousoño, Carlos, sintiéndose trascendente, aliterando con brío, elegante, el ojo de la aguja. Lee la testa renacentista de Pepe Hierro, humanísimo, cálido, recorriendo la casa con las manos abiertas, Maxi percibe que el fondo musical se le ha disparado. Fin. La gente habla: es muy poco el veneno. Desean más cianuro bañando su retina. Unos preguntan dónde puede enterrarse el tesoro para que nadie lo maltrate, para librarlo del azar, otros hablan del machadiano trance entre valor y precio ¿cuánto vale un tan desmesurado archivo? ¿cuánto cuesta? Mayte, mientras, hace fotos con leves movimientos digitales. Vean.

Después el vino, para cerrar el círculo. Rafael César Montesinos quiso pagar el de los manchegos, pero estos, por esta vez, no aceptaron. ¿Repetirá el intento? Morales Barba habló de las poesías completas de Joaquín Benito de Lucas que ha editado Calambur. Todos hablamos del último premio Blas de Otero. Antes, durante y después, la amistad. Siempre el vino. Bien lo sabían los de A-7.
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miércoles, 3 de marzo de 2010

Olga Pais: poeta, gallega, amiga

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No sé el orden, ni su prioridad, pero sé que es poeta, que es gallega y que es amiga. La conocí en la stoa griega de Valverde, en el foro romano, en la más pura poesía. Conocí sus escritos primero, después el agua del mar en su mirada, la belleza con que apacigua a los vientos. Escribe sin piedad, desamparada. Escribe sin papel mientras pasea, tan cerca de la Torre de Hércules. A veces en la nocturnidad de los turnos. Mientras oye música o atiende la cocina. Escribe en el bosque, en la agonía celta del verde, en la ruralidad de los castaños. Es poeta. Ha ido creciendo en el oficio de escribir. Con voluntad, con parsimonia. Aguzando el oído a la intención del verso. La posada del alma siempre está abierta. Todo le impresiona. A veces viene al sofoco de Madrid, a la centralidad del cemento, a la arboleda domesticada. No es su tierra. Aquí se disminuye. Tiene cerrado un poemario "Cuando a madera húmeda" y está en otro. Sólo sabe escribir desde la verdad y hacia la verdad. Una  mujer que escribe, una más para algunos lectores, pero para ella escribir es andar, gozar, conocer, sonreír, buscarse, someterse, contemplar, ser el mar, dejarse confundir por las gaviotas, remover las arenas con las sombras. Tal vez amar.

Me envía esta foto y este poema en satisfacción de una solicitud hecha por mí..

La humedad
sigilosa del musgo,
los caminos del verde,
cuán antiguos dormitan.

Es de lluvia cerrada el aire suyo.

Y son lluvia las tardes, las fuentes del ayer
en los difusos rostros de los dioses.

Del ayer este eco de amapolas
que viene con el agua, la memoria,
el musical linaje de las hojas.

A dónde mira el cedro
si al pájaro no acoge, si desprecia.

Cuándo se anunciará la primavera
si el ciprés toca el cielo
y aún es dulce
la piedra que nos muerde.

Qué lejos los caminos,
la fatiga animal del horizonte.

Cuán antiguos dormitan.

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lunes, 1 de marzo de 2010

Los poetas, los ríos de La Mancha

Fotografía de Aníbal de la Beldad
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Aníbal de la Beldad, periodista que sabe, me cuenta que las aguas de un Guadiana redivivo regresan por su cauce en busca de unos Ojos imposibles aún, a pesar de tanta desmesura. Parece que los ríosde mi tierra, Cigüela, Záncara, Azuer y Jabalón, han querido vencer a la palabra.

Como si de un reto se tratase, los ríos manchegos han querido, en este inverdiluvio, ser más, algo más que la memoria pedroantoniana de sus cursos en “Más allá de la llanura”, algo más que la desolación de “Añil” donde los recluyó, con todo merecimiento, Miguel Galanes.

Como han querido, así mismo, deshacerse del ahogo presentido por Gallego Ripoll y aquella lavandera de “Los poetas invisibles”, o instalarse en la rebelión las infantiles y enjutas aguas de José Luis Morales que mojaron su “El viento entre las ruinas”.

Desde los montes de su oeste, el Bullaque de Nicolás del Hierro les da la bienvenida a la hermandad de los vivos, a la dulce normalidad de la corriente, de lo corriente. De momento.

Sí, de momento. Porque nada sería más gratificante, más hermoso, para los cinco poetas, bien lo sé, que verse definitivamente derrotados en sus intuiciones, vencidos por la mirada combatiente del agua, arrugadas las páginas de sus lamentos.

Tal vez
la esperanza visite
las más hondas entrañas de mi tierra.