Estamos atentos. Y como no podremos dar noticia presencial del acto anunciado en la Alberti para el próximo 16 de marzo, adelantamos para los lectores de Mientras la luz este poema con nombre africano y propio.
[LA CUCHILLA]
Parece un animal inofensivo
pero en la noche sueña con cristales,
con vallas levantadas para el miedo.
La que rasura al hombre lentamente
y recorre su rostro, cicatriz
de la mañana abierta en diminutas
flores de sangre roja y perfumada.
La que duerme en silencio en su cajón
como un verbo desnudo e inocente
pero luego destroza la sintaxis,
las manos cuando intentan alcanzar
la valla que prospera en la estrechez.
Siete metros de lava y de ceniza
izaron en Pompeya la desgracia.
Son seis los que atormentan esas manos
cuando en Melilla sangran las vocales,
falanges que fracturan el presente
y lloran rojas letras de papel.
Su tinta azuza el agua y la envenena.
5 comentarios:
He ido siguiendo el itinerario creador de María Ángeles y es una voz a tener en cuenta; así que me alegra que esté presente en tu blog con ese excelente poema. Un abrazo, querido amigo.
Muy a tener en cuenta, José Luis. Tiene voz y mundo propio. Y tiene categoría personal. Me alegro que estemos de acuerdo.
Mi abrazo.
Desde luego, Paco,como te comenté en un correo, un gran libro. No sé si de la altura de Atavío, pero si no muy cerca. Es una fuerza arrolladora en una persona tan, aparentemente, sensible. O quizás popr ello. No repito aquí el comentario malévolo de mi correo.
Un abrazo (Yo sí la veré en la Alberti)
M Ángeles maneja ternura y violencia a iguales partes, es su motor, Eduardo. Y un extremo cuidado en la construcción del poema. Del prólogo no te preocupes.
GrANd3
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