miércoles, 21 de diciembre de 2011

La encina

Jamás pudo entenderte
el viejo Walt, encina solitaria.

Nunca pudo entender
cómo hay almas que pueden
vivir sin un amigo,
vivir en la oquedad
de una tierra sin nada, sin espejos,
¿cómo?

Pero es así
como resistes,
el corazón guardado, sola
bajo el punzón del cielo, tal vez huraña.

Igual y como
resiste mi canción.

Vive. Que tu inacción
no envidie mi cansancio.
Que las hormigas velen tu corteza.
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sábado, 17 de diciembre de 2011

De clan

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Nicolás del Hierro
¿De cla?, me preguntaron
No, dije con cierta indignación.
De clan entonces, sentenciaron.
No había escapatoria, había sido descubierto. De clan, de tribu. Bien se veía que no era el deber del trabajo lo que me había llevado el lunes 12 a Leganitos 10. Al borde mismo del Hostal La Perla. Al corazón mismo del siglo XIX. Por si quedaban dudas, las conocidas caras de los tres mosqueteros de La Mancha que me protegían hablaban con descaro. Leía Nicolás del Hierro, mi paisano, en su lugar y día asignado del ciclo Narradores, ciclo que, con cierta penuria de asistentes, se desgasta en la AEAE. Leyó Nicolás dos cuentos que hablaban de amor y soledades, de voluntad y negritudes. Luego, en el tiempo del rueda, del vino fresco, lejos, lejos ya, de la vetusta sala, alcanzó la conversación la agilidad intensa que precisa.

Julio Mas era el martes 13, a media tarde y en una Sala del CBA, un sujeto poético vacilante y delgado. Apenas una pavesa de niebla londinense y vacilante. Le costaba responder a las inquisiciones que Alejandro Céspedes, resueltamente seguro, le dirigía. Libre al fin de sus dudas y pecados, aceptó su papel de lector, de agente protagonista en la presentación de “El niño que bebió agua de brújula” que le ha editado Calambur. Leyó Julio con anglosajona languidez unos poemas nacidos de la provocación onírica y de la solidaridad con la buena poesía. Hay algo nuevo y bueno en esos versos a pesar de la exageración crítica del “El Cultural”. Por lo oído, es posible caminar a su lectura. Otro clan, el de Vitruvio, no todo, estuvo por allí: Capi, Raúl Nieto de la Torre, Paco Moral/Ana Ares, José Luis Nieto, el propio Pablo Méndez. Juan Carlos Mestre hizo de chamán estupendamente. Julio es un niño con el dedo meñique de marfil.

Natividad Cepeda
Y vuelta a las inmediaciones del Hostal La Perla, a Leganitos 10. Ya solo, sagazmente solo, por evitar preguntas. Allí estaban Ángela Reyes y Juan Ruiz de Torres, el clan-pareja de Prometeo. Leía para cerrar el citado ciclo, miércoles 13, mi Natividad Cepeda, tomellosera, compromiso sin traición. Ella es, en esencia, poeta, pero allí y en su prosa leyó la verdad gozosa de la infancia, de un Regalo de Reyes, como leyó después la verdad campesina, el corazón agrario de su tierra, una tierra que no ha dejado de parir reciedumbre, trabajo y creación.
La penosísima presentación de Pilar Aroca estuvo a punto de arruinar el acto. Lo salvó Natividad.

Antonio Daganzo
Respiró Pepa Nieto al ver la sala casi llena. Antonio Daganzo lo había conseguido. ¿para cuándo que las tertulias tengan su propio público y no sea el poeta-lector el encargado del acarreo? El de Arganda es un valor seguro. Leyó el jueves 15. Su público, vario de edades, sabe de su calidad humana, de su calidad poética. En esta ocasión, lo emocional recorrió los muros de la Biblioteca de Retiro. Así lo quiso él. Desde los poemas del doliente, ese niño que mira la primavera tras los cristales, pasando por el vals en lino de los enamorados, quiso Antonio terminar, muy alto, en los verdes de sus ancestros gallegos. Mas la emoción, sufrió después la pena de coloquio. Él lo quiso.
Hubo vino después, tiempo que Maxi Rey y Pepe Cereijo quisieron prolongar y consiguieron. Cosas.


domingo, 11 de diciembre de 2011

Lo están pasando mal, pero viven aún


No hablo de palabras como impoluto,
como arrebol, rosicler, pentagrama, gaviota,
abisal, enlutado, crisálida,
véspero, inmarcesible, luciérnaga,
enramada, cantil… (y perdonen)
ese hatajo de sillas desvencijadas,
repipis comodines del poema cartón piedra.

Hablo de palabras de verdad. Hablo de ausencia,
de sombra, olvido,
de memoria, ceniza, luz, silencio,
noche, soledad o lluvia… Son palabras poderosas
tanto que usadas con la tensión precisa,
con inesperada intención, con la exactitud que piden,
son en sí mismas poema. Siempre lo fueron.

Siempre lo fueron antes del abuso, antes de ser
manoseadas, devaluadas en sus significados
y así prostituidas, humilladas, arrastradas por todos
los sumideros de los convencionales
usos poéticos, encadenadas por la rutina a triste oficio:
de lo socorrido, de lugar común,
de material de relleno, de derribo.


Pero viven.
Tan poderosas que bastaría
la mano en el arpa de cualquier verdadero
para que, sin mácula, volvieran a ser lo nuevas
que son, a retar al cielo, a significar cuanto significaron.


jueves, 1 de diciembre de 2011

Que 10 días no es nada

Tras el azacaneo de la primera parte de la temporada, y mediado noviembre, el blogero tuvo días de descanso en su asistir. No días moscosos. Alejado del furor de tertulias, lecturas y presentaciones, sí; libre de empleo y sueldo, también -me dijo el jefe- y oxigénate.

Mientras durara el asueto, les rogué que callasen, pero el poeta ¡ay! siguió leyendo.


Rafael Soler en la Tertulia Montesinos

No pudo evitarlo Rafael Soler en la Tertulia de los Montesinos, inaugurando la temporada (martes 22). Me contaron (pregunté) que estuvo brillante e incisivo. Es un poeta de enorme éxito. Su libro Maneras de volver va por la cuarta edición y su Las cartas que debía, además de excelentes y numerosas críticas, va por el mismo sendero. Es poeta distinto, sugerente a la vez que claro. Dice de manera muy tácitamente suya. Sé que en estos momentos está en el cráter físico de la poesía occidental. El ojo editorial de Pablo Méndez se ve con él confirmado. Dolor de ausencia.

