por tus manos
y sucios los caudales
del alba mientras lees (supones que
la voz de
Antonio
Colinas pudo
escribir para
ti La tumba negra)
hay poca luz
y arde con
frío
el carbón de
la escarcha (te dices:
me asombra la
quietud
que desprenden los
montes, y la misericordia
con que el
amanecer trata al cristal) lees
en un mundo
de tenazas y
cuidos
cuanto el
tiempo aniquila, cuanto el amor restaura
todo tú eres
obstinada lectura
y es oscuro este octubre, y es oscura carcoma
la hiel de los
relojes repitiendo
apartas la
mirada (piensas:
tanto tiempo
me resta cuanto di, y aún
el árbol
mineral que roza
la ventana
desea disputármelo), lees y la mañana
apenas alza,
sientes que es un
adoquinado, largo
túnel, terca
morfina, vuelves
de nuevo a lo
visible, lees
La tumba negra y su interrogación
olvidado del gozo, preso
de lo que fue tu
vida.
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