lunes, 30 de diciembre de 2013

Poema: Latus vive. Buena noticia para iniciar 2014

Vive Latus aún,
vive.

Fue remero y poeta,
nació en Egina,
navegó para Ulises, prestó a Homero,
calló durante siglos,
discutió largamente con Boccaccio,
amó a Ezra, cruzó 
con impiedad los mapas,
habitó Alejandría y hoy resiste,
casi tacto al oficio,
descuidado su nombre por los cielos,
en la pocas tabernas
que duran en los bordes de Madrid.

martes, 24 de diciembre de 2013

2014 y Mientras la luz


Más justo, con más libertades, 
con toda la poesía, con vosotros

Foto de Miguel Ángel García

sábado, 21 de diciembre de 2013

El papel, el ausente, el final. Y un otrosí

El papel


  Todavía el papel. Aprovechan estos días las revistas de creación poética para presentar sus colecciones de otoño-invierno. En las primeros días -lunes miércoles- de la semana lo hicieron El Alambique de Agustín Porras y José Cereijo, Troquel, que dirige Isabel Miguel y La revista áurea, empeño casi personal de Miguel Losada con el apoyo de Juanjo M. Ramos. La presentación suele ser el único apoyo económico. ¿Dónde los suscriptores de ahora? que decía Alberti. Nadie responde, al cuento de las picas… Lo solía hacer también por estas fechas Cuadernos del Matemático, ese orgullo que mantienen en Getafe Ezequías Blanco, Matías Muñoz y Cristóbal López de la Manzanara. Parece que no lo hará, que prepara un número doble para la primavera. Celebra su 25 aniversario. 
En la red, futuro donde nos esperan, anda muy activa La Galla Ciencia, a la que remitimos porque quieren ayudas para pasar al papel. Recuerden aquello sesentayochista: lo viejo no termina de morir, lo nuevo no acaba de nacer...  
Esto de las revistas impidió a la redacción asistir a la apoteosis final del ciclo Hazversos que se anunciaba interesantísima para la tarde del martes 17.

El ausente
Eloísa Otero y Nuria Ruiz de Viñaspre leyeron alternativamente
un poema en gallego y castellano.       (Foto de MCBarri)


   Lástima, pensé el jueves 19 en Favorables Madrid Poema. Si hubiera ido se hubiera convencido de que, tantas tertulias después entre el pelotón de oyentes, por fin una había parido el entretenimiento. Eloísa Otero y el público, con una espuerta de humor y cal ya prevenida, tuvieron la culpa. El desparpajo berziano y la sencillez verbal de esta periodista-poeta lo lograron. Bien es cierto que venía preparada para el chubasco de Juan Carlos Suñén. Lo dijo en un previo de tamtampres, la revista virtual que mantiene. Lo dijo así: Ildefonso Rodríguez, que estuvo el año pasado en este mismo ciclo, cuenta que lo pasó muy bien charlando con Suñén, y que la conversación les cundió tanto que apenas tuvo tiempo para leer sus poemas. “Si me descuido no leo nada, así que, si quieres leer, adviérteselo”. No sólo eso. Eloísa venía preparada con apuntes y notas. Se conocen. Sobre todo para no sufrir demasiado en el interrogatorio habitual. Apenas le hicieron falta, fue ella, con el apoyo del público, quien marcó pauta, ritmo, la que tiñó el local de arcoiris. Leyó cuanto quiso. Y quiso lo justo. De una poesía a medio camino entre el vientre y el pecho, tan lejos de la abstracción como de la simpleza emotiva. Bien construida. No es poeta de obra amplia y parece de lenta producción, de vocación dispersa. Antes de leer indicó que entre el público estaban su primer novio, el redactor de tamtampres en Madrid, su futura editora (Nuria Ruiz de Viñaspre) y bastantes amigos (Olvido García Valdés y Miguel Casado entre ellos): 24 en total. Hubieran sido 25 si el ausente, al que Suñén parece tener fichado, hubiera aparecido. Lástima. Para una vez que estuvo bien la cosa. Podía haber acudido el jueves, pero no lo hizo. Lástima. A terminar el acto alguien se acercó y le dijo a Juan Carlos: “Oye esto ha estado muy entretenido”. Y él, con cierto orgullo audible, contestó parecido a: “Eso pretendemos siempre, pero hay un jilipollas, uno, al que esto no le gusta; por cierto, hoy no ha venido”. El ausente localizado, calificado. Esta tertulia, que lo tiene todo, lugar céntrico, inteligente conductor, medios y soporte adecuados, apoyo en la cumbre de CentroCentro, no termina de tener público propio. Tan sólo el que arrastra el poeta de turno. Lástima que no enganche. Y va por su segunda temporada. Aunque algunos fueran de la calidad descrita del ausente. Que, dicho sea en voz baja, entre nosotros, son inevitables.
Qué añoranza de Poetas en vivo.


