sábado, 29 de junio de 2013

Intención de estío






Por lo visto, por lo oído. 

Es preciso respetar, y tal vez alentar, la existencias de lugares techados en donde se perfeccionen técnicas y destrezas en la versificación. Los oficios requieren de aprendizaje, desarrollo de habilidades. Como así mismo es aceptable, para nuestro común, el viento por el ágora que suponen las gnomos editoriales, los subalternos blog, las cofradías y los cenáculos, las opiniones ágrafas, aquello que esparce feisbuk. Todo deviene en fraternidad plural. Es más deseable, sano incluso, el riesgo de que vuelva la crítica y que cese la loa tributaria. Sin embargo, no es tan evidente la necesidad de animar a la construcción de poemas. Su abundancia no es en sí misma un bien. Tan útil para nuestra república es la diligencia en algunos poetas como la pereza en otros. También por omisión – sugiere Caballero Bonald- se escriben libros. Y salen buenos. Piénsenlo y dense al ocio. No carguen, carguemos, la sentina. Buen verano.



12 comentarios:

Manuel dijo...

Desde esta noche, con dos libros a mi lado: "Las sílabas de Noche" y "Meningelia" (Enrique Valle) te leo y prometo releerte mucho más.

Espero que nos veamos pronto: necesito cantar y abrazar.

Unknown dijo...

ojalá volviera esa crítica...

Buen verano (de momento fresquito)


un abrazo gigante

(y no se dé mucho al ocio... o si)

La Solateras dijo...

Buen consejo, Paco.

Feliz verano.

Sara dijo...

Eso. Más crítica y menos loa. es lo que hace falta.

Anónimo dijo...

Puede que usted no haya pensado bien en este asunto. Mientras alguien esté escribiendo un poema, no estará cometiendo ninguna fechoría, ni estará coaccionado ni cohibido por sugerencias de Caballero Bonald ni de ningún otro. Y podrá ser, entonces, retorcida acaso la intención de su poema, pero no su acción física; tendrá la cabeza ocupada en escribir unos versos, en un acto que implica sensibilidad. Por tanto, la abundancia de poemas es, más allá del valor que tengan como tales, todo un bien en sí misma. Se sobrentiende, por otro lado, que cualquiera puede escribir poemas pero que no todos tienen los -piiiii- indispensables para ser un auténtico poeta.

fcaro dijo...

Que los disfrutes Manuel. Tiempo habrá para el canto.

fcaro dijo...

Luisa, yo sé que tú no vas a descansar, seguro ya tienes algo en la cabeza y en la acción.

fcaro dijo...

Gracias Ana, igualmente. Que sea largo y corto al mismo tiempo. Ya pienso en la vuelta.

fcaro dijo...

Es muy difícil Sara. La familia poética también es una familia.

fcaro dijo...

La labor terapéutica de la poesía: su práctica nos impide cometer acciones socialmente más dañinas. El mismo efecto que la horas que dedicamos a dormir. No había pensado en ello. Podemos recomendar ambas acciones al ministro Wert. Sería fantástico que dedicara su tiempo a levantar poemas y al sueño reparador. Me parece buena idea, amable anónimo.

Yo lo decía por aliviar algo las posteriores e interminables lecturas que vendrán con el otoño. Muchos tenemos la intención de disparar, verbalmente, lo escrito.
Claro que mientras leemos los demás se libran de un daño mayor.

Está bien tramado. Gracias.

Anónimo dijo...

Soy el anónimo: no hay de qué. Vuelvo tarde por aquí después de unos días totalmente aislado de vacaciones.
Por otro lado, ahondando en la idea de la abundancia, hay quien piensa que un poeta es más riguroso cuanto menos escribe. Pero yo he visto lo que hay, y he concluido que eso es un engaño. El poeta no tiene que escribir poco y bueno, sino mucho y, por descontado, desigual de calidad, porque igual de bueno no puede ser ni escribiendo poco. Si escribe un par de poemas al año, o se tira más de un año sin escribir, ¿cómo se puede ser un poeta riguroso? ¿Qué clase de rigor es ese? Es como si Messi mete dos goles al año.
Esto va relacionado con lo de la abundancia. De los poetas ha de ser de recibo la abundancia. Y no tiene sentido el dar por malo lo que ofrece el prolífico, ni dar por bueno o más elaborado lo que ofrece el de ritmo más pausado. ¿No crees? Así lo veo yo.
Lo otro, lo de que a cualquiera le diera por escribir poemas, o por leer y completar el poema a su manera, estaría muy bien. Pero hay que vivir de realidades. Salud.

fcaro dijo...

Cierto, cierto, amable y escribidor anónimo. Tal vez confundo lo de escribir con publicar. Escribir nunca debe estar restringido, pero tal vez la tentación de publicar debiera estar un poco más vigilada por el yo que nos tienta. De cualquier manera si nos remontamos al origen, vea usted que en el post se anima a ciertos poetas a ser un poco más generosos en sus entregas.
Y no es por buscar el término medio en donde la virtud y la mediocridad moran, sino porque se les espera.

En fin, que cada cual haga con la suya, con su pluma, cuanto desee y pueda. Y más en verano.