viernes, 1 de junio de 2012

Rescatado


Rescátate, anímate -dice mi jefe- vuelve a salir, la poesía nunca ha sido de cobardes. Deja la prima 540, de ver los telediarios, no hables con según de lo innombrable, Bankia no existe. Hace cuanto puede. Y yo voy volviendo a la vida. Poco a poco. Le confieso que he ido a sitios pero que no tengo valor para contarlo. No estoy para saraos. Él me dice que sabemos que vivimos porque ocurren cosas. Y porque alguien escribe. Y porque a las gentes les gusta leer y que alguien, al otro lado, escuche. Razones peregrinas. Salgo por no oírle, para oír. Rescatado de nuevo para tertulias. Pero escéptico. 

Paca Aguirre en Montesinos
Fotografía: Maxi Rey
Salgo para gozar, martes 29, a Paca Aguirre en los Montesinos. Parece no haberle afectado demasiado el premio nacional ni el homenaje que le hicieran, en Comisiones y con otros, Temporelli Tarduchi. Lee como habla, escribe como quien anda, dice lo que ve y entiende. Continúa en ella la cotidianeidad esponjosa y tierna de pan recién horneado. Y el rastro, perdido y no perdido, del dolor. La vida cual milagro. La voluntad del agradecimiento. Compruebo que descanso en su persona y que me enredo en bastantes de sus poemas. Leyó los clásicos, en donde todos la/nos reconocemos, y una buena sesión de inéditos. Primero conversaciones con el animal que siempre va con ella, dijo, y luego apuntes reflexivos sobre la edad y los caminos que nos recorre, digo yo. Para mí, hay más oxígeno en los primeros. Imagino que también para los 32 asistentes que me rodeaban. Se despidió la tertulia hasta el curso próximo (lo espero, vive Dios, menos endogámico). Palabras breves, trémulas, de Marisa y otras inquietadas de su hijo Rafael.

Alberto Infante, antólogo de 12+1
Vuelvo al riesgo. Miércoles 30. Al sótano de Fuentetaja. A la voluntad de Alberto Infante. Alberto está en vena. Organizó hace unos días unas mesas redondas sobre poesía madrileña contemporánea, donde leyeron 12 poetas. Hizo bien. Fuentetaja sigue cerrada y se abrió para ello. Para el nuevo libro de Endymion lo hizo el miércoles. Gentes de pie para la presentación de una antología llamada 12+1 de poetas madrileños. Apresurada en los plazos, dijeron. Poetas de la órbita de Vitruvio y Amargord y algún otro/a, digo. Habló Manuel Juliá, manchego, futbolero y buen poeta, que paseó sobre los antologados con buen ojo lector. Habló LA de Cuenca, admirable en aceptar compromisos sugeridos y admirable su pasar por ellos sin ser notado: dijo que conocía a algunos de los escogidos. Habló después, como ¿buen? anfitrión, Alberto Infante largo y tendido sobre la imposibilidad de que los ratones cuenten sus sueños, (según experiencias, los tienen) posibilidad que aceptó en los poetas. Agradeció la presencia, el libro, y la existencia, ahora ajada, de Fuentetaja. Leyeron los poetas Begoña Montes, Julieta Valero, Luis Luna, Francisco Cenamor, Jaime Alejandre, Marta Agudo, Rebeca Álvarez, Antonio Daganzo y Raúl Nieto de la Torre. No se libraron por no asistir Julio Mas, Alfonso Berrocal, Pablo Méndez y Alex Portero: alguien leyó por ellos.
El jefe me dijo que comprara. Lo hice. Caro, 20 euros. Mejorable edición. Buenas entradillas de Alberto. Prólogo trufado de paréntesis y abarquillado por las menciones de la página 41.  Pepe Elgarresta, aplaudidor, me acompañó. Capi me habló con osadía de traducciones ante Rafael González SerranoAurora Auñón se hizo una fotografía conmigo. Todos le deseamos a 12+1 éxito de crítica y de distribución. Fue buena señal que a la salida de acto se presentara una pareja de policías nacionales a ver qué pasaba en Fuentetaja.

Ben Clark y Andrés Catalán, lo ganadores
Otrosí: Ben Clak y Andrés Catalán escribieron en Salamanca un libro-juego,  Mantener la cadena del frío, sobre cocina, en plan poético, y decidieron enviarlo al Poesía Joven de RNE. Y ganaron. Contentos con el hecho, presentaron el libro el jueves 31 en la terraza del La Casa Encendida. Guirao, su director, dijo que seguiría abierta, que habían sido, como yo, rescatados. Veremos. Edita el libro, como otros años, Pretextos. Mucho público poeta, mucho poeta público. Incluso vino Alejandro Céspedes, muy contento de su retiro. Y el repartido Oscar M. Centeno. Me soportaron José Luis Nieto y Pepe Cereijo. Javier Lostalé ejercía como lo que ya es, la referencia afectiva de la poesía madrileña. Esta convocatoria suele tener aire de encuentro fin de curso. A lo lejos Juana Vázquez. Llegué con Rafa Morales y Carmen Valcárcel. Subí con Eduardo Merino, que ha hecho, como yo, sacrificio de rescate los tres días. Bajé con Maxi Rey, que lo mismo. Eduardo y Maxi son ángeles cerveceros de mi rescate.  Parece que noto cierta mejoría.

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