martes, 12 de enero de 2016

Un poema de Antonio Hernández: Un día vino a mi casa

 
Antonio Hernández
Foto: MCBarri
    El poema cierra
la antología publicada por Eirene que, bajo el título de Distancia que regresa, hace muestra de la obra poética de Antonio Hernández, el poeta de Arcos de la Frontera y premio nacional de poesía 2014. Cierra el libro y es un poema deuda, homenaje a Julio Vélez, agitador político en su juventud, poeta siempre, y profesor en Salamanca después, en donde murió dejando tras de sí una estela de humanidad y saber. Antonio se lo dedica a Mª Ángeles Pérez López, voz comprometida, que ha sabido prolongar la memoria de Julio, no solamente por editar su obra completa, sino porque su poesía mama de los mismos senos de la solidaridad con el hombre, con el dolor, con la ilusión. La cotidianeidad, el recuerdo y la mirada se aúnan en un poema que no pretende otra cosa que sabernos vivos en memoria. Que somos porque hemos querido. Porque nos hemos dejado abrazar.
Manuel López Azorín, organizador de la antología, quiso cerrar con él la entrega. Bien sabe.


Un día vino a mi casa

A María Ángeles Péres López, alumna,
profesora, cordón umbilical

Un día llegó Miguel Hernández
a mi casa y preguntó a voces
su cantaor “¿Vive aquí Er Noni
de Arcos?”.
Pero ceceaba demasiado
para ser Miguel Hernández.
“Sí, aquí vive” le dijo
Mari Luz.
Y se quedó con nosotros.

Un día llegó César Vallejo
a mi casa. Era representante
de Café y traía unos zapatos
que daban de llorar “¿Vive aquí
Er Noni de Arcos?”.
Sí, aquí,
y nos dijo que lo mandaba
Pacote Velázquez, otro
lleno de lamparones de ternura.
Pero no era cholo, sino andaluz,
andaluz hasta el tuétano raspado
de cante jondo y solidaridades.
Y se quedó a conversar con nosotros.

Un día llegó Pablo Neruda
porque escribía como un barracón
y una guadaña llena de hambrientos,
de chilenos del sur de España.
“Sí, aquí vive El Noni”.
Y como en la casa olía a potaje,
dijo:”Huelo a las manos de mi madre”. Y se sentó
a la mesa de la amistad para siempre. 

Venía de los interrogatorios,
venía de la cárcel, a buscarse la vida
en  Madrid, Y al Noni le nació
por dentro una mejor persona.
Con Joselero de Morón venía,
con Diego del Gastor, con el Tartaja,
con Alfonso y con Alejandro…

Vino a su casa un día Julio Vélez.

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