El final
Fotografía final en Odisea Poética
(de FB)


  T
odo acude a su final. El de las croquinillas de 2013 es para Odisea Poética. Una excelente tripulación se enroló con Alfredo “Ulises” Piquer para la despedida. Para nuestra sorpresa el lleno no fue el reventón de otras veces. La gente ya está para otras cosas, parece. El manchego Fermín F. Belloso no defraudó, sólido en las formas, leyó con voz tensa y clara una decena de poemas bien seleccionados, de los que arañan. Hay mucho futuro en él. Le siguieron en la palabra tres voces captadas en el pasado encuentro Voces del Extremo, el del Ateneo.  La de Antonio Crespo Massieu, autor del estremecedor Elegía en Portbou, la del repartido Manuel Rico y la de la salmantina María Ángeles Pérez López. Son tres poetas de la memoria del hombre, de la tensión del vivir, de la palabra no conforme, de lo que interroga. Los tres se decidieron por poemas que hablaban de viajes interiores, de paisajes donde el desgarro. Tuvieron la deferencia de inéditos. La virtud de conmover. De lo exquisito. Que para eso y por eso vive la poesía. Todo recio, Castilla, sin guiño, serio por necesario. 

Afuera, la calle bullía, última víspera, la vida. La vida de todos. Ojalá nuestra. En la calle saludamos a Agustín Sánchez Antequera, editor sin alharacas, sin red tendida, y dotado de alma generosa. Buen final. Inmejorable.

Otro sí

   Para los que se quedaron ante la tele: tarifas de luz, subastas, registros de sedes, ruedas de 46 millones, lo fariseo que gallardea, multasmuchas a quien contesta, áticos en desmesura… otras vidas. Las que entre todos elegimos.    

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La agujas

Las agujas no servían para coser.
En tu casa
las agujas eran fuelles
muelles
antídoto y veneno
aguas hipodérmicas, sin ojo pasen
los camellos,
acupuntura
hipnótica.
La aguja era ouija
deletreando el más allá
bailando
perdidita en la nada
como una miga
de pan.

Está templada la casa
y no sé
por qué no vuelves.

                                         Eloísa Otero

jueves, 19 de diciembre de 2013

Un poema de María Ángeles Pérez López



   Estuvo hace unos días en Madrid, leyó ante un escaso auditorio. No le gusta convocar. Emocionó. Vuelve mañana jueves. Cierra en Libertad 8 la Odisea Poética de diciembre. No se lo pierdan. La editora Lidía López Miguel, atentísima, compró un ejemplar de Atavío y puñal, su último libro editado por Olifante, para Mientras la luz. Hay pocas cosas que sorprendan en poesía, salvo estos 22 poemas alrededor de la mujer, del dolor en la mujer, del color en la mujer. De la ruina que cerca y del pintar que salva. Busquen en la red este nombre. María Ángeles Pérez López. La mujer suelo y vuelo. Poeta de las heridas. 
Y de las alas.

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10

Sobre su pecho muerto, la mujer
pinta una gran ventana para el aire.
El corazón, en su áspera alegría,
asoma al sur su sala octogonal
por el hueco del seno que extirparon
la enfermedad, la mano, el bisturí.
Sobre su pecho muerto la mujer
raspa cualquier recuerdo doloroso
y colorea el soplo y el zumbido
del arrebato rojo de quedarse.
El hospital se borra en su blancura,
esa sala de espera es no lugar,
la habitación sin lágrimas y olivos
es también no lugar, los lavatorios
y ascensores que nunca se detienen,
el pasillo alargado como el miedo
de biopsia en biopsia es no lugar.
La madre le cosió dos grandes senos
con hilo destrenzado del cordón
que la anudaba al tiempo y sus asomos.
Ahora un médico serio, preocupado
descose uno de ellos, lo retira
en silencio, y la extensa cicatriz
que corre por el tórax como el frío
abraza los paisajes de la tundra.
Pero sobre su pecho, la mujer
sombrea un árbol negro, transversal
por la ira de perderse en el otoño.
También nubes y niños anhelantes
en su transpiración y su ajetreo
para mojar la tarde y las palabras.
El viento que entra en tromba la despeina
y su risa es un pájaro veloz.


