miércoles, 28 de abril de 2021

Carta pública a y aforismos de: José Luis Morante

 







    Querido José Luis Morante, la intensidad concisa, el ingenio, la perspicacia, la paradoja emocional, lo que remueve, el poder de lo minúsculo, la rótula de la reflexión, la épica de lo breve, lo fugaz que adivina… vaya usted a saber qué es un aforismo, me he preguntado muchas veces. Pero los aforismos existen. (Vicente Núñez recopiló los suyos en 784 pgs. de Visor). Y más los aforistas. Tú hiciste, hace bien poco, una selección de once para Liliputienses. Cuyo prólogo me impresionó por su justeza. Sé que es un género que amas y cultivas con pasión no reciente. Mejores días, tu primera recopilación de aforismos, apareció en 2009 y Motivos personales en 2018, a más de tu laboriosa selección de los de JRJ. Aquella que trajo bajo el brazo de tu esfuerzo el pan de las alegrías y alguna decepción. Te escribo porque tengo entre mis manos una joya selecta. Un libro tuyo y mexicano que has querido titular Migas de voz, otros de los sintagmas con que podemos acercarnos a la idea del aforismo y que has hecho tuyo. Viene editado por la prestigiosa Universidad Autónoma de México, bajo la iniciativa y la tutela del estudioso Hiram Barrios, una autoridad en el tema. Digo aquí y fuerte que mereces recibir el cariño y el respeto que esta deliciosa edición supone. Cercano al que sueles derramar desde tu blog haciéndote eco de tantos escribidores que en ti confiamos. Los has dividido en tres partes, la primera y la segunda para recordar aforismos aparecidos en lo editado y la tercera para dar a conocer parte de la nueva producción. Un golpe de aire fresco, de brisa atlántica ha entrado en esa buhardilla renovada desde donde escribes, lees y contemplas el mundo de la creación poética española. Cuántas veces un buen poema podría desvestirse y caminar hacia la concentración escrita de un aforismo, cuántas veces escribimos un poema simplemente como ropaje para la sentencia del verso final. Hay que atreverse a confiar en este arriesgado ideal estético. Aunque el riesgo de confundir el aforismo con la simple ocurrencia sea elevado. O con juegos anfibológicos del lenguaje que no añaden trascendencia. Hay que atreverse, repito –y tú lo haces con acierto– a la potencia y la levedad del buen aforismo. Y lo haces a la par con lo más prestigiosos aforistas españoles: Eder, Oliván, Comendador, Arcas, Trull, Molina, etc…  Por eso invito a todos los lectores de Mientras la luz a que te lean.  Porque eres consciente de virtudes y riesgos, porque sabes caminos. No se trata, a estas alturas de la película, de lograr píldoras útiles de verdades o de conductas morales, lo clásico de lo paremiológico, sino de provocar y excitar desde lo enjuto el pensamiento y la sensibilidad hacia nuevos paisajes. ¿Desde el humor? ¿desde la paradoja? ¿desde la ironía? ¿desde el desconcierto?


Me he permitido, sospechoso de la escasa difusión comercial del libro en España, seleccionar algunos de los que se contienen en la tercera parte, la que titulas A sorbos –¿tal vez título adelanto del próximo libro?–, como muestra de tu más reciente producción

 _______________

Afrontar sin amargura, sin gestos de abandono, que lo que pensamos oculta lo que somos.


El nómada sabe que los viajes son la espera del regreso.


Originalidad, cristales rotos que no repiten trazos.


Las poéticas son epitafios revisables.


Para que nadie mude su pasado, lo cambia de sitio continuamente.


Saber el nombre del culpable no da consistencia a la vasija rota.


Tos con pretensiones orquestales.


Encontré tierra firme, pero soy más náufrago.

 

viernes, 23 de abril de 2021

Un poema: Gnosis XXI

 







No me interrogues más, vida, pasado,
cuando busques adentro, con la sangre,
la razón porque abrazo la costumbre
de vivir como excusa:
nunca supe respuestas
 
cuando se ve asediado
mi corazón se eclipsa, busca el rapto,
se confunde en los bosques, en lo denso,
hasta hallar en lo frágil de la emoción refugio,
su diminuta celda
 
escucha entonces, habla
con la erosión de cuanto me circunda,
con la luz que claudica
en mis alrededores, y define mi sombra,
que con orfebre mimo
señala mi contorno con teselas
 
aprende aquí, por la forma del hueco
oscuro mi extensión,
conoce así qué líneas me limitan,
dónde resisto, qué
claridades, qué brumas
conforman mis fronteras
 
que allí, en la visión del trazo
que los puntos declaran, en su perfil de octubres,
conozcas que no es sino
el pesar enojoso de no querer saberme
(o quererlo) lo que acude a mi voz…
y la pereza.


martes, 20 de abril de 2021

En 100 palabras: Los terraplanistas líricos











JCMestre llama terraplanistas líricos a quienes no han bebido poesía con alto provecho en Saint John Perse, cuyo pensamiento estético ha cambiado la mentalidad y el modo de concebir la existencia. Apúntenme ptolomeico. Prometo remedio,  volverme copernicano con la traducción que Alexandra y él firman para Galaxia. Aseguran que SJPerse es sustantividad transcendida a categoría de un sistema de habla, acaso el verdadero sentido de todas las profecías de la imaginación, la fuerza liberadora de los vientos que mueven las grandes aspas de la historia del porvenir y las piedras molares de los oscuros centenos del olvido, cómo podía imaginarlo.



