En alguna
ocasión
conversé con el
hombre
que unos siglos
después
se llamaría
Ezra.
¿Cuál es tu oficio? –preguntó.
Ninguno –respondí–,
no tengo
habilidades que conozca,
hablo con los
ancianos,
alguna vez
escribo.
¿Conoces –replicó–
que quien escribe miente y se describe?
(Versión K)
Se sostenía
porque estaba agarrado
al vaso donde el bourbon,
al borde de la barra
y, parsimonia,
alzó el rostro, me miró
y, parsimonia,
alzó el rostro, me miró
con voz muy baja: Hola, ¿cuál es tu oficio?
Carezco, contesté,
no tengo habilidades que conozca,
paseo y hablo
con ancianos y pobres,
alguna vez escribo.
Me llamo Ezra, -prosiguió,
ya vi que estaba solo, que buscaba-
¿sabes
que quien escribe miente y se describe?
(Del inédito: Necesita testigos
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