domingo, 15 de diciembre de 2013

Tras el puente de la Inmaculada Constitución

    

  No hay descanso. No señor, no lo hay. Ni se le espera. Los puentes son un simple paso atrás para dar dos, tres, veinte hacia adelante. O tomar carrera. Qué ímpetu en el ambientillo madrileño -dice el jefe, que comienza a tomarle gusto al asunto. Nos agotarán. Leve, pero firmemente, asiento. Escribe poco –continúa- aunque no debes desengañar, ni debes estropearte, vivimos de esto. No respondo. Ni siquiera le digo: No sé si podré.
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Juan Carlos Rodríguez Búrdalo
  



Cómo no hablar de Juan Carlos Rodríguez Búrdalo, bonhomía extremeña, tan contradictorio en oficio y coherente en afición. Vivencias propias del alma noble. Leyó el martes 10 en la disminuida, aunque eficaz, tertulia Montesinos. Acelerada y barrocamente lo presentó el profesor Morales Barba. Leyó Búrdalo con justeza y estuvo en drama durante la lectura del poema al padre. Dijo que ha vuelto a la escritura de poemas con cierto temor, que se observa en dudas y dificultades, pero ha vuelto. Qué remedio.


Rafael Morales
(Foto  Rafael César Montesinos)
  
Al día siguiente, 11 miércoles, aumento del censo. El presentador del martes presentaba el miércoles. El mundo de los poetas es una espiral infinita. Rafael Morales Barba inauguró en la librería Alberti la circulación de su libro Climas, que le ha editado, justo a tiempo de cerrar, la colección AbeZetario de la Diputación de Cáceres. De 25 sillas previstas se ocuparon 24 ¿quién hace tan exactos los cálculos? Morales Barba es profesor universitario y crítico apasionado por las tendencias de la nueva poesía española, la de XXI. Había publicado en Italia (2006) Canciones de deriva. Con Climas rompe su virginidad en papel ibero. Dijo que es producto de la tensión de 20 años. Poemas enjutos, de rebelde y selecto vocabulario para investigar los vientres del paisaje. Confesó ser viajero sin penitencia. Habló del libro el último gestor de la extinta Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco, que citó a los griegos para ayudarnos a entender. Morales Barba leyó sin interrupción ni comentarios. Dijo que era su costumbre. También que no va a premios. Bienvenido entonces.

Fernado López Guisado (centro) en La Cacharrería
(Foto Elena Muñoz) 



  El jueves 12 fue nuestro, pero el viernes volvimos al reporterismo urbano. El bar La Tapa de Era (Reina 1) tiene un sotanito bien dispuesto y mesas de palet. En él quieren los dueños hacer cositas culturales. Con cierto retraso pero con grande habilidad y destreza leyeron David Morello, Davina Pazos y el cacereño Carlos Ortiz, joven aún. Versos para un bautismo. Veremos. Hubo tiempo para ver y oír luego a Fernando López Guisado en el Ateneo, rodeado de familia y de poetas (Paco Moral, entre ellos, ya agobiado por el proyecto editorial Tigres de Papel, y no ha comenzado, conversaba con el editor Rafael González Serrano: entre iguales iba el juego). Fernando, presentado por otro editor, el suyo, Pablo Méndez, se dio un baño de aplausos y cariño, el mismo que él derrocha, obligado como estaba  a transitar por poemas canónicos, que su público le pide, y al tiempo deseoso de mostrar sus nuevas formas, algo alejadas ya de los pétalos negros. Hay frescura en su puesta en escena. Aplaudidísimo.