No pudo tampoco evitarlo Jesús Riosalido, poeta, diplomático y arabista. Tras la nueva edición, por él firmada, del Cancionero de Upsala, en donde reafirma sus numerosas influencias de la lírica árabigo-andaluza, ahora se ha decido por revisar antiguos textos suyos, modernos zéjeles y muwashajas. Los ha reunido en un libro preciosamente editado por las fundaciones Almedina y Al-Aissiya. Tengo el libro Zéjeles y Muwashajas delante –cortesía de la sonrisa y de la mano de Carmina Casala- y siento no haber podido estar en el Instituto Egipcio, lugar donde fue presentado, lugar en donde Estela Uriarte, argentina, intérprete y compositora, cantó algunos zéjeles y muwashajas de los 20 que ha musicado, y cuyo disco acompaña la edición del libro. Lugar donde se tomó la fotografía. Hay veces que la ausencia sigue procurando dolor.


Jesús Riosalido, Estela Uriarte y Carmina Casala

Vuelto al oficio y/o a la devoción de oyente, fue un placer oír de nuevo (martes 29) la voz sosegada de Manuel López Azorín, un hombre bueno, buen poeta. En algún rincón de este blog está escrita mi impresión de Sólo la luz alumbra. Quiero decir ahora que me impresionó, que me emocionó la lectura del poema Me llevo, ejemplo de poesía que araña el corazón, la más útil de todas las que conozco, de todas las que escucho. Manolo anunció, en la casa de los Montesinos, que después de este año de ajetreo se tomará un descanso por la grama.

Ayer, para ir engrasando la máquina de asistir, acepté la invitación del grupo poético que navega por el Círculo de Bellas Artes bajo el rumbo de Alfredo Piquer. Hicieron (miércoles 30) lectura colectiva y entregaron el premio anual a Evaristo Cadenas, poeta de tesón y amigo. Cristina Cocca leyó, excelsamente, poemas de su próximo libro en torno al agua. Leyeron también Aureliano Cañadas, José María Garrido, José María Herranz… entre otros. Escucharon hasta el final conmigo Juanjo Alcolea y Ana Garrido, magníficos en su labor.


sábado, 19 de noviembre de 2011

Viernes antes de la reflexión


Raúl Alonso

Estuvo pesadito Javier Lostalé, premioso en su análisis, zalamero, halagador con el poeta y su persona. Casi a punto de hacernos perder la noche. Porque era noche. Porque era noche de juandelacruz. El asunto fue en la Cacharrería auténtica. Diecisiete personas escuchamos la lectura de Raúl Alonso, poeta cordobés. Raúl, moreno y enjuto, con tensión delicada, soportó los demasiados halagos de Lostalé y la longitud de su prédica con paciente estoicismo. Después leyó sin enturbiar su lectura con comentarios. Leyó dos poemas de cada uno de sus primeros libros. Luego una selección suficiente de su inédito – Lostalé dijo que con la categoría precisa para haber obtenido el Loewe- con voz serena, medida. Sí. Parecen sus poemas surgir de la extrañeza ante el mundo, pero de la celebración del mundo, de la elevación del alma ante el mundo, del temblor físico, del temblor gnóstico, del gesto del hombre intentando alcanzar las cosas. Del misterio del conocimiento, del camino místico hacia la fusión con el Amado.
De formas exquisitas en la construcción del verso, pulidas hasta la desesperación, me dio la impresión de verse abrumado por lo que de él se espera. En el coloquio se habló de la ficisidad y de la abstracción, de la naturalidad del discurso y su necesaria belleza tanto conceptual como formal. De la incapacidad de escribir desde el planteamiento, sin provocación. Parece buen poeta. Sería de agradecer que halagadores y antólogos no le cegaran su camino con excesivas alabanzas. Entre los oyentes estuvo Luis Antonio de Villena, que lo antólogo recientemente y acompañó en esta su estancia en Madrid. (Llegaba Raúl desde Ciudad Real, invitado por Jesús María Barrajón a su Aula de Poesía). Maxi Rey grabó. Me acompañaron como oidores José Cereijo, María González, Marisa Montesinos y Federico Gil, que yo reconociera. El poema En la laguna, perteneciente a su inédito El temporal de lo eterno, lo tomo de Poesía Digital.


...Y cuando vuelva a mi jardín me los traeré en un bolsillo.
Como quien vacía el mar con cubos, eso haré,
sí, traerme lo ilimitado y volcarlo con paciencia,
 de muchas veces, en mi jardín.
 Antes, en el café Comercial, lugar ahora habitual para las presentaciones de Vitruvio, se produjo la de Un jardín contra la muerte. Prosa poética de José Luis Fernández Hernán. Poeta y novelista. Fue presentado por el exbelga Alfonso Berrocal en un texto meditado y metafísico, magnífico. Dicharachero y satisfecho Pablo Méndez. Sosegado, tranquilo, el autor. Leyó dos textos de los 17 que componen el libro. El jardín como proyecto, como concepto, como refugio, como salvaguarda, como prolongación, como cuerpo, como segunda piel, como nexo, como vientre a veces, como eslabón, como mano tendida. Como lugar en donde ver crecer árboles a la altura de los deseos y los miedos. El autor sabe que su padre murió sin conocer a su hijo, que él es el único que conoció a los dos. Que la muerte, que el nexo, que la vida.
Se llenó la planta primera del Comercial. Estuve con gran parte de la panda. La cosa se prolongó con ciertos vinos.

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En la laguna

El viejo palpa el junco. Lo recorre
con sus yemas augustas. Y lo arranca.
Repite el ritual con otros pocos
en la laguna donde están las garzas.
Él las contempla. Su corazón tiene
un poso amargo que no toca el agua.
Pero le gusta ver sus vuelos rasos
en la serena superficie lánguida.
Con los tallos fabricará una cesta
y meterá entre paños su nostalgia
para soltarla luego a la deriva.

                                 Raúl Alonso
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martes, 15 de noviembre de 2011

Con la lengua fuera

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Ya saben mis lectores de mis penalidades en el oficio de cronista. Ahorremos su repetición. Pero el jueves 10 estuve en Majadahonda con Celia Bautista y Enrique. Vino conmigo también la panda que me persigue y controla. Ahorremos repetir sus nombres. Intentaban presentar el libro de Ana Montojo La niebla del tiempo, que había ganado, cuando el calor de mayo, el Blas de Otero 2011. José Luis Morales habló, como otras veces, bien, muy bien. Dijo después, un poquito, la viuda de Blas, Sabina de la Cruz. Cuando la autora intentó hablar, un gemido infantil recorrió la escuadra de asistentes feroces. Este gemido: ¡Abuela Ana, es la abuela Ana!. Quiero decir que los nietos de la autora estaban allí y voceaban su ternura. En fin, otro milagro de la geriatría, que diría Ángel González. Poesía fresca, de cotidianeidad observada, con vigorosos y acertados guiños a la complicidad del lector. Excelente para un primer libro, aunque se adivinen poemas con edad.


