Desde hace un tiempo las pequeñas editoriales poéticas
españolas le están haciendo un hueco en sus catálogos a la poesía americana, sea de habla castellana o no. Así lo hacen Eme, Valparaiso, Liliputienes y Polibea. Visor ya está instalada en ello hasta el punto de buscarle sitio seguro en los premios Loewe. También Pre-Textos, desde tiempo. En este suceder, José María Cumbreño
(Liliputienses) presentó hace unos días en Casa de América su colección con
cuatro poetas de los allendes, de los preocupados por el neobarroco y la vida
diaria. Allí estuvimos. Nuria Ruiz de Viñaspre hizo lo propio
con una antología de poetas mujeres colombianas para Eme. Y Verónica Aranda no cesa de convocar
poetas de allá para su colección Toda la noche se oyeron pájaros (de Polibea).
Sin olvidar la conocida Trasatlántica de Amargord. Algo varada últimamente.
En
estos aconteceres, el pasado jueves 15 de marzo, se presentó otro refugio que
atiende a lo americano. Promovido por la voluntariosa Eolas, de León. Está dirigida
por Tomás Sánchez Santiago, poeta
cardinal. Sucedió en la Biblioteca Iván de Vargas, pleno barrio de los
Austrias. Intervino José Mª Castrillón
que ha elaborado una antología del colombiano José Manuel Arango bajo el título La sien en el puño.
Poesía de precisión lingüística, esbelta, reflexiva, limpia, hecha desde el
hombre para el hombre. Habló luego Tomás de Y el lugar era agua. Antología poética. de Lorine Niedecker. Poeta norteamericana poco
conocida, poco publicitada, una Emily
Dickinson del siglo XX, se llegó a decir. Poseedora de una enorme fuerza
interior, fue mujer que supo contar su íntimo cocer del mundo desde su único
lugar habitado en plenitud: un cabaña en los marjales de Wisconsin. Un acto
pleno de poesía, de los que justifican desafiar la lluvia, su pertinaz cariño
de marzo.
El viernes 16, semejante a fiesta mayor. Vino a Madrid, con
escala el jueves en Talavera, el murciano Eloy
Sánchez Rosillo, candidato a ocupar puesto de nombre referencia en el panorama
español actual, cuya poética –claridad y celebración– identifica cualquier
avisado. Sucedió en la Alberti, y se
llenó de escuchantes la escalera tribuna del fondo. No
hubo novedad en la presentación titubeante que de él hizo Juan Marqués. Ni se esperaba. Apenas apuntó al título La
vida como bisagra de su hacer. Sánchez Rosillo tiene ya apariencia
patriarcal. Y tiene poemas que se han instalado desde tiempo en el glosar del
instante, en una sensación emocionada de canto al mundo y a cuanto el mundo
ofrece a los que miran con buena voluntad. Poeta sin necesidad de metáforas ni metáfora. Poeta de lo conforme dicen algunos. Poeta de
lenguaje sin recovecos dicen casi todos. Y de venta segura, asegura Tusquets.
Me impresionaron sus manos longilíneas sorteando el azar de las páginas, prestas
en buscar el poema. Leyó generoso. Y leyó tembloroso el poema final dedicado al
encuentro con la madre. Público de poetas y atentos. Pepe Cereijo, Javier
Lostalé, José Luis Morante, Constantino Molina nos cercaron. Hubo disfrute del poeta y hubo comunión
entregada. Digamos que Eloy habló, en los intersticios, de su infancia, de sus
noches al raso ante cielos cuajados, de que escribe más cortos los poemas de ahora, de su afanes. Tuvo tiempo de proclamarse feliz
con la existencia de Las cosas como fueron. Poesía reunida
(1974-2017). Remarcó que esta obra justifica la intención de su vida,
que le hacía dichoso. El volumen agrupa el contenido de sus diez libros. Desde Maneras
de estar solo a Quién lo diría, y añade tres poemas inéditos. Señalemos la espléndida
edición de Tusquets, a 24 euros. Buen precio para los tiempos que corren y su
calidad física y estética.
su corazón arrojado al mar
para que las olas no cesen
sus ojos enterrados bajo los pinos
su cráneo junto a la nuez de la fuente
para que el agua brote sagrada
su vientre para los cóndores de la noche
sus senos un figura
de estrellas
José Manuel Arango
2 comentarios:
Esa revista de prensa literaria deja la estela de los tiempos que corren, querido poeta, tiempos plurales, maleables, extraños, y tiempos también para ir buscando sitio en los afectos literarios. Yo disfruté algo en la lectura de los poetas de Casa de América, que no rompieron el tópico de poesía verbosa, redundante, torrencial, colectiva... Y disfruté mucho con Eloy y su poesía, aunque se me hizo larga la entradilla del presentador y del todo prescindible, acaso por estar tantos años estudiando al poeta murciano. Y fue hermoso ver un viernes de fiesta mayor en la Alberti, llena hasta los umbrales, y con muchos libros vendidos de una edición imprescindible. Un gusto verte por allí, querido Paco.
Sí, José Luis, la suerte de coincidir en dos actos próximos. Muy fresco el de la Casa de América, pero conviene no confundir neobarroco con verborrea, le vendrá bien a la poesía. Es claro que Liliputienses apuesta por lo joven, lo nuevo y es difícil el filtro Nada que ver con el acto de Eolas, donde se ha dejado actuar al tiempo y presenta dos diamantes.
De Rosillo, qué decirte a ti. Salvo que te eché en falta en las palabras previas.
Con actos así es más fácil escribir.
Gracias, amigo.
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