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| Rafael Soler y David Morello |
No son normales estos gestos. Ocurrió ayer, jueves y 12, Uno de los convocados a presentar "La mujer que abrazaba los árboles", de David Morello, declinó hacerlo en el instante mismo que le correspondía. Dejando la labor en exclusiva al poeta Rafael Soler. El dimisionario tuvo la delicadez de leer en publico la carta de renuncia donde motivaba su decisión. Más de 60 personas la escucharon y lo entendieron. Se la pedimos como testimonio y accedió. Hela
CARTA QUE SE CITA
Les dije a los editores que no puedo ni debo presentar a David Morello,
él es un hombre cualquiera transformado en ternura. Cómo acercarse, cómo domar
con párrafos inertes su voluntad escribidora. Rellenaré este folio, le dije a
mi tocayo Rafael Soler, luego, tú le miras a los ojos y le preguntas. Cuídale
las heridas, añadí, recuerda que su padre todavía sonríe en los trigales de sus
ojos y que solo posee aquello que perdió. Lo sé porque he visto palabras rodar
sobre los empedrados esperando a que David las recoja y las lleve al poema. Él
las busca en las noches levantando la nieve. Rechaza las que son certeza y
ampara a las que viven desdichadas. A veces es mujer, a veces no comprende otro
modo de amar la belleza. En otras ocasiones se siente un árbol abrazado por la
melancolía, por el cristal y el algodón del sueño. Hay tardes que es un tigre
sigiloso. Y ruge tientos, tonás, soleares. En primaveras dulces le crece un
bosque en la bóveda del vientre. Por todo ello te digo, compadre Rafael, que lo
trates con mimo, que lo trates sin miedos. Que le preguntes por qué laten tan
fuertes en sus almas la bondad y el silencio. Hoy que es un hombre editado en
papel amarillo de junglas, un nombre escrito con minúscula, un totem alzado en el
centro de la aldea, del misterio. Un niño que pregunta: Madre, ¿para qué sirve el mar? Una alondra me dijo que le
tiembla la mano cuando escribe un poema, que hace el amor con los ojos cerrados
y la sangre en vilo. Él que no teme los cuchillos del aire, él que barrunta que
será un buen muerto. Pregúntale despacio, senador Soler, tiene piel, tiene
huesos que conocen el frío, es un olmo frondoso a cuya sombra una mujer
hambrienta acude, viene para saber de la paciencia, de la calma y el tiempo.
Dicen los chopos de David que la escritura le salvó de convertir la vida en una
obligación, que anuncia los murmullos de los nidos, que su sosiego levanta
arquitecturas con el barro de sus orígenes. Y su palabra alza habitaciones. Sus
poemas son cimbras, venas rotas, ventanas de extravío, alfileres, desconsuelo,
balanzas que confrontan el dolor y la nada, hospitales del mundo. Son nudos que
sujetan la memoria. Y duelen, y le duelen. Pregúntale y escucha, poeta Rafael,
no olvides que sus caminos tienen tu misma estatura, no olvides que su vida es
ir, ser y regresar, que David Morello pisa presentes, pero también acuna
desvalimientos. No somos, no sois de otro metal, sois hombres cualesquiera
tocados por el asombro de la poesía. Y porque conozco a los que viven el poema como refugio inane sé de
poetas como David de emoción encendida, poetas que acuden al poema como hoz e
identidad, como futuro y avenida, como alto faro desde donde vigilar el
conocimiento, como horno de la recíproca congoja. Por todo ello, por lo dicho, comprenderán que yo no pueda, ni sepa,
ni deba presentarlo (perdón Paco,
perdón Mara) y me limite a leer este folio, algo prieto, este papel que busca
íntimas arboledas. Esto les dije

8 comentarios:
❤️
¿Y cómo no creerlo?
❤️❤️ Con estas premisas, ¿cómo presentarlo?
No pudo tener David mejor " no-presentación"
Su desconsuelo se volvió abrazo y el árno Caro mitigó las penas de la mujer-madre y del hijo.El complemento: "Rafa" que no Rafael hizo, con David, el resto y todo fue emoción y verdad poética abrazada a los árboles.
El corazón, Mayusta.
Exacto, Alfredo. Yo lo creí y le creí.
Ciertamente era imposible hacerlo, pero habló demasiado.
Todo está bien si bien acaba, suele decirse, amigo Azorín.
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