Paco García Marquina rodeado de chicas
Al jueves sigue el viernes. Estuvo casi llena la Sala Trovador. Y allí la panda, controlándome. No me amilanan en mi labor y lo saben. Allí leyó María Juristo. Dijo que eran poemas que miraban a la cara de la Nada. Logró su objetivo. Tras el ineludible interregno temporal de Ruiz de Torres, y la lectura de poemas ajenos por Gracia Trinidad, tomó la palabra Paco García Marquina, objetivo designado. Vistió de terciopelo y amarillo palo. Aplaudidísimo tras su faena. El de Guadalajara tiene un prodigioso golpe de muñeca, tan sublime que es capaz de cambiar con un gesto la muleta del poema y sorprender al lector, al oyente, que no sospechaba su intención. Leyó primero de Cartas a deshoras, su último libro, y después se desparramó con inéditos desenfadados. Cita y acierta este poeta. Logró que olvidase que estaba trabajando. Me gustó menos ese afán por querer posar solo entre féminas a la hora del vino y las cervezas.
 
Alfredo Villaverde, Concejal, Natividad Cepeda, Ruiz de Torres
Sábado12, ya desde la mañana, la lengua fuera. A las 10, carretera camino de Tomelloso. Y manta. Allí esperaba Natividad Cepeda que había organizado un encuentro poético alrededor del vino. Entre los variados prometeos que acudieron de Madrid; Carmina Casala, Pepa Nieto y Alfredo Villaverde, que me compadecieron. Ruiz de Torres y Ángela Reyes lo habían organizado. Tras la visita a los paisajes de Antonio López Torres “el tío” y al Bombo del Museo del Carro, la comida manchega. La sobremesa consistió en un agradable recitado. Poetas madrileños y manchegos loando el trasiego del vino y sus efectos. Allí también la sonrisa de Pilar Serrano de Menchén, de Argamasilla de Alba. Me hizo merced de su último libro Corazón de Agua. Magnífica anfitriona Natividad, pero ya eran las seis largas y aguardaba otro servicio.


Eugenio Arce, Federico Gallego Ripoll, Diana Rodrigo
Corre, corre, pisa, vuela… llega a Ciudad Real. Los amigos del Grupo Guadiana: Eugenio, Diana, David, Juana, Elisabeth, Mari Carmen, José María, Toñi, Esteban, Resti, Presen, Santiago, Luis, Davina… entregan sus premios. A las ocho. Excelente puesta en escena. Cuidadísima. José Antonio Valle, vallisoletano, recibió el primer premio y Natividad Cepeda el segundo (Natividad también voló de Tomelloso a Ciudad Real). Sin metáfora voló Federico Gallego Ripoll desde Palma de Mallorca. Vino a su llanura, paisaje inevitable. Vino a leer un texto vigilante sobre el oficio del poeta, sobre el dominio que ha de ejercer la poesía sobre la palabra, sobre el respeto y la sumisión del lenguaje, como materia, ante el intento generoso de la creación. Un texto en la ribera del abismo, de la humildad y del orgullo que supone haber tocado alguna vez el milagro, la verdad de la poesía. Estuvieron magníficas las canciones de Rafael González. Pedro A. González Moreno llegó para escuchar todo.
Hubo cena y mojitos. Conversación. Relatos de esperanzas y maldades. Y un cadáver exquisito.
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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Juan Carlos Aros regresó a Chile (y su circunstancia)

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En la noche del vierne4, le impresionó a mi amigo Juan Carlos Aros el salón del Ateneo, le pareció sublime, impresionante (tal vez viceversa). Le cautivó. Llegamos tarde de la cena con Antonio y Carolina. No escuchamos a Cereijo, no escuchamos a Guinda, banderilleros. Llegamos cuando Aarón García Peña repasaba los pueblos de la provincia de Barcelona y atribuía a cada uno de ellos la impresión lírica con que le habían dañado. A Juan Carlos le gustó. Entre el resto del público estuvo dividida, no tanto sobre la validez poética de la primera solución provincial , sino sobre la propuesta en sí. Es conocido que Aarón quiere hacer una enciclopedia poética compuesta de 50 libros, cada uno de ellos dedicado a una provincia. Original y ambiciosa sí es. Yo creo que no tendrá competidores. Juan Carlos no entendía demasiado ese afán geográfico. A él le preocupa más el vino chileno: está enamorado de su calidad y sus modernidades varietales. La verdad es que sabe. Nos hemos pasado días probando vinos españoles y dice que no, que los chilenos. Juan Carlos Aros regresó hoy miércoles a Chile, no sin antes patear Madrid, hacerse asiduo de la taberna Argensola y visitar Libertad8 el pasado martes8 para escuhar a Pepe Esteban.

Pepe Esteban, claro
Que Pepe Esteban.es una enciclopedia de sucedidos literarios, todos sabemos. Él también. Cuenta con regodeo. Dice que fue poeta un tiempo, que luego no, que ahora casi. Las Hazversidades cerraban su segundo ciclo con él. Juan Carlos estuvo atento a cuanto Pepe contaba, que fue variado y curioso. Hubo sonrisas y risas francas. Dijo: “Lloviendo y Garciasol, hoy no hay Dios”. O contando la errata de aquel poeta cubano cuyo verso “yo tengo un fuego atroz que me devora”, quedó, por obra y gracia de la imprenta, en “yo tengo un fuego atrás que me devora”. Cosas. Al final leyó un poema. El director del curso, Jaime Alejandre, estuvo a su propia altura. Juan Carlos departió largo y tendido con Carmina Casala, con Rafael Soler, con Pepe Elgarresta (envuelto en hielo por incisión de un dentista), con José Luis Morales. Qué alegría para mi poder besar a Elvira Daudet. Ah, también estuvo Juana Vázquez, que la vi, que me vio, y Enrique Gracia, y Cortijo Cieza y Rafa Borge. Unos salían, otros entraban, inquirí a la cámara de Maxi Rey: es que ahora damos un homenaje a Javier Lostalé. Le pregunté a Juan Carlos si quería. Me dijo, cachai, que le quedaban ciertos vinos por probar para una más perfecta comparativa. Que le disculpase con Javier. Eso haré.
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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Juan Carlos Aros, poeta, chileno y premio "Nicolás del Hierro" 2011

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Carmina Casala, José Luis Cabezas, Juan Carlos Aros, Nicolás del Hierro

Hasta el último instante. Hasta el último duelo duró la decisión. Juan Carlos Aros tenía clara la voluntad de volar hacía España. Hubo inconvenientes, pero se resolvieron. Estuvo en Piedrabuena el pasado sábado 29 para recoger su premio y la edición de su libro “No hay barcos a la vista”.

