sábado, 7 de septiembre de 2019

Consejo de redacción de septiembre: De añil manchego


   
Acrílico de Eusebio Loro



        Volvió el Jefe teñido de añil manchego. Dice que en estos últimos días estuvo en el Patio de Comedias de Torralba, en el Palacio de Santa Cruz de Mudela y en la Bodega valdepeñera de los A-7. Y en todos los lugares ejercitando los útiles oficios de escuchar poesía y degustar gin-tonic. Saludos y bien hallados –dijo con voz serena–, vayamos al asunto. A veces nos ocurre a los españoles que buscamos vestir el poema de hálito poético, de trascendencia lingüística y de exceso de estilo. Que se vea a lo lejos, como en rotonda, que es poema. En fin, que solemos ponernos estupendos y con traje de domingo frente al folio o la pantalla. Parece, me dijo Doce, que los anglosajones lo ven de otra manera. La becaria pensó callando: Ashbery también? La defensa del “escribir como se habla” es asunto que se vocea con énfasis y aprecio en las con(versaciones), pero después, sobre el tablero escribidor, el torero se estira y se perfila hasta gustarse. Pretende que se noten sus trazos cultos, sus metáforas ocurrentes, la novedad constructiva. Y suele ocurrir, no siempre por fortuna, que todos esos esfuerzos no son sino postizos miriñaques con que cubrir un poema huero, impostaciones que a menudo solamente consuelan a su autor. Tire la primera piedra aquel que…. (No ha tomado tanto el sol como parece, se guardó para sí el redactor colmillo) No hablo –prosiguió– de aceptar lo socorrido como lugar donde vivir, sino de que el poema nos permita vivir dentro de él sin hacernos sentir extraños, que sea algo así como una casa amable: sin lujos inútiles ni pretensiones de nuevo rico. También ayuda que no intente solucionar los enigmas universales que los griegos dejaron para ahora, sino que tenga por ambición sencilla ser un discurso, un canto que desvele o remarque algún instante vivido o sospechado. En próximos consejos hablaremos de si un poema debe vencer al lector o llevarle de la mano. Y de cómo debe residir en barrios alejados de las costumbres y las certidumbres.
Nadie argumentó en favor ni en contra. Suele ser la norma en el primer Consejo de la temporada. Y está bien.


4 comentarios:

Miguel Ángel Yusta. dijo...

Poema,sí,vestido de...¿inteligibilidad?
Abrazos de retorno vacacional...

JOSÉ LUIS MORANTE dijo...

Volver a la rutina es encontrarme también con tu caligrafía poética, con esas dudas que exigen redacción y consejo, así que un fuerte abrazo, todavía con la maleta entre las manos y con el mar frente a mis ojos. Gracias por estar, Paco, que el otoño es largo y necesita abrazo.

fcaro dijo...

Vestidos de cordialidad y arañando, Miguel Ángel

fcaro dijo...

Bienvenido José Luis, te he visto contemplando el mar, atesorando luz para repartirla después. Te esperábamos.