sábado, 1 de junio de 2019

Jesús Hilario en El Alambique


Jesús Hilario en El Alambique, uno, junio y 2019
Foto MCBarri


      Estuvo todo el tiempo Tundidor en Jesús Hilario, en ese tipo de voz tomada, ojos de cielo y gesto afilado, en ese poeta de arenas y aceros, en ese zamorano de metafísicas sonoridades. Vino sin sombrero el poeta. Escuchó con agrado no fingido las anécdotas y lecturas que le ofrecieron. Tamizó, matizó, con gestos y pequeñas frases. Se sabe en el corazón de quienes le acompañaron, sábado, uno y junio, en el mítico Alambique de la calle Fúcar. Más de 30 poetas y/o amantes de la poesía ocuparon el espacio y el tiempo, su mediodía. Fue una sazón íntima, un limpio estar con, lo necesario. Sepan que construyeron la rosa del instante la triple amabilidad convocatoria de Agustín Porras, Rafael Soler y Manuel Quiroga. La lectura por el poeta de su afamado Mara Belén hizo denso el silencio, el cariño, los aromas del tiempo compartido. A estas situaciones les llaman homenajes. ¿Por qué no?

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VIAJE A PORTUGAL II

En el Mirador de la Universidad


Con los ojos albos de la luz en Coimbra
escribo este poema.
                                        Un dilatado espacio
ocupa el corazón, sueño y conocimiento
planean en el aire purísimo, golondrinas,
vencejos, todo es una subida del saber en el alma,
una caída misteriosa hacia
lo azul que eterno impera.
                                                   No hay tiempo
pues no hay muerte, sino una dulce y suave
melancolía de existir. Y es mediodía.

Con los ojos albos de la luz en Coimbra
recibo este poema. Un dilatado sueño
ocupa el corazón, una llanura
de sabiduría donde
como el río Mondego
en lo hondo, Dios al fin, serenamente
presenta su transcurso.

Coimbra, junio, 1988

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