lunes, 19 de julio de 2010

El Alambique. Revista de Poesía.

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Que no puede, dice Agustín Porras, vivir sin el jaleo. Que le han convencido con facilidad. Que Jorge Dot pone la infra desde Guadalajara con una fundación, que los de la calle Fúcar le prestan el nombre, que por allí están Angelito Guinda, Cereijo y José Luis de la Vega enrollando al personal, que por eso sale el 1 de El Alambique. Excusas todas. Otra semestral revista.

Hay que estar dementes para poner en la calle una nueva revista de poesía, hay más revistas que poetas (bueno, no, eso no, los poetas son multitudes superiores a las del estutut o las de la roja) y sobre todo ponerla a la vista un 14 de julio. La cita fue en el Café Madrid, frente al Moëm de Alfredo, en la calle Escalinata, lugar de cita de profesores guiris. La cosa estuvo cordial (cervezas a 3 euros) y pasable. En un rincón Morales Barba en espera de caza. Juana Vázquez en su ambiente. Isabel Miguel y Laura Gómez Recas me invitaron a su mesa. Agustín habló. Habló Guinda alabando las canillas descubiertas de Cereijo y apoyando el proyecto. Habló Dot, el jefe de la brigada económico-social. Fernando de Castro Soubriet dijo bien de su experiencia personal con Ricardo Paseyro, uruguayo poeta conspidiletante a quien se dedica la sección monográfica. Leyeron poetas de cuerpo presente sus escritos publicados. Otros vocearon otros de ausentes. Tímidas palmas. Alguien por lo bajo susurró "trece números sería cosa excelente". Puse cara a Luque Pinilla, activista en esto de la cosa del poetiqueo. El lugar casi a tope y mucha gente con la revista en la mano tras desprenderse de nueve euros. Escueto el diseño, casi ausente. No habrá reseñas ni críticas de libros por razones de amistad y enemistades. Por dejar descansar a los amigos.

Luego unas cañas por Arenal con Isabel, Laura y Cereijo (a quien mi amigo Juampe llama el poeta de su vida, se lo dije). ¿Trece números? Ojalá. Mis mejores deseos.  Aviso: para los ausentes se repetirá el acto el 3 de septiembre en el Ateneo.
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martes, 13 de julio de 2010

Nieves Álvarez gana el XIV Premio de Poesía 'Nicolás del Hierro'

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Nieves Álvarez Martín, natural de Mingorría (Ávila) pero afincada en Cantabria desde hace más de 35 años, ha resultado ganadora del XIV Premio de Poesía 'Nicolás del Hierro' con su poemario 'Los íntimos secretos de la voz'.

El premio, convocado por el Ayuntamiento de Piedrabuena (Ciudad Real), está dotado con 2.000 euros y publicación de la obra. Al Fallo del Jurado, celebrado el 1 de julio de 2010, llegaron 19 poemarios seleccionados (de un total de 293 trabajos presentados, 98 llegados por correo ordinario y 195 recibidos por e-mail) que fueron: Homo Sapiens, Keats, (Las cenizas del viaje), (Oníradas), Ayer, Solsticio, Osiris, (Desamor), Argos, El Guardagujas, Flush, Jessica Alegría, Oslo, Alfonso de Valdés, Font de Neu, (Los íntimos secretos de la voz), Pórtico, Dafnis y Diarium

Tras las correspondientes deliberaciones, alcanzaron la situación de finalistas los presentados como: (Los íntimos secretos de la voz) y Pórtico.

En la votación final y por unanimidad, alcanzó el premio el titulado Los íntimos secretos de la voz, cuya autora resultó ser NIEVES ÁLVAREZ MARTÍN, abulense y residente actualmente en Cantabria
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El Jurado ha estado compuesto por los poetas Carmina Casala Díaz-Alejo, Vicente Martín Martín, Óscar Martín Centeno, actuando como Presidente de Honor, con voz pero sin voto, Nicolás del Hierro Palomo, y como Secretaria, Mercedes Navas Laguna.

Piedrabuena, 8 de julio de 2010.  Universidad Popular. Ayuntamiento de Piedrabuena
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Nieves Álvarez Martín es una escritora autodidacta y polifacética, ha tocado diferentes géneros literarios. Profesora enamorada de la lectura y de la Pedagogía, ha publicado cerca de doscientos materiales didácticos, algunos de ellos traducidos a otras lenguas (inglés, francés, italiano, portugués, griego, alemán, holandés, búlgaro, turco, eslovaco, esloveno, húngaro, letón, lituano, polaco, checo y rumano) Ha dirigido programas de radio y televisión. Es Team Europe y ha dirigido un buen número de proyectos europeos. Es colaboradora de diversas revistas educativas.