Foto y fragmentos tomadas de Ctxt. 

viernes, 16 de abril de 2021

Carta pública a y un poema de Antonio Daganzo






          Querido Antonio, qué bien te sienta la conexión chilena. Recuerdo aquel “Llamarse por encima de la noche” pleno de gozo y esperanza que ahora cumple 9 años. Has vuelto a editar con RIL, la prestigiosa editorial que ahora tiene sede española… y qué bien te sienta. El libro que tengo entre mis manos en una joya física, estética y poética. Y una sorpresa. Te he leído con avidez y sorprendido. Bien sabes que conozco toda tu obra, que incluso hubo un momento de convergencia con “Mientras viva el doliente”, pero este libro, este La sangre Música te inaugura, no sé si lo sabes. No se trata de la ausencia de continuidad, quedan en él tus estilemas, faltaría más, pero es preciso que sepas que en él trasmites una nueva mirada, una nueva decisión a la hora de encarar el poema. Tanto en el fondo como en su formalidad; tanto en el qué como en el para qué, dos preguntas esenciales en un poeta. Qué evidente la necesidad de escribir estos versos. Con qué resolución manifiesta estableces las razones emocionales y los estadios sucesivos de tu vivir. Aquí, en mitad del camino de la vida, escribiría con Dante, cuando nos es precisa la estrategia de plantarnos ante nosotros mismos –tal vez también ante los demás– y decir dónde estamos y decir hasta dónde nos sabemos. Y añadir que desde ese ecuador la vida sigue abierta. Nunca te he leído tan de corazón extenso. En “La sangre Música”, que fluctúa entre testimonio y confesión, hay una respuesta clara a los que se preguntan para qué sirve la poesía. Son seis poemas de los que provocan, largos, con la carga literaria precisa y exacta que acompañe las introspecciones, las extraversiones que los sazonan. No son seis poemas vómitos: son seis poemas entrega, escritos desde una pulcritud vigorosa, que, créeme, te inaugura en tonos y modos. Seis poemas en donde supones interlocutores con quienes repasar cuentas, dejar claro. Seis poemas-río en los cuales la infancia, la enfermedad y el dolor, los proyectos, el amor, orígenes y futuro, los otros, configuran los territorios desde donde contarte de raíz, para contarnos a todos las razones, las posibilidades, tus respuestas vitales. Seis poemas que van derechos, abocados, a finalizar con la palabra Música (en mayúscula) que para ti –lo saben quienes te conocen– no es nunca refugio sino destino, lugar y centro de la búsqueda, de equilibrio y futuro. ¿Seis poemas precisos? ¿Seis poemas sanadores? Tengo la impresión de que no son poemas en busca de lectores, aunque todo libro impreso los pretenda, sino seis personajes en busca de su autor. Quisiera oírtelos leer porque sé que volverán al sitio de donde nacieron, que los leerás para ti mismo. Esa reciprocidad es el lacre que garantiza la autenticidad de la poesía, requisito indispensable para que lo sea.


          Qué bien has hecho con aprovechar esta conexión chilena que añade dignidad editorial a la dignidad de tu poesía. Y qué bien Eleonora, responsable de RIL, con quien coincidí en una lectura, en aceptar este reto tuyo. Por razones de espacio, elijo para los lectores de Mientras la luz un fragmento. El esperanzado del poema que cierra el libro. Mi abrazo.

 _____________


Sí. La hora avanza. Debemos regresar a nuestro pueblo.
Al pueblo donde supe y sé esperar
la nostalgia que miente, la más lenta esperanza
de temblar,
otra vez,
al sol de una sonrisa.
Esa pasión de otrora, hazaña del abismo,
ha fecundado el tiempo para siempre.
La ardorosa verdad del entusiasmo
nos atrae adelante,
nos ama con locura.

Madrid, Galicia, América,
todo cuanto haya de venir
subirá con nosotros a ese autobús de hoy,
que es el de ayer;
donde quizá unos ojos de generosa almendra
prosigan su ternura de vernos en el mundo.
 
Mis testigos,
mis hermanos de luna en la fiebre del canto,
hemos ganado el alba.
 
Al fin nos decimos con todas nuestras noches:
sobre el alma galopa
fuego de sangre sabia.
Toda la sangre Música.

martes, 13 de abril de 2021

Un poema: Camino de Valdelamadera


 


 

 







Contadas la mitad

y cuarto de las leguas,

aquí, bajo las ramas

robustas y dormidas de un almez,

doce de una mañana campesina,

vuelves al reto de dejar memoria,

un sedimento escrito.

