¿Exceso de haikus? Lee los de José Luis Morante. ¿Cansado de 120 años de haikus en la poesía occidental? Sepan que están en ebullición, que el relámpago lírico que suponen es cada vez más atractivo. Este mismo blog ha invitado, durante el presente curso, a distintos poetas de la geografía española para testimoniarlo. Sepan que la revista Ínsula le dedica un monográfico, muy recomendable, en su número de junio.
José Luis Morante, poeta, crítico, aforista, haijin y hombre que explora, termina de publicar A punto de ver en la atrevida y prestigiosa Polibea que dirige y sostiene Juanjo Martín Ramos. Editorial que cada vez dedica más atención al haiku. La entrega viene precedida por un prólogo de Susana Benet en el que alaba la decisión de Morante de no convertir el haiku actual en pieza de museo y apostar por abrirlo –sin timidez ni complejos– a la metáfora, al verbo, a lo subjuntivo, a lo desestacional. Y todo sin perder el aroma de la fontana clásica. Ese secreto que ata al lector hasta convertirlo en cómplice. Sepan que en los haikus de Morante estalla la inmediatez y gritan los otoños, que es la sorpresa quien llama al timbre y la ironía se esparce suave, como un susurro, que el poeta atiende a las urgencias de la contemplación y añade sobre ellas el sabor a pimienta de lo reflexivo, de la emoción. Sepan que al igual que en toda su poesía, aparece un yo, a veces difuso, a veces definido, y siempre personalísimo, capaz de conectarse con realidades contrapuestas. Donde escucha, donde responde. Un yo que pasea, siempre sobrio, siempre sin estandarte, por entre las 17 silabas. Es mi secreto/ un secreto sin voz:/ ningún secreto. Sabíamos de este hacer. José Luis Morante ya había dejado en este blog muestra de sus intenciones, también en el suyo, en el acreditado Puentes de papel. Digo ahora que en los poblados bosques del haiku, el libro de Morante tiene el frescor y el trino de un aliso poblado por las alondras. Ágil, variado, verde, gozoso, protector.
José Luis es un poeta al que su manera de ser enriquece. Y nos enriquece. Él, que es un granado aforista, añade al final de A punto de ver una serie de 31 instantáneas, llámenlas aforismos, sobre la realidad del haiku y su relación con las otras maneras que la poesía tiene de convocarnos. Un además que convierte la primavera del papel en fruto. Ofrecemos cinco de ellos.
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El haiku teje en silencio, sin dogmas, cuando la poética se aleja de la emoción se refugia en el laboratorio.
Cada silencio es un potente generador de sentido.
A veces la fuerza creadora no recuerda. Confunde identidades: poeta y artesano.
El haiku es la distancia exacta entre la sensación y la idea; nunca un atajo.
Altura de miras para bajar los ojos. Ese instante a punto de ver.
2 comentarios:
Querido poeta, solo unas palabras para comentar tu mirada al libro "A punto de ver", para sentir que mis haikus viajan contigo para ser destello, instante, claridad... Un fuerte abrazo y muy agradecido por tu continuo apoyo, por esos pasos de amistad que tanto nos acercan a diario.
Tus haikus hablan de ti, por ti. Basta acercarse. Disfrútalos como os disfrutamos. Y mi abrazo.
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