Mientras volaba, Dios nos libre de Iberia todavía, con imprevista escala en Buenos Aires, el blogero escuchaba a Miguel Ángel Curiel, poeta decidido. Miguel Ángel escribe bajo el agua, en inmersión, allí donde las palabras, depuradas por el frío y por la densidad del medio, se mueven cautelosas. Bajan, arrastradas por el poeta, viven en las burbujas últimas del aire, apuradas, nerviosas por encontrar los cuerpos de los amantes, que las esperan. Guadalupe Grande presentó bellísimamente"Los sumergidos" en la Librería Rafael Alberti, un recinto pequeño y lleno. Esperanza Vives leyó un poema. Miguel Ángel es un poeta que gusta a los poetas. Le hubiera gustado a Juan Carlos Aros haber llegado antes para estar con JCereijo, con Paca Aguirre y FGrande, con AMasieu, con PAGonzález Moreno, con APorras. Seguro que hubiera disfrutado.

Pero llegó. Recio y emocionado desde Talca. Sin que nadie le intimidara. Satisfecho tras tanto tiempo dedicado a la poesía, al silencio de la poesía. Este blogero tuvo la suerte de poderlo acompañar durante su estancia en Piedrabuena, junto con el poeta que da nombre al premio, Nicolás del Hierro. Juan Carlos, hombre humilde, como se confiesa, conectó por la vía del afecto y la sinceridad con las gentes que le acompañaron el sábado 29 en la tarde-noche.

Carmina Casala, que fue miembro del jurado, presentó el libro, sobria y eficazmente. Fijó su atención en el discurso sumergido que recorre el poemario, en esa visión de un pasado sin recompensa, aunque tranquilo en la cotidianeidad. También señaló que en los poemas vive un anuncio de futuro, una búsqueda de concilio con la realidad. Antes, Nicolás del Hierro anotó la fuerza de las imágenes y la singularidad de las motivaciones de No hay barcos a la vista.

En todo momento el rostro de Juan Carlos reflejaba la emoción desbordada, la tensión del anhelo. La fuerza de creer. Leyó textos de poetas chilenos y españoles antes de hacer lo propio con los suyos. Durante unos minutos habló de cuanto el premio suponía para él, para su oficio de poeta, para su compromiso con la poesía. El abrazo final con el alcalde, José Luis Cabezas, liberó la intensidad de sus sentimientos.

Es la vez primera que el premio Nicolás del Hierro, en su XV edición, se entrega –bien merecido- a un poeta americano. Buena excusa para una cena en excelente compañía.

II

Antes del amor no había nada.
No estaba el huevo, ni la gallina.
No había tiempo, no existían los diarios.
Antes del amor era todo extenso y breve.
La vista se perdía en las marismas
o se alojaba en el musgo de los ríos.
Antes del amor no había nada.
Nadie deseaba a la hembra del vecino
y la palabra envidia no se pronunciaba.
(Los diccionarios no existían).

El amor tiene una fuerza de miles de bombas nucleares.
Pero antes del amor tampoco había bombas nucleares.
No había nada.
Unas cuantas medusas locas
y uno que otro pez ciego en los intestinos de la tierra.
Antes del amor no había nada.
Después sí.
Después el hambre, la sed.
Después la guerra, la alambrada.
Después el verbo y la orina.
Después el ciclo y las cábalas.
Antes del amor no había nada.
Después sí.
Aparecieron los sacerdotes y sus guarismas.

Recién inaugurado, llegó el fin del mundo,
el miedo a lo desconocido, las tinieblas.
Antes del amor no había nada.
Después sí, llegaron las pesadillas.
Las musas, los ministros, las prostitutas.
Los ruidos, los militares, los héroes, los mártires.
Es tan corto el sentimiento y es tan largo el olvido.
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domingo, 23 de octubre de 2011

¿POESíA E IMAGEN?

Y/o música podría titular. Es un abrazo secular y nuevo. Un gozo penetrado, penetrado con. A uno o a dos, a tres incluso dicen que funciona. El pasado viernes20 tuve ocasión de comprobar doblemente la sospecha. La primera al visitar. La segunda al ser visitado.

Volví a El Comercial, al Rincón de los Machado, como dice Pablo Méndez de su primera planta. Convocado por él y por la alegría de Raúl Nieto de la Torre, por su poesía y por las fotografías de su hermano Rubén. Ambos obsesionados por las cosas y su detalle, por el lenguaje de lo minúsculo, por la dispersión de los significados y sus provocaciones. Salir ileso es un libro rara-avis en la producción de Vitruvio. Diseñado por Marisa Núñez. Pero sin duda un libro “que mola mazo” como alguien dijo por allí. Alberto Infante anunció cosas razonables de Raúl y el libro. Leyó Raúl salpicando su discurso de anécdotas, como aquella del alumno que en clase le preguntó si existían aún los poetas (rareza que suponía extinta). Entre los que llenaban: ACéspedes, PAGonzález Moreno, JElgarrresta, PMoral, JLNieto Aranda, RGonzalez Serrano, FLeal y Aurora. Se vendió bien, lo merece. Hay poemas primeros, últimos y escogidos de los anteriores libros de Raúl, de Zapatos… y de Tríptico... Felicité al fotógrafo. Luego -en la calle, en el tabaco- se habló de glorias y de miserias editoriales.
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De vuelta a la pantalla, a la realidad del hogar, encontré un correo envolviendo una delicia. Me lo enviaba Rubén Martín Díaz, el último Adonais digno de tal nombre. Un poeta que recoge la luz al cerrar las manos y la hacer explosionar al abrirlas. A un poema suyo, La luz mientras duermes, le ha puesto su voz, le han puesto imagen y música, bellísimamente dispuestas, Hernán Talavera y Mª Ángeles Cortés. Delicia que ofrezco aquí a los lectores de Mientras la luz en la conciencia de lo que es placer. (Advierto, es obligado para los vivos que gusten de poesía).
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Fotografía de Rubén Nieto de la Torre





















Cuarenta Grados

Amo la gran mentira de los ventiladores
cuando el verano deja en la almohada empapada
el sudor amarillo que segregan los sueños.