 

Papel y lápiz,

sol y fresco de abril, sentado

sobre el sur de una roca, dudas:

Por qué – le preguntas al aire–

este afán de dejar otra vez testimonio

de aquello que una vez en mi soberbia

exigiera a la vida o la queja de cuanto

me ha negado su filo

 

ese vulgar asunto, tan rutina,

de los azahares altos

y de las decepciones,

del tiempo azul o el tiempo inútil,

del amor que pretende y sus melancolías

que embadurna los versos

de aquel que los persigue y doma por oficio.


Frente a un prado que clama, que se ofrece

con hierbas temerosas, te decides

y alegre arrugas con torpeza el folio;

la vida. como el bosque (y el día) sigue abierta,

preciso es caminarla, caminarlos,

la noche te dirá sus quemaduras,

la noche nos dirá cuándo escribirnos.



Abril 2021

 

domingo, 11 de abril de 2021

Un poema: La visita


                                                 A Hilario Barrero


¿Quién eres tú que taimado penetras,
cráter mudo, en mi desconfianza
sin pronunciar mi nombre?
¿Vienes tal vez
a poblar el dolor desde del que escribo
con días sanadores?
 
¿Qué pretende tu celo?
¿tu descaro? ¿tu escaso disimulo?
¿Para qué ese
mirar fiscal con el que anotas,
con el que sigues
el rumor vespertino de mis pasos?
 
¿Qué traes? ¿Vuelves 
para hacerme olvidar el sol más alto,
esa cruel cuchillada mal cosida
que fue la juventud, la nuestra,
esa ambición por donde aún
supura incertidumbre
la maltratada voz, mi cuerpo,
estas yedras paredes?
 
No me turbas, te esperaba, dejé
entornados mis días 

                                y la puerta del fondo.



Ilustración: Hilario Brrero, fragmento. 

domingo, 4 de abril de 2021

Poetas de en Madrid /4/ Álvaro Hernando

 

 

        Tuvo que trabajar y vivir en Estados Unidos para que se hiciera pública su voluntad poética, su decisión de dar a la imprenta su primer texto Mantras para bailar. Publicado en el mismo Chicago, 2015, por Pandora Lobo Estepario, esta iniciación en lo publicado le sirvió a Álvaro Hernando para sentirse liberado de una pulsión esperanzadora. Suele decir ahora que aquel cogollo de poemas en torno a la fuerza liberadora de la danza fue una salida prematura. Tres años después, con la Karima de Sara Castellar, vio la luz Ex–clavo. Sus poemas, mucho más perfilados en fuerza, forma y sugerencia, giran alrededor de las pequeñas ex–clavitudes de la vida cotidiana. Se apunta en él la tentación metapoética, la experimentación del lenguaje, la decisión del juego con los mitos. Si el coraje es (o fuera) una cualidad poética, Álvaro Alonso la tiene. Leyéndole uno siente su búsqueda, su volcada calidez, su amor por el poema, la transparencia de sus propuestas. En esas condiciones aparece Chicago Express, 2019, donde el poeta que es Álvaro Hernando alcanza su estatura. Edición bilingüe (inglés-español) con algún poema escrito originalmente en inglés. También edición americana, se extiende a lo largo de 90 poemas. Menos unitario que los anteriores es desde luego mucho más libre, mucho más vital. Hay un profundo aroma a crónica urbana, a hielos negros, a susurro y huida, a hostilidad o almohada. Y siempre lo desasosegante del vivir, a pesar de los oasis. Somos levedad de muchos dueños, eso somos/ eso somos. / Siena sobre arcilla/ en el asfalto roto.  Hay en Chicago Express una situación de provisonalidad querida, una mirada testigo del mundo que se le ofrece, un cuaderno de apuntes en la frontera de lo objetivo y lo subjetivo. Existe una necesidad de contarlo que lo tiñe con los matices del dietario, aunque no lo pretenda. Y es que el poeta no disimula las provocaciones que originaron el poema, bien sean los paisajes físicos o los emocionales, que no tienen por qué caminar separados. 

Poesía vital e intensa la de este poeta, amante de los canes, ya regresado a su Madrid natal, recuperado para nuestro convivir tras finalizar sus deberes docentes en Woodstock.

 ____________________

Caballo en la ciudad
 
Hay un caballo nervioso
buscando pasto entre el asfalto
de Cleaborn y Ohio St.
 
Le habla un niño
con voz de diablo viejo:
 
“Hazte inmóvil,
                    de madera”.
(susurra)
 
“Hazte caballo de Troya.
Espera el regreso de la primavera.
Deja que crezca el pasto sobre nuestras vísceras,
tras la celebración de la victoria,
ante la huida en retirada de nuestra
toda
Madre Tierra”.
 
Pero el caballo busca ser un unicornio,
no un superviviente.
 ______________

 

Casa
 
Los poetas somos gente pobre.
 
En Wisconsin, las prostitutas nos pagan
el Marlöt.
 
Son las reglas de la casa.
 
Es néctar dentro del veneno
y del mismo Sol:
la muerte castrada,
desdentada,
femenina y canalla.
 
Compartimos todos la casa en ruinas.