martes, 4 de octubre de 2016

Consejo de redacción: Ben Lerner, de Kansas


      Dijo el jefe: El primero que me avisó fue Alvaro Valverde, en Face, siguiendo al hilo de la entrevista a Ben Lerner (de Eduardo Lagos para El País. (Aquí.). Su ensayo, el de Ben, se titula Hatred of poetry (El odio a la poesía), por lo que rápido pensé en otro descreído del oficio. Intentaba yo comentar algo cuando una entrada, inmediata y anterior me contuvo. Vicente Luis Mora (en adelante VLM) nos advirtió que en breves días daría su opinión sobre Lerner y el asunto. Callamos todos. Parece que el tal Lerner -Kansas, 1979- también es poeta a pesar de novelista. Claro que sus novelas la primera Saliendo de la estación de Atocha – ay, Ashbery- y la segunda 10:04 están protagonizadas por poetas. Algo le tira al chico la cuestión. Tanto que el pasado año salió, como de tapadillo, una antología de sus poemas editada por Kriller71 de Barcelona con el título de Elegías Doppler y traducida por Ezequiel Zaidenwerg
 
.      Decía Ben en la entrevista de El País -continuó- que “la poesía es el espacio en el que el lenguaje está sometido a la más alta presión que cabe concebir, más que en ningún otro medio de expresión verbal. En un poema todo está cargado de significado”. O debería estarlo, aclaró el Jefe. Y es en esta afirmación tan cierta donde radica una de las razones del odio. Dice que el público se decepciona ante el poema, porque el poema es un objeto que suelen venderle como la más alta expresión del espíritu. Aclara Ben que pocos lectores encuentran en el poema el mundo que los poetas, críticos y profesores, la clerecía en general, les venden como hecho sublime. La decepción habitual produce rechazo, devalora su autoestima como lector-consumidor, abre la puerta del desprecio y puedo alcanzar la meta del odio. De ahí el título de su ensayo. Recuerden que Ben es ashberiano. Y de Kansas. Algunos, bastantes, lectores de a pie –añadía el Jefe de su cosecha– entienden que es una estafa. Y ven a los poetas como vendedores callejeros de herramientas, maravillosas mientras se discursea, pero inútiles cuando nos encontramos en casa y a solas con ellas. De aquí el famoso ¿Poesía? No, gracias, es que no la entiendo, con que se encuentran nuestras modestas editoras en sus casetas cuando las voluntariosas ferias del extrarradio..  

      Siguió el Jefe: Esperé el artículo de VLM en su blog –aquí– y resulta que tras leer el libro aporta poco más a lo dicho por Lerner en la entrevista. Eso sí con florida y amasada erudición de citas. Y argumentos de autoridad. Desde Cervantes a Díaz Pimienta intentan en su artículo despejar el enigma. Sin conseguirlo, claro. Eso sí, añade información sobre Lerner y su poesía ashberiana. Esa que apunta a que cualquier poema no es entendible en sí sino que nos remite a otro poema no escrito o no entendido aún. A la cadena de lo inaprensible. Así mismo, avisa el ampuloso VLM de aquellos poetas o escritores que dejan de escribir al sentir su función como algo sucio, algo cercano al autoengaño. ¿Les pasaría eso a Carlos Sahagún y Eladio Cabañero? se preguntó el Jefe ¿Y entones por qué –señaló la becaria– tanta gente intenta escribir poesía o algo semejante en las formas? Y sobre todo ¿por qué aspiran a ser leídos? Ben, que defiende la autoedición, también se lo pregunta –contestó el Jefe– y seguramente también VLM, que de vez en cuando se une al cortejo escribidor. No hay respuesta. O sí la hay, pero no es tiempo de intentarlo.  

   
   Y es que, anterior como es a la escritura, la poesía –el vientre estéril de lo eterno, según RS–, entendida o no, publicada o no, se niega a desaparecer de nuestro campo de juego. Es el único medio de decir, a través de los huecos, ya saben, lo que no puede decirse de otra manera. Algunos lo consiguen. Incluso consiguen que los demás abracen su hacer, su decir. Vayan procesando. Y terminó.


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Aún no ha aparecido la poesía.
La imagen no es un sustituto. La imagen es como una anécdota
en boca de un bebé que nació muerto. Y ni la reflexión,
con su infinito espurio, ni tampoco la religión, con su octava parte
de hongos,
pueden causar orgasmo tras orgasmo como la poesía.

(Ben Lerner, The Lichtemberg Figures)

2 comentarios:

GRaN dijo...

GRanD3 aNáLisis

fcaro dijo...

A veces te lo dan hecho. te fuiste rápido. nos veremos.
Un abrazo.