Crsitóbal López de la Manzanara en el homenaje
a Paco Chamusca (Foto MCBarri)
  
Apenas queda sitio en las jornadas laborales para veleidades y hay que aprovechar los sábados. En Getafe, 14 del 12, un grupo de evangelistas, parece que seis, decidieron glosar la figura de Paco “El Chamusca”, un personaje de la noche y de la prehistoria rural de lo que fuera pueblo. Han escrito versículos, romances y sonetos: algarabías. Han buscado a Chema de la Quintana, han hecho un niño Amargord de 12 euros, han convocado a leer y a beber. Y todo sucedió. Digo alguno de los nombres de quienes así gozan la nocturnidad: Matías Muñoz, Cristóbal López de la Manzanara, Manolo Romero, Ezequías Blanco… Matemáticos todos, casi todos sin sueño. Tentados por el afán de lo noctívago. El dolor de beber es infinito. ¿O infinitivo? Apenas si recuerdo. 

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Pérdidas

Tiempo de pérdida 
y horas pensativas, por la orilla

entregadas, 

(es su sierva la tarde) 
con su olor de centauro o adelfa, 
o la sombra manchada del cañaveral al agua. 

Por la orilla errabunda todavía 
somnolientas derivas de tierra 
y rutas imprecisas (sentimientos recónditos) 

y el incierto tornasol 
que arde.

                                                        Rafael Morales Barba  

lunes, 9 de diciembre de 2013

Pedro A. Gonzalez Moreno recibió el 24 José Hierro

Durante la lectura




Ocurrió la tarde del 4 de Diciembre, en San Sebastián de los Reyes. Era la 24 fecha en la que se entregaba el premio José Hierro. En esta ocasión también a un poeta de raza, de estilo. A Pedro A. González Moreno. Poeta de medida producción, adepto a los perfumes obtenidos por lentas maceraciones. Con El ruido de la savia ha querido nombrar el libro por el que le han concedido el premio. Pretende aunar en él el susurro del poema y el rumor inagotable de un origen poblado por llanuras y trigos, por los haceres sencillos de gentes laboriosas. 

Con el símbolo del premio Y Joaquín
Benito de Lucas
Hubo en el acto de entrega sobriedad y algo de poca ambición. No tanto porque el premio haya reducido la plata de su cuantía, que también, sino porque los organizadores desconfían de su capacidad de convocatoria. Gran parte de los asistentes lo siguieron de pie ante la escasez de asientos preparados. Eficaz la conducción de Óscar Martín Centeno. Mar Escudero, concejala, fue la imagen del municipio que sostiene el premio. Joaquín Benito de Lucas hizo lectura atenta del texto premiado. Acudieron a  la presidencia Ángel García López y Antonio Hernández, miembros del jurado. Numerosos otros poetas se repartían por la sala. Y los amigos.

Con otros poetas
Si el acto se abrió con este acertado vídeo sobre el Jurado del Hierro, halló su centro cuando el premiado, tras los agradecimientos rituales, quiso hacer comunión de intenciones con las gentes que esperaban, que le esperaban.  Supo el poeta contener en el momento exacto su verbo fácil. Supo el poeta situar cada poema antes de su lectura. Procuró que esta fuera generosa y pausada, lo que unido a la perfección formal de su verso hizo que el recinto adquiriera el color del origen, verdor de higuera. Logró el poeta extender por la sala el frescor oloroso de los patios manchego cuando a final de agosto ven sus piedras regadas. La poesía sobre todo. Siempre.

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Con otra tinta

Escribiré con savia 
cuando se haya secado la tinta 
de los recuerdos. 
Será difícil traducir su ruido 
pero será su voz la que te nombre 
y te hable en cada sílaba. 

Exprimiré una hoja, su verde rumoroso, 
sobre el papel en blanco 
y en su leve goteo 
verás crecer los trazos de una extraña escritura. 

Tal vez no tendrá bordes ni brillos de poema 
pero habrá en esas gotas 
algo vivo, 
                    y tu cuerpo (o al menos su memoria) 
continuarán creciendo 
en cada nuevo nombre, 
                                                en cada rama. 