Amo su inteligente forma de dispersar
los pedazos cansados, también las hojas sueltas,
como si hubiera un orden y ellos fueran la prisa,
como si uno no se pudiera olvidar
el cuaderno en la mesa sin que le hojee el viento
la lista de la compra y unos versos tachados.

Creo en ellos porque pueden cambiar la dirección
de la mosca y del humo, pequeños vengadores
del astro rey, rebeldes como el dedo que hurga
en el bolsillo roto de nuestra realidad.

Creo en el inquietante azar que los mantiene
anclados en un punto fijo mientras sus hélices
desordenan las horas, el pelo, los papeles,
girando apasionados contra todo pronóstico.

                                           Raúl Nieto de la Torre

viernes, 21 de octubre de 2011

Diario de un visitador poético

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Parece que el director del blog no es consciente de la crisis de los visitadores médicos. De que la implantación de los genéricos ha terminado con el individualismo medicamental. No debe ser consciente. Continúa con la obsesión de que asista al mayor número de lecturas poéticas posibles. Me envía como visitador poético. No es consciente. No es consciente de que los genéricos extienden su implantación, que de esa manera se abarata el producto, que los poemas son mundo y viven el mundo. Son ya genéricos también, y se abaratan. Ya no hacen falta visitas, le sugerí.

Ángel Petisme en Triángulo
(Foto de Antolín Amador)
Pero aquí me tienen, de visitador poético. Y a rendir cuentas. Vete a ver a Petisme, lee, canta o toca en Triángulo, dijo, y fui (2,80 el tercio). Era a las 21, pero fue a las 22. Todo oscuro. Leyó poemails, ya saben, de poema y de email, curioso. Poesía 15M&Lavapiés, anoté. Los políticos son malos, monos para el escarnio, joder es bueno, beber también. La cosa del audiovisual molestó bastante, el ruido no impidió que me gustaran dos poemas. Antolín, a mi reclamo, tomó fotos con el móvil. No es poco para ser martes11, vísperas de fiesta nacional y estar Cristina. María Y Juandi llegaron luego..

López Azorín presenta Sólo la luz alumbra antes de su anunciada próxima hibernación; es en Libertad8, a las 7.30 y el 13 (3 euros la cerveza), no faltes. No quería faltar, pero llegué tarde. Me perdí a Basilio (¡bien!) a Julio Santiago y Pepe Ramos (mal), escuché a los músicos, escuché a Manolo, sus lecciones a jóvenes poetas. Como Rilke, como Caro. Ya no sé si hay más profesores que alumnos o viceversa. Informé al jefe: lo sabido, lo que tengo dicho, buen poeta. Por si libraba el viernes.


Alfredo Odiseo Piquer

Pero no. Mira, plumilla, dijo, vuelve a Libertad al sitio que dejaste, pide otra caña doble con palomitas, y cuéntame si eso de la "Odisea Poética" es genérico también. Y fui, viernes14 tarde. Pues nuevo invento, con buenísima voluntad, jefe, qué va a ser. Los poetas del CBA que salen a que les dé el aire por los mares aqueos capitaneados por Alfredo Odiseo Piquer. Le dije que leyeron, que visitaron islas y arriaron velas con más o menos pericia, los marineros Cristina Cocca, Paco Montesinos, María Torres, Miguel Pastrana, Aureliano Cañadas y Julia Gallo. Hablé con los responsables. Díselo a tu jefe, queremos seguir el viaje con otros marineros. Generalizarlo hasta topar con Pe. Ya se lo he dicho.

Me tomé libre el lunes, a su pesar. Pero el martes 18, maletín y calle. Dos visitas. Primera al CBA. Gentes de Ciudad Real, de El Camarote, David y Diana entre ellos, presentaban Un puente de voz alzada, una antología de poetas jóvenes españoles y mexicanos. El jefe dijo que comprase un ejemplar. Compré. 10 euros. Veremos. De allí y a pie para oír a Isidro Sánchez Brun, verboazul de poesía sólida, bien construida. Hortensia, Juanjo y Ana, conmigo en la tertulia de Manolo y Juampe. El 20 jueves, avisé al jefe que tenía dentista, me dijo que apurase, que me esperaban en la SGAE donde unos/as sevillanos/as presentaban versos encajados en cajitas chinas. Algo no genérico, pensé. Cajitas que contienen un folio doblado lleno de poemas mínimos. Isabel Miguel tiene una. Por allí estuve, como estuvo Teresa Núñez, alegre, conversadora. Me alegro. Regresé con la boina gris, que domina la ciudad, en mi cabeza.

Dejo el maletín hasta nueva orden. Que no tardará.






viernes, 14 de octubre de 2011

Versos primeros de Leopoldo Alas

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Hace poco más de tres años que murió Leopoldo Alas, poeta, dramaturgo. De pulmonía. Fue la mañana primera de agosto de 2008. Hombre comprometido con la defensa de los derechos de las minorías. Al año siguiente la editorial Visor reunió su poesía publicada en Concierto del desorden. Poesía reunida (1981-2008). Ahora, José Infante y Fernando del Moral, que se encargaron de sus papeles póstumos, se responsabilizan de la edición de sus dos primeros poemarios, que quedaron inéditos. Siempre hay dudas a la hora de publicar lo que el autor quiso reservado. Las habrán tenido. Nostalgia de siglos y Con estas mismas distancias son los títulos de aquellos dos intentos primeros de Leopoldo. Pablo Méndez, desde Vitruvio, los ha puesto a disposición del público reunidos en un solo volumen. El pasado jueves 13 se presentó en el Café Comercial de la mano de Vicente Molina Foix, uno de sus descubridores.

De los 55 poemas, ofrecemos el que sigue.

Los túneles

Me cagaré mil veces en
los túneles perpetuos
de vuestras tierras,
en los túneles poblados por las ratas
y los hombres de recursos;
eructaré para siempre en las tinieblas
ciegas de los túneles malditos,
en los túneles repletos de vampiros jubilados.
Y no perdonaré nunca el olor
a sexo cansado
de los túneles eternos,
ni dejaré que invadan mis recintos
con gases venenosos.
Yo estaré con la maleta a cuestas
y volando,
y escupiré a los resignados clavados
en la tierra,
a los que esperan sin ser esperados
y no luchan con nadie,
a los animales ancianos de carga
que siguen construyendo edificios
en los túneles malditos,
en los malditos, odiosos, fétidos
túneles de la crisis.
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domingo, 9 de octubre de 2011

Una y una no son dos

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Viernes 7 de octubre.

