Álvaro Valverde, buen poeta, buen extremeño, al que hace tiempo seguimos en su poesía y en su blog de crítica y actualidad literaria, hizo públicas estas notas, nada apresuradas a pesar de que puedan parecer fruto de un arrebato ocasional, sobre la costumbre de las reseñas de libros. Incluso de los de poesía. Aunque no somos en Mientras la luz amantes de tal práctica, sólo en una o dos ocasiones al año, creemos necesaria esta reflexión. No tanto por novedosa como por recordatoria. Y queremos por ello compartirla.
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Cosas que no me gustan de una reseña
1. Que el crítico dedique la mitad o más de la recesión a
la vida, obra y milagros del autor.
2. Que se refiera a él por su nombre de pila. O, para colmo
y sin disimulo, por su apodo familiar o amistoso. Que lo tutee.
3. Que parezca un comentario de texto.
4. Que el tono sea profesoral y el abajo firmante, además,
se empine y se ponga estupendo.
5. Que no se comprenda lo que quiere decir.
6. Que no esté escrita con el mismo rigor literario exigible
a la obra que comenta.
7. Que use la tópica jerga (por no decir jerigonza) de la
reseñística rancia.
8. Que se note que el crítico sólo conoce el libro por la
solapa. O por la contracubierta. O por la nota editorial. Que, en suma, hable
de un libro que, en realidad, no ha leído.
9. Que de su lectura se deduzca que el crítico ha confundido
el ejercicio de la crítica con una carrera de velocidad o con un campeonato de
pelota vasca.
10. Que no se ajuste,
en fin, a lo que dijo aquí atrás Francisco Brines: "El crítico no es más
que un lector que elige”.
3 comentarios:
O que, pretendiendo ser el protagonista indiscutible del acto, utilice más de las tres cuartas partes del tiempo en su dichosa presentación, ante el inicial estupor y posterior angustia del infeliz presentado que, prácticamente, se queda sin poder dicir nada de su libro... ¿Cuándo se les meterá en la cabeza a estos eruditos-esponja de las presentaciones que su papel es, fundamentalmente, presentar al autor y que éste hable de su obra? Elijamos, pues con mucho, muchísimo tino, a los presentadores...
El lector habrá entendido que mi comentario anterior se refiere (porque este certero decálogo de Álvaro Valverde es aplicable también, con el debido ajuste) a ciertas presentaciones-reseñas...
Miguel Ángel, cuánto te agradezco que hagas extensivo a los presentadores el recuerdo de esos pequeños vicios que suelen acompañarles. y me incluyo. Sobre todo lo de la longitud de las presentaciones. y las ganas de exhibirse. Un buen abrazo, que ya los vas resistiendo.
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