Verás crecer las letras 
de una amarga escritura 
que hablará de nosotros, de todo lo que pudo 
ser (y no fue) la vida.

martes, 3 de diciembre de 2013

También termina noviembre

La mesa (Foto FB)
25

La alevosa huida de algunos de los folios que debían estar en la mesa, y no estaban, no hizo perder los papeles a Cecilia Quílez. Decidida a pesar. Se trataba de una mesa redonda sobre el estado de vigencia y el estado de proyecto de los Festivales Internacionales de Poesía. Esas ferias promocionales que logran concitar por unos días la atención sobre lo semioculto. Pérez Azaústre estuvo elegante con sus antecesores al hablar de Cosmopoética, de sus limitaciones y deberes al ser financiado solamente con dinero municipal. Renato Sandoval apareció exultante ante el vigor de su recién festival limeño, planeando su ampliación en un país pujante. El Harbi El Harti, desencantado, y en retirada después de organizar innumerables citas en Marruecos, se inclina ahora por rechazar el gigantismo escaparatista. Trabajar para menos, dijo. Martín Prieto pareció conforme con el tamaño del que regenta en Rosario, argentino primero y centroamericano después, vino a decir. Todos coincidieron en sacar la poesía de los recintos sabidos, en airearla por  barrios, bares, cárceles, plazas…. Cecilia moderó. Todo fue moderado el lunes 25 en la Casa del Lector. Incluso el número de asistentes.      

Juanjo Alcolea y Teresa Núñez
(Foto MCBarri)
26

Casi lleno, martes 26, en la Casa de Castilla-La Mancha para la presentación de Cuando los nombres estén dados, de Juanjo Alcolea. Premio que fue Pastora Marcela 2012. Juanjo es un hombre de palabra poética permanente, a la que suele dotar de una tensión vivificadora. Habita en ella un afán de ave fénix capaz de resurgir, probar el vuelo y desafiar nuevas acechanzas. Este libro es un homenaje a la poesía, a su hacer, a su modo de vida y a las personas que la encarnan, a los poetas (que él ha querido en su mayoría cercanos al abrazo). Hizo la presentación Teresa Núñez, avisada y exacta, y hubo después turno de lectura con Ana Garrido, F. Caro y María Jesús Pizarro. Textos que subrayan la intención necesaria para aquel que pretende beber en el manantial de la poesía, para el que elige el oficio de hacer versos. Se sabe que la verdad en este aprendizaje es siempre subjetiva. Juanjo también lo sabe.     

Euraca. Página 
27

El miércoles 27 aprendimos que La Zanjita es un pliego de cordel producido por los de Euraca. Los del seminario sobre lenguaje. Las que llevan a Luz Pichel como bandera. La Zanjita es un pliego de papel, o musical, o visual. Sirven para informar sobre lenguajes fronterizos, los que rozan y cambian, los que salvan y destrozan. Eva Chichilla y Patricia Esteban, en ausencia de María Salgado, explicaron. Son propensas a las longitudes, a los actos largos. A la belleza de la divagación divulgadora. Tienen una página, bastante atractiva, que muestra cómo exploran cuanto les atrae. Y les atrae todo aquello que el lenguaje tiene de confusión, de lugar en donde perderse y ser feliz. Se colaron en este ciclo de La Central de Callao llamado Tinta Roja y pensado para voz de mujer. Disfrutaron. Felices, mostraron algunas de Las Zanjitas mientras Luz Pichel esperaba expuesta y paciente el momento lejano de su lectura. Leyó apresurada, pero en gozo. Como siempre.

Pablo Méndez, editor de Vitruvio
(Foto FB)
29

Todos los viernes, este 29 también, la editorial Vitruvio tiene un acto de presentación de libro de poemas en el Café Comercial, en La Planta de Arriba. Festivos, no. Es una editorial prolífica que atiende a multitud de poetas. Alivia urgencias. Este viernes leyó el también pintor y manchego (de Iniesta) Rafael Talavera. Lo presentó, hombre de la casa vitruviana y en elevadísimo tono, Alberto Infante. Rafael se da bastante al lirismo mágico, busca abandono en la Naturaleza. El editor celebra estos días sus 400 números de la colección Baños del Carmen con Las personas del verbo, de Jaime Gil de Biedma. Contrastes. La colección combina anhelantes y vacas sagradas. Es marca.   


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      Romper con las presencias.
      Dormir en otras lunas sin noche ni paisaje...
                                      Carmina Casala

Llegad
como si no hubiera ocurrido,

como si todo hubiese sido nunca tarde.

Dejad colgado el cuerpo entre dos luces,
la voz
en las techumbres del instante,

y, en el tronco desnudo de algún chopo,
prended el corazón como peaje.

Y no miréis atrás, idle de frente,
quemad hasta que el alma se os abrase,

y, luego, cuando el fuego se termine,

abrid la eternidad.  Si hay Dios:  que pase.


                                                           Juan José Alcolea