domingo, 17 de octubre de 2021

Un poema: Fuenteagria

 











Aquí,

donde el agua dorada

 

aquí,

disputándole el sitio a los hondos veneros

 

bajo hierbas sin nombre,

hojas secas y sombras,

donde tanto jugué

y en donde tantos juegan todavía

 

donde perdieron

los olmos negrecidos su batalla,

aquí, entre los nuevos,

los inocentes álamos

blancos que ya no los recuerdan

 

aquí el hoyo

 

aquí la rota

arcilla que contiene

los instantes de luz, lo malvivido,

las renuncias, la plata

 

la hucha del vivir y sus pedazos.

martes, 12 de octubre de 2021

Carmen Jodra: dos poemas de su nuevo libro, "El libro doce"

 



         Han pasado dos años desde que nos dejase Carmen Jodra, la poeta de las moras frescas, sagaces, la poeta amada por tantos de su generación. Su recuerdo continúa. Y sus poemas. Al poco de su fallecimiento se celebró un acto-memoria en el Ateneo de Madrid. Ahora, el próximo lunes 18, en el Café Comercial, se renueva. Para dejar rastro escrito la revista Áurea, que promueve y sostiene Miguel Losada, ha levantado un número especial con numerosas colaboraciones que se presentará en el mismo acto. Pero hay más. Afortunadamente.

Hay la buena noticia de que los poemas, los últimos poemas sobre los que trabajaba Carmen, tan retraída a la hora de editar, de pulir, de mimar, han encontrado cauce de edición. Será donde debe, en La Bella Varsovia. Está anunciada su difusión comercial para el próximo día 25, el lunes siguiente. Carmen, bibliotecaria de formación y vocación humanista, volcada en el estudio de las lenguas clásicas, dedicó su última atención a la Antología Palatina, ese inmenso río que atravesando el tiempo ha traído hasta nosotros el enorme caudal de los epigramas griegos. Y de manera especial al libro XII, tan del deseo. De ahí el título que tal vez ella entonces eligiera o los responsables ahora hayan elegido para el libro postrero de Carmen. 

 Desde la web de La Bella Varsovia, de su gentileza, ofrecemos como adelanto dos poemas, tacto y gozo, de El libro doce.

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 AP XII, 8

                       Para Diego

 

En la floristería un muchacho trenzaba
ramilletes de bayas de hiedra entre las flores.
Me acerqué a preguntarle: «¿Cuánto por tu guirnalda?»,
 y se puso más rojo que sus flores.
Más que comprar las flores, yo al florista comprara;
si no está en venta, compraré unas flores.
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 Para Gracia del corazón alado


La biblioteca no es un lugar para lo sensual
por eso me conmueve tanto este mínimo delito
cuando los estudiantes en verano
deslizan sus sandalias debajo de la mesa
y permanecen con los pies descalzos
rebelión contra una norma no escrita
esos tímidos pies, perfectos todavía,
proclamando lo que nos recordaba
uno de mis maestros:
que descalzo
se dice en otro idioma «pies desnudos».


martes, 5 de octubre de 2021

Dos poemas de Mariana Feride

 



Esta ciudadana del viento vio luz primera y dacia junto al Danubio. Esta poeta española es infatigable, dúctil, revolvedora. Pinta, escribe, busca, convoca, ama, vive sin tregua. La recuerdo, el pelo entonces por unos días rojo, acunando en su pecho un libro mío, discreta, yéndose de la sala casi de tapadillo. Era 2015. Mariana Feride es un temblor amigo al que he dado desde entonces múltiples abrazos. Ha publicado, bien recientes, los tres libros que se ofrecen en la fotografía. Huracanea. Arde. Es rayo en las motivaciones que la llevan y la traen desde programas de radio para Argentina hasta sus tareas como delegada en Madrid de la Asociación Nacional de Escritores de España. Centinela en las tertulias y organizaciones de poetas, vencedora del miedo, mira a su zaga sin antorchas, sin ansias, sin ninguna necesidad de pagar peaje por lo vivido. He visto a pocas personas más atentas al futuro que ella. Más atentas a la poesía que ella. Ella, que doblegó el dolor, que abandonó su lengua natal por la adquirida. Porque es así como siente la poesía, en castellano, junto a las gentes que quiere, donde percibe ser suelo y azul. 


         Dueña de una obra represada, el muro se rompió en 2019, cuando publicó Obsequium, una introspección desatada. Luego llegó El oído del viento, justo con la pandemia, y el más reciente, 2021, Odisea sin nombre, donde estalla su concepción existencial del mundo, donde sus dibujos vocean más que ilustran; donde el espíritu confronta lo real sin recelos, sin los papeles de víctima y/o verdugo definidos, separados. 

       Vivir para la poeta Mariana Feride es siempre un riesgo asumido, buscado. Basta mirar sus dibujos, basta acampar en sus versos. Gusta de tildar a sus poemas como avisos, como lámparas encendidas en territorios rebeldes.

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Venderme


Vendo poesía,
vendo poesía, madre,
y no estoy loca.
 
Vendo poesía,
vendo poesía, padre,
pero tú
ya no puedes verme.
 
Vendo poesía, prima,
vecina, acacia querida, luna.
 
Vendo poesía madre,
y no estoy loca.
 
Vendo poesía y
es ahora cuando descanso.
 
(de Obsequium)
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Consciente
(Artículo de fe)
 
No soy hija, nieta ni hermana de nadie,
no es que no me honre,
sino que me asfixia.
Acostumbrados a creer que tenemos que aceptarlo todo,
callarnos,
gritar organizado,
sufrir ajeno,
disfrutar circo y arrogancias
y cada vez menos pan,
asistimos al infinito y al arcoíris con estupor, silentes.
¿Quién nos mata nuestra esperanza, quién aprovecha nuestra existencia?
Amenazas con la irradiación cuando ya casi somos zombis.
Mire usted, yo no quiero ser parte de esta miseria, de tu crimen,
de esta infinita matanza de pensamiento y de espíritu;
me delimito, y silbo, y grito cuando quiero y cuanto quiero,
porque puedo.
No soy hija de nadie, ni protectora de falsos símbolos.
Soy yo, me he ganado este derecho por nacimiento.
 
(De Odisea sin nombre)