Ha obtenido once premios literarios (ocho de poesía, dos de relatos y uno de cuentos) y le han publicado los siguientes poemarios: Desde mis manos vegetales, 1981. Trenes de cercanías, 2005. Navegando Fantasmas: tras las huellas de Gulliver, 2006. Íntima trinchera, 2006. Manzanas Rojas, 2007. Intrusos en el tiempo. Teorema de la lírica, 2007. La memoria del bosque, 2007. Contrastes, 2007. Luces y sombras, 2009. La Magia de la voz (estará editado en 2010)


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jueves, 1 de julio de 2010

MANUEL R. MORA Y EL VIGOR DE LA BIOGRAFÍA.

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José Félix Llopis y Manuel R. Mora en Contadora

No está exenta de verdad la afirmación de que unas cuantas biografías, buenas y bien hechas, pueden contar mejor la historia de un siglo que sesudos y globalizadores tratados. Tiene la biografía como género el añadido de la testificación personal sobre lo acontecido y el peligro de la subjetividad de la mirada sobre el biografiado, por eso es tan necesario el buen tino y la labor rigurosa del autor para que el género pueda ser considerado una más de las bellas artes históricas.

Tal es el caso de Manuel R. Mora (Piedrabuena, 1942), periodista, que ha llevado a su fin el empeño por contar la vida de José Félix Llopis, exiliado español durante la contienda incivil, para quien la obligada ausencia de la patria se convirtió en una oportunidad aprovechada. El libro “José Félix Llopis: Violencia, perfume y humo” ha sido editado, magníficamente, por Turner y fue presentado el pasado 17 de junio, con un acto multitudinario en el Circulo de Bellas Artes madrileño, por Virgilio Zapatero, instigador de la biografía, y por Nicolás Sánchez-Albornoz, amigo de la familia del biografiado desde los lejanos tiempos de su novelesca huida de Cuelgamuros.

Manuel R. Mora ha desarrollado la mayor parte de su vida periodística en diversos países de América, en especial en Panamá Colombia y México como delegado de la Agencia EFE, su casa durante tanto tiempo. Al comienzo de los años ochenta, y en Panamá, conoció a Llopis, relación que ha mantenido desde hace un cuarto de siglo. Y fue en América donde pudo comprobar, según dijo en la presentación, la génesis y los efectos de la violencia en las sociedades hispanas, su necesaria consideración como factor determinante en la vida económica y política de la zona y sus efectos devastadores para la convivencia social. Por eso, cuando decidió emprender la labor de contar los trabajos y los días de este español peregrino y pacífico, empresario y amante de las artes, entendió que sólo era posible hacerlo insertándolos en el marco violento que desde su infancia le tocó vivir, y que hábil, aunque comprometidamente, pudo ir sorteando.

José Félix LLopis, madrileño, fue niño republicano español en el Paris de la invasión nazi, iniciador luego del cortometraje científico y antifranquista católico. Después vino el traslado con su familia a Venezuela, territorio desde el cual logró posteriormente el éxito empresarial como representante en América de los perfumes Dior. Su don de gentes, su personalidad, y su afán por el arte le permitieron el contacto con numerosos personajes históricos de la segunda mitad de siglo XX: desde María Zambrano y Picasso hasta Fidel Castro, Jimmy Carter o el líder panameño Omar Torrijos, al tiempo que le facultaron para estar en el secreto y el glamour de la vida parisina y, especialmente, en la creación de los grandes perfumes de la Casa. Como también le capacitaron para reunir una enorme colección de arte precolombino, colonial y contemporáneo que hoy, y para todos, mantiene en Madrid una fundación con su nombre.

Por todo ello, haciendo virtud de la necesidad, Manuel R. Mora aprovecha la vida de Llopis para trazar, como si de un nuevo friso de Fidias se tratase, el escenario histórico en donde la victoria de la voluntad de este español sobre las circunstancias se ha desarrollado. Y es ahí donde la sencillez de la sabiduría de este periodista manchego logra llenar de contenido la verdad de una existencia. Los datos y las situaciones, abundantes unos y esclarecedoras otras, aparecen en el relato para iluminar, para acompañar, organizados para el lector. Y tan lejos siempre de la sensación de agobio como cerca de la emoción de estar reviviendo paisajes y momentos. El libro, escrito en Contadora, isla en Pacífico panameño y residencia habitual del biografiado, está estructurado en dos bloque que se alternan, pero que se funden: uno, el de las palabras directas que acuden a José Félix desde el recuerdo; otro, el del exacto marco socio-político que, para dotarlas de sentido, el periodista ofrece. Escrito todo y siempre desde la pulcritud medida, desde el respeto y la valoración de las situaciones, nunca desde la asepsia de la falta de intenciones o desde la ambigüedad en la opinión.

Manuel R. Mora, piedrabuenero, que hace ya dos años nos ofreció su novela “Los caminos encontrados”, en donde también nos acercó a los problema de la violencia y el convivir, aporta con el libro recién presentado un vigoroso argumento más a favor de aquellos que creemos que la Historia debe verse desde los hechos, cotidianos y/o públicos, de aquellos que la realizan o la sufren; única manera de entender algo de todo lo que colectivamente hemos sido obligados a vivir.


 
Manuel R. Mora. “José Félix Llopis: Violencia, perfume y humo”. Turner. Madrid. 2010.
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