jueves, 7 de septiembre de 2017

Un poema de José Luis Torrego: ELIot, ELIot, LAMA SABACTANI?

   
   En la Casa del Libro, la que comienza, según asegura, a sentir como casa propia por la delicadeza con que tratan sus libros (mesas de visibilidad, escaparates…), presenta José Luis Torrego su Suzanne. Editado por Amargord es su tercera entrega poética. Antes existieron  Levantas los párpados y amanece (Vitruvio, 2012) y Piel disidente (Lastura, 2015, dos ediciones) a más de un excelente libro infantil, gran éxito de ventas, titulado El cerdito guarrete y algún amiguete (Lastura 2017).  José Luis es segoviano, filólogo, profesor, fotógrafo y poeta.

José Luis Torrego ante el espcparate de la Casa del Libro
de Gran Vía y la portada de Suzanne.
(De su perfil de FB)
        Si José Luis Morales, uno de sus poetas de referencia, dijo de él, en ocasión de Piel Disidente, que es poeta “ajeno al dramatismo extremo y seco de otros escritores heridos por una mirada vertical (por decirlo con  Roberto Juarroz), pero igualmente pensativo y próximo al pathos del desaliento” Y dueño de una “poética obsesionada y ciclotímica, tierna y lúcida, profundamente seria,  nunca ácida, a pesar del dolor que la ensoñación y la herida —conjugadas— rezuman”, Es difícil desprenderse de estas definitorias palabras cuando uno se enfrenta a la lectura de los poemas de Suznnne. Desolación y ternura como maneras de entender el mundo, de penetrarlo y de ofrecerse a su penetración. Pero en su Suzanne, referente personalizado de cuanto de aspiración noble y placentera tiene lo humano, y que sirve de interlocutor/a, hay algo más, algo que queremos dejar patente. Hay un salto cualitativo en su manera de construir poesía. Aquí desparecen las rígidas fronteras de timidez y tanteo que traspasaban los primeros poemarios. La desenvoltura en las formas, incluidas las topográficas, las constantes referencias lectoras y de génesis, su provocadora universalidad de intenciones, su fructífero culturalismo, la amplitud indagativa de un vocabulario comprometido con el tuétano del poema, la exigente falta de concesiones a lo establecido, quiero decir su decisión de rotura, de ir más allá de lo formal y ya labrado, la reconocible personalidad de un discurso teñido por la filosofía de la incerteza, y la hábil aplicación con que consigue que el fragmento y lo discusivo se alternen dialogando, lo sitúan entre las voces llaves de una generación.
A pesar de su tardía aparición en el paisaje poético hispano, José Luis Torrego, buen gestor iconográfico, golpea con precisión de voz y audacia la concurridísima mesa. Ojalá y la sosegada contundencia de su grito se escuche como debe. Por él no ha de quedar. Miércoles y 13, su presentación madrileña.     

      De Suzanne, un libro que en nuestra opinión debería haber aparecido en la Colección .C de Amargord, junto a Voces en off de su cercano Alejandro Céspedes, este poema.


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ELIot, ELIot, LAMA SABACTANI?

I

En nuestra mano ya no hay cartas
de navegación que preserven nuestra nave del escollo
sólo cartas al azar y boca arriba
de una torre de un ahorcado de un marino
fenicio que naufraga en un tarot
del Sternbergersee nobiliario y encrespado

a quién si acaso a alguien le importa?
                                            Madame Sosostris baraja indolente
sus naipes sin lustre pegajosos
por el uso y el poso sudoroso de los lustros
y los vahos que sedimentan el alcohol de los vencidos
en una pensión de Ginebra
en un lago de Ginebra
en un vaso de ginebra en un beso
marchitado de la reina Ginebra a Lanzarote
que se fue
de punta en rojo
rumbo a su lac, su lai, su loin


II

                                    Y el ahorcado del tarot reza

en la vasta extensión mínima entre muerte y nacimiento
ese instante respirado entre dos inexistencias
apenas si hay un sueño azul bajo tanto escollo a oscuras

una noche de jacintos oh doncella en el jardín de los amantes
y toda una vida luego en que te llamen la Chica de los Jacintos

la soledad se interna en un laberinto de arrugas como una detonación
                                    la soledad se interna
                                    en un laberinto de arrugas

                                    como una detonación

oh mi niña qué te he hecho? se lamenta Horacio
pobre niña dicen los poetas renacentistas del Carpe Diem
y los barrocos y los malditos y los visionarios ingleses de los muelles opiáceos

las palabras gastadas apuñalan unicornios si son nuevos los oídos
y ensangrientan azucenas que iniciaban su caricia


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