La portada es una roca, un rostro agorilado, una fotografía de S. Solano. El libro es Maratón de escritores. Se presentó en el Ateneo de Madrid a la hora de la cena del citado viernes. Es la primera iniciativa editorial de la red social Netwriters. Habrá más, parece. Más de 250 escritores ha colaborado con sus textos – poema, prosa, o – en un volumen editado con prisa y con buenísima voluntad. Emilio Porta y Enrique Gracia son los corazones de esta aventura. Hablaron ambos. Más Emilio, que dirigió la sesión y habló de la digidad del escritor frente al poder. Enrique fue el encargado de presentar la red Netwriters, su gestión y su futuro. Habló Gonzalo Santonja, venido para la ocasión, que se declaró buen enemigo del proyecto, es decir dispuesto a succionar, para su provecho, cuanto de bueno contuviere. La sesión se alargaba. Emilio buscó testimonios espontáneos entre los usuarios de Netwriters allí presentes. Luego… luego. Luego fueron llamados algunos de los presentes a leer: Leo Zelada, David Coll, Nieves Álvarez, Paquita Dipego… que recuerde. Perdí un poco el orden, la atención, pensando en otras necesidades. Se repartieron libros, se vendieron, recogí encargos. Estuve con RSoler, con JVázquez, con RMontesinos, con JCereijo, con JAlejandre. CCasala y López Azorín se fueron antes del comienzo. Después la charla en cualquier lugar del infierno de la calle León. Con Nieves también, con Arantxa Oteo, con Paquita. Aarón García Peña, bíblicamente, públicamente mudo. Por cierto, abrió el acto Miguel Pastrana en nombre del Ateneo, dijo que para él, que ahora no escribe, era un honor. Seguro.

Antes,
a media tarde, la sorpresa, la alegría de algo inesperado. La sencillez inteligente y emocionada de un tapado, de Ángel Méndez. ¡Qué delicia de lectura! Si yo supiera. Cuando se escribe porque sí, para contarse uno a sí mismo tal y como se ve desde fuera, sin otra pretensión que la de no engañarse ni engañar a su idioma, surgen libros como Acabo en el latido. Un poeta con 79 años, y respira. Y además hace que respiremos. En la primera planta del café Comercial, José Luis “Capi” estuvo inatacable (con lo que nos gusta) en su presentación. Acordamos que el secreto está en no complicar lo sencillo, en no estorbar el viaje de la verdad. Creo que algo de esto le dije a Lucía en el taxi cuando íbamos hacia lo otro, lo de Netwriters. O tal vez sólo lo pensé.


Mi límite

Acabo en el latido.

Lo demás es invento que no llega ni a vida.
Invento las palabras, los hechos y los días.
Supervivencia estricta: hay que guardar
las formas y vivir de algún modo,
con dignidad fingida.

Estoy en algún sitio, sin límites precisos.

No me pregunto nada.
Soy una oscura sombra que parece verdad
y que no es ni mentira.

¿Qué es lo que hago?, dices.
¿No lo ves? Lo de siempre. Respiro.

Ángel Méndez

viernes, 7 de octubre de 2011

Lêdo Ivo en la Residencia

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Lêdo Ivo en la Residencia de Estudiantes
(Fotografía de MC Barri)
Dicen que dice que la creación no es para él un suplicio, que no hay angustia en el hecho de crear, sino placer alegre. Que publicó su pimer libro en 1944, cuando ciertos jóvenes actuales aún no habían nacido. Dicen que sigue. Yo creo que es buen poeta, sobre todo buen poeta de la gente, mucho mejor que buen poeta de las cosas. No conocí su persona hasta el pasado miércoles, 5 de octubre, en la Residencia de Estudiantes. Leyó. Leyó 22 poemas de contino. Salvo las pequeñas pausas de tres interrupciones por aplausos (tras “Os pobres na estacâo ferroviaria”, “Minha pátria” y “A verdade sobre Homero”).

En la Residencia ha impartido un pequeño taller y se ha visto con sus traductores al español. Con JC Mestre, con G Grande, con Martín Vega.

Fuerte, claro, con el vigor de quien desea continuar diciendo, Lêdo Ivo, 87 años, en Madrid. Parece que el sastre de las mariposas debe esperar, querido Juan Carlos. O tal vez es que actúa cada mañana.


Las necesidades

Una puerta cerrada no es suficiente para que un hombre
esconda su amor. También necesita una puerta abierta
para poder partir y perderse entre la multitud cuando el amor estalle
como un barril de pólvora en el arsenal alcanzado por el rayo.

No basta un techo para que un hombre se proteja
del calor y la tempestad. Para huir del relámpago,
cuando la lluvia cae en el silencio del mundo
abierto como una fruta entre dos estruendos,
él necesita un cuerpo tendido sobre la cama,
un cuerpo al alcance de la mano
todavía temerosa de avanzar en la oscuridad.

En la noche que declina, en el día que nace,
el hombre necesita de todo: del amor y del rayo.

(Traducción de G. Grande y J.C. Mestre)

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martes, 4 de octubre de 2011

Julio Santiago cerró septiembre

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Julio Santiago no recuerda, vive. Y vive para comunicar, para contar a todos casi todo. Es poeta que transpira. En cierta ocasión me dijo que desconoce la poesía que no desnuda lo vivido. ¿De qué sirve? me decía ¿y a quién? Julio escribe el poema soñando con la provocación que supone para la mente de quien oye o lee. Busca la antítesis, las paradojas, lo inverosímil dispuesto para ser creído, la sorpresa ante el doble sentido. Hace poemas verticales, cada palabra un verso, cada mirada un mundo, pareciera que le horroriza lo horizontal. No hay tal, tras él galopa una leyenda de amores y de amantes que alimenta con pregones. No se oculta ante la doble sexualidad, épater les bourgeois. Le anima cantar el goce, la espera del goce, su plenitud, la belleza del recuerdo del goce, de la hierba y su esplendor, la virtud de leer con las manos ocupadas, cóncavo, convexo, da lo mismo qué cuerpo y qué lugares. Propios, ajenos. Julio Santiago no calla. Tiene mucho que contar. Que pintar. Este es su segundo libro en 2011. Se titula ULO AGO y lo ha editado Cuadernos del Laberinto. Hay otros dos preparados, todos poemas delgados, penetrantes, penetrados. A veces azules.

