jueves, 27 de abril de 2017

Poemas nuevos de Jesús Aparicio

      Lo he dicho alguna vez, no sé si en público, en privado o si de forma tan rotunda: Jesús Aparicio es el único poeta español capaz de ser un haiku. Porque vive y escribe a flor abierta las sensaciones que el instante y el entorno le provocan. No es su afán tanto el de construir poemas como la necesidad de contarse y contar a cuanto le rodea las emociones que las cosas le sugieren. Poco, mínimo, pequeño. Es un poeta sin ojos para lo mayúsculo. Una silla, un hoyo en el patio, el color de las hojas, una gota de lluvia, las abejas (que son, dice, el reloj del mundo). Sabe que la vida se resuelve muy cerca de él. Cuando no pasa nada –escribe– es que algo sucede sin nosotros. Es un poeta en alma. Arqueología de un milagro, que ha publicado el sello Ruleta Rusa, es un libro levantado a pasitos. Para no molestar. Dispuesto como un arroyo que fluye continuo y delgado, sin capítulos, sin apartados. Todo es uno, todo es común en esta poesía de verde y viento. Aquí no hay elegía, sino música del presente y esperanza. Hay mucho de oriental, de rumor zen que niega la impostura. La piedra es tan fugaz como la nube. Y el poeta que es Jesús Aparicio escribe con las manos del alfarero que espera el alba. Se renace del barro, se vuelve de la muerte, porque el mundo no es sino una constante recreación. Un ser es otro. Poesía de ojos limpios, apenas sin metáforas, que procura el concilio con su propia forma. Tanto así, que el poeta busca descansar de cuando en vez, sin abuso, en la arquitectura convenida del haiku. Se va la araña/ sobre la tela muerta/ brota otra flor. Todos los poemas respiran momento y Naturaleza, y en pocos asoma la superioridad moral que los humanos acostumbramos a exhibir, más bien al contrario. Hay en el poeta Jesús Aparicio un hombre que teme el grito, pero que anhela ser con, la tentación de fusionarse y la voluntad de andar al unísono con cuanto vive sin ruido. Los gorriones, como lugar de lo débil, de lo humilde, de lo diminuto, son el símbolo del gozo que su poesía aventa. Tanto en aquel donde se engendra como en aquellos que la reciben, que la esperan, con el pecho en saja.

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Predicciones

Anteayer, hoy nevaba.
Ayer decía lluvia.
Ahora el sol nos deja fríamente
su última palabra
y tú no sabes nada del mañana.
….
Justicia

De la rama del árbol que sustenta
a gorriones y avispas
arranco un manzana y la reparto
con las hormigas de jardín.
….
Memoria de un inquilino

En mi casa hay un  nido
de golondrina
que sobrevive
a todos los inviernos;
cuando ella vuelve
y me mira a los ojos
se extraña y duda y no
me reconoce.

1 comentario:

Javier Díaz Gil dijo...

Qué gran poeta es Jesús Aparicio, le admiro mucho. Un poeta profundo y trascendente, que en silencio construye un paisaje poético, libro a libro, imprescindible y propio.
Poeta necesario.
Gracias por compartir esta crónica, querido Paco.
Javier