Julio Santiago cerró septiembre en el Ateneo de Madrid, al lado de sus hermanas Belén e Inesmari, madre en platea, viviendo de nuevo en la calle Blanca de su Miajadas natal. Entre dibujos, lagartijas, dulces y vecinas. Primos y primas, monjitas educadoras. Presentó a Ulo Ago, apócope infantil de su nombre, la miajadeña Beatriz Correyero, que leyó textos muy pulidos. Silvia  Gallego habló del Ulo joven, sus hermanas del Ago infantil. Ambos prometían. Hubo sonrisas. Julio Santiago leyó poemas, leyó su verdad de olivo. Saludé a Oscar MC, inesperado. Vi a JV, a JL, paisaje inevitable.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Una visión insospechada

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Debió ser a finales del pasado junio, cuando lo cereal había ofrecido ya su fruto. En un lugar indeterminado entre Valdepeñas y Daimiel, una pareja realizaba actividades sospechosas. Los foribundos restos amarillos rodeaban unos cuerpos dramáticamente visibles en la distancia. Paré el vehículo. No pude acallar la intención de la fotografía. Rodaba él, ella cantaba Les feuilles mortes. Una escena insospechada bajo el plomo de la luz manchega. No quise preguntar sus nombres prevenidos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Dos nuevas reseñas sobre PAISAJE


 
Durante el pasado verano han aparecido dos nuevas reseñas sobre PAISAJE (EN TERCERA PERSONA). Firmadas por Eugenio Arce y Antonio Daganzo, se han incorporado a este blog en la sección SEMBLAZA Y CRÍTICAS. La primera apareció en el diario Lanza de Ciudad Real y la segunda en la revista de poesía Nayagua que edita el Centro de Poesía José Hierro de Getafe.

Este blogero agradece a Eugenio y a Antonio su interés por la lectura de PAISAJE y su disposición para publicar sus impresiones. Gracias, públicas también, a ambos.

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martes, 20 de septiembre de 2011

Sobre dones

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Todos los saben, es un don, no se halla entre las cosas. La alegría viene del cielo. La capacidad de trasmitirla puede que también. Incluso en las oportunidades más cotidianas. Ayer, 19 de septiembre, comencé la temporada poética madrileña, ya sé que con algo de retraso. No me pesa. Tiempo habrá de resarcir carencias, si es que las ha habido.

20 horas. Saludé con gusto a Enrique Barrero, sevillano y poeta. Había recién llegado al Hogar de Ávila –recuerden, los terceros lunes de mes- para leer en la tertulia que dirige José Félix Olaya, llegó amparado por los Murciano: Carlos padre y mi buen amigo Jorge de Arco, que lo presentó. Nos saludamos con afecto, es reciente ganador del Ateneo Jovellanos con Instante de la luz y eso une. Leyó recio, serio, una poesía que surge natural y reflexiva, suelo y cielo. Es poeta de voluntad que sabe de las piedras del oficio. Conocía sus sonetos, su relación con mi paisano Mena Cantero, de quien noté resonancias en sus versos, el pálpito de lo humano como necesidad. Hubo coloquio. Felicitaciones. Apenas pude quedarme a la posterior charla. La ubicuidad es un don escaso. No se halla conmigo.


21.10 horas y Ateneo. Una cierta tristeza. Una luz en cansancio por la sala. Juan Pastor Devenir ha publicado La gravedad y la manzana. Poesía de Beatriz Villacañas con la elipsis de Newton. Le gusta a Beatriz lo antagónico. Finalizaba su intervención Juan Vanhalen. Como había dos presentadores, gentileza de Beatriz para los tardíos, llegué al segundo: José María Balcells, reputado crítico asentado en León, de donde vino ex profeso (de Arganda vino como testigo ADaganzo, de Getafe MCortijo) habiéndose dejado los papeles sobre la mesa del despacho, según orteguiana confesión. Lástima. Escribe mejor que improvisa. Hubo mucho afecto en sus palabras, tanto para Beatriz como para su padre Juan Antonio Villacañas. El toledano maestro de la lira fue ponderadísimo a lo largo de la velada. La parsimonia no es un don, se halla entre las cosas, como la falta de ritmo, la tardanza. Por fin leyó la autora: piadosa, moralista, explicativa, pesimista con buen humor. Glosó a su padre ¡qué menos! leyendo uno de sus sonetos, que fue aplaudidísimo. Extenuado, busqué el libro. Juan Pastor Devenir es un editor áulico. No había ejemplares. Saludé a Mike. No estuvo RSoler, sí JVázquez. Miguel Losada evitó el coloquio, no la cerveza.

 
Luz de hielo
 
Si entre todas las luces yo pudiera
elegir una luz os pediría
la eterna luz del agua cuando hace
del cristal de su lágrima callada
materia concentrada en el origen.
Dadme la luz azul que forja el hielo,
trepadores carámbanos, espacios
de extrema soledad donde sacuda
el pensamiento el centro de mis horas.
En las densas regiones del olvido,
bajo la luz del sol con su gran ojo
que espiara la sed de los silencios,
dadme la gracia helada de los frisos
del iceberg que es alfa y es omega.
 
                                                         E. Barrero
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Corporal y mío
 
Asílame en tus manos, ángel fiero,
dame cobijo y paz bajo tu espada,
ven desnudo a encontrarte en mi mirada,
al borde del amor, como yo quiero.
 
Ven tierno, ven potente, todo entero,
redímeme en tu boca apresurada,
tu brazo en lo carnal frente a la nada,
eres la epifanía que yo espero.
 
Coróname de besos, ven bravío
a encender la penumbra de la tarde,
revélame en tu piel al dios profundo.
 
Que tu lúcido fuego se haga mío,
envuélveme en tu aliento mientras arde
la llama original que crea el mundo.
 
                                           B. Villacañas.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Mi amigo Pedro Castrortega

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Mi amigo Pedro Castrortega, de quien ya hemos hablado en este blog, inaugura el próximo día 13, martes, en la Galería Esquina de la calle Almadén 19, junto a Caixa Forum, un muestra de su última obra. La convocatoria es a las 20 horas. El dibujo personalísimo, sugerente y onírico, afilado del castrortega tiene aquí su muestra más limpia.


Me dice que sobre papel y con un simple lápiz de grafito, pretendo atrapar universos que encubren pulsaciones, llegar a lo máximo con los mínimos recursos, porque creo que sobrevaloramos la abundancia y prestamos poca atención a lo sencillo, y es en lo elemental, en muchas ocasiones, donde reside lo verdaderamente intenso, y porque el viaje mas maravilloso que yo hago es el que va de mi cabeza a mi mano. Mi geografía es el hombre, sus fantasmas, sus obsesiones -pero tambien su ternura y sus emociones, todo a la vez, la intuición, que sólo entiende de vísceras, de caminos hechos con el impulso o con la fe-  porque es imposible construirse en sólo una dirección, y es por esto que podemos reinventarnos, caer, y volver a soñar, pero sobre todo ser participes de la experiencia inequívoca de la vida. Todo es lo que parece o tal vez no, porque las realidades que pretendo están mas allá de la naturaleza, comulgan con la metafísica.

Pedro es también poeta. ha editado varias carpetas en las que combina creación plástica y poemas. Un gran artista.  Merece la pena pasarse por la calle Almadén 19.


martes, 6 de septiembre de 2011

Otra vez Valdepeñas

Luis Garcia Montero en la lectura
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Otra vez Valdepeñas. Septiembre tres y 13 horas. Comienza el curso poético en el mismo marco que terminó el anterior para este blogero. Luis García Montero como poeta invitado en el empotro de la Bodega A-7. Un Luis atento y amable, aunque algo desubicado. Un Luis demasiado paseado, con alegría triste. Aquella clásica del olivo. Mucho público, que no pudo cambiar su gesto. Cordial siempre, cercano y cariñoso, tras la presentación de Román Orozco y su párrafo de agradecimientos, leyó los poemas incluidos en la carpeta, esa que para la ocasión se edita bajo la atención de Matías Barchino. En las pequeñas charlas entre poemas, creí notar una cierta desazón. Leyó bien textos suyos clásicos y algunos de su última entrega “Un invierno propio”. Tal vez sea eso, el invierno, la vista cansada.

Estuvo por allí Juan Vila, ilustrador de la carpeta y amigo de Luis. No estuvo Chus Visor. Bajaron de Madrid López Azorín, Vicente Martín, Rafa Morales. Y José Luis Morales, cada vez más maestro de ceremonias. También acudieron mis amigos y manchegos Eugenio Arce, Elisabeth Vozmediano, Manuel Juliá, María José Maeso, Teresa Sánchez, Davina Pazos, Marí Carmen Matute. Noté el faltar de otros. Hubo vino fresco, charla. Durante la comida alguien habló de Valente y de Hierro. De pequeños cuchillos y anécdotas. Todo en orden, como siempre.


Román Orozco, casi tapado, JL Morales, Luis y Matías Barchino

miércoles, 27 de julio de 2011

Complicar lo sencillo

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En este ágrafo y atlántico verano he tropezado con este artículo de CAIUS APICIUS sobre el vino, que bien parece escrito sobre poesía. Hagan como yo, amables lectores, donde ponga vino lean poesía. Se entiende todo.

Es conocido el lento, pero imparable, descenso del consumo de vino en España, uno de los principales productores: en unos 30 años hemos bajado de 50 litros por persona y año a menos de 20. Espectacular. Normal que se busquen las razones. Y no menos normal que se encuentren unas cuantas.

El problema está, sobre todo, en que ese descenso de consumo afecta sólo al vino. El español aumenta cada año la cantidad de cerveza que ingiere, ya anda por los 90 litros por persona. Y no parece que disminuya significativamente el consumo de destilados como el whisky y, sobre todo, la ginebra, en un país que ha enloquecido con el gin tonic.

Los que defendemos y defendimos a capa y espada el consumo de vino, los que creemos y proclamamos que el vino es la más noble de las bebidas, hemos complicado las cosas hasta el extremo de dar, al no iniciado, la imagen de que para disfrutar de un vino hay que adquirir una serie de conocimientos casi esotéricos, custodiados por un grupito de sabios.

Hemos pecado, y pecamos, tanto los periodistas como los sumilleres, los enólogos y los bodegueros. Hemos creado un léxico casi incomprensible para el neófito, que se pregunta aterrado cuál será la diferencia entre un rojo picota y un rojo cereza, o qué será eso de las notas florales en la vía retronasal, o de qué va el que le habla de polifenoles, o de esqueletos tánicos... Conocimientos exigibles a un enólogo, y que, es cierto, no le vienen mal a un aficionado -cuanto más se sabe de algo, más gusta-, pero que no son imprescindibles para tomarse un vino.

Supongamos que a usted le apetece una cerveza. Va al bar, pide una caña, y santas Pascuas. Se la tiran bien, está fresquita, con su espuma justa, se la bebe usted y la disfruta... sin entrar en averiguaciones sobre la procedencia de la malta o la proporción de lúpulo. Está buena, y ya está.

Va usted a un restaurante con sumiller; hoy hay superávit de sumilleres, deseosos de demostrar sus múltiples conocimientos, con los que abruman al cliente bienintencionado e incauto. Desplegarán ante usted una lista de vinos, zonas y uvas de las que usted nunca había tenido noticia... ni, en general, falta que le hacía. Porque a base de recomendar vinos que no conoce nadie, y tal vez aprovechándose de la superioridad que le da a él estar de pie y mirarle a usted desde un plano superior, acaba metiéndole un muerto que usted, por si acaso, no se atreve a criticar.

A mí acaba de pasarme en un gran restaurante, bien es verdad que en ausencia de su sumiller titular: me puse en manos del segundo y... qué desastre de vinos. Y me los recomendó como si fueran sendas joyas. Para él puede que lo fueran: a mí no me dieron la menor satisfacción. Lo malo es que llueve sobre mojado, porque a base de recomendar vinos raros estamos olvidando los grandes vinos.

Va uno a las publicaciones especializadas y el desconcierto aumenta: escriben para iniciados, cuando no para auténticos doctores. El lector busca vinos que le suenen, pero no los encuentra; en cambio, se entera de que hay una variedad anterior a la llegada de los cistercienses en Villavieja del Conde, con la que un enólogo visionario elabora mil botellas de un vino único... Pues que le aprovechen, hombre, que le aprovechen.

Es mucho más fácil que todo eso, pero nadie quiere reconocerlo. Hemos envuelto al vino en un aura de misterio, de iniciación casi mística; hemos formado templarios del vino. Saber de vino, o aparentar que se sabe, queda bien. Abundan los libros, mejor o peor escritos, sobre el tema; incluso los manuales, que a mí me recuerdan aquellos libritos de hace años que prometían al comprador que hablaría alemán en diez días. Entender de vino para hablar de él con conocimiento de causa lleva, sí, su tiempo; adquirir los conocimientos convenientes para disfrutarlo, no tanto.

Y que se vayan preparando los amantes del gin tonic, porque llevan el mismo camino. Señor, qué afán